La economía vuelve a funcionar, los zimbabuenses celebran la Navidad

23/12/2009 | Crónicas y reportajes

Cleopatra Matimbe, de 24 años, empuja despacio su carro por un concurrido supermercado en el centro de Harare, cogiendo provisiones para Navidad.

Ahora le cuesta recordar que el año pasado, ella y la mayoría de los zimbabuenses no tuvieron fiesta que celebrar.

“Las Navidades del año pasado fueron diferentes a las otras Navidades que solíamos tener desde hacía mucho tiempo. Tuvimos que ir a Suráfrica a por provisiones, y teníamos dinero para hacer las compras”, cuenta.

“Los dos últimos años ha sido diferente, las cosas han sido duras para nosotros.”

Zimbabue estaba en lo más alto de su crisis económica durante las últimas fiestas. Las tiendas estaban desérticas. Poca gente tenía dinero, y los que lo tenían, tenían que hacer interminables colas en los bancos para retiradas de dinero limitadas de dólares zimbabuenses, que había quedado sin valor alguno debido a la inflación, que se calculaba en varios de miles de millones.

Entonces, en enero, el gobierno abandonó la moneda nacional y permitió comerciar con monedas extranjeras, restableciendo de repente la economía, después de una década de caída libre, causada por la incertidumbre política y económica.

Un nuevo impulso llegó en febrero, cuando el rival, Morgan Tsvangirai, que dirige el Movimiento para el Cambio Democrático, MDC, de la oposición, y el presidente desde hace mucho tiempo, Robert Mugabe, formaron un gobierno de unidad, después de unas disputadas elecciones, el año anterior.

La terrible híper-inflación, que empobreció al país, ha sido domesticada y ahora está por debajo del 2 %, gracias a la utilización de monedas más fuertes como el dólar estadounidense y el rand surafricano.

“Hay una diferencia este año. Muchos de nosotros ahora estamos pudiendo permitirnos comprar provisiones, podemos permitirnos comprar cosas básicas como aceite de cocinar y arroz”, dice Matimbe, que dirige una granja familiar cerca de la capital, Harare.

El año pasado, la única señal pública de las fiestas eran las colas a las puertas de los bancos, el día de Nochebuena, ya que los trabajadores intentaban desesperadamente sacar sus salarios del banco.

Cualquiera que quisiera comprar arroz, azúcar o jabón tenía que ir a la vecina Suráfrica o a Botsuana.

Este año las tiendas de Harare están llenas, decoradas con adornos festivos y enormes retratos de Santa Claus colgando de las paredes.

Los escaparates de la First Street, centro comercial peatonal, están decorados con cintas brillantes, y los clientes se están desquitando comprando tarjetas de Navidad, regalos y nuevos conjuntos.

Oswell Kawanzaruwa, de 33 años, un mecánico de motor autónomo, dice que este año puede que incluso se tome días libres, un lujo impensable hasta hace muy poco.

“Estas Navidades estoy planeando salir por ahí con mis hijos a los complejos de ocio de Chinhoyi o Mutare. La última vez no hice eso pero esta vez estoy seguro de que puedo permitirme hacerlo”, dice Kawanzaruwa.

“Durante los dos últimos años, la economía estaba en muy mal estado, la moneda zimbabuense fluctuaba, el precio de las cosas subía cada hora.”

Un gerente de tienda, Bevlyn Makamba, dice que muchas tiendas ahora pueden incluso adquirir sus productos localmente ya que los negocios han retomado la producción.

“Estamos adquiriendo localmente la mayoría de nuestros productos. Es diferente al año pasado, cuando comprábamos todo nuestro stock en Suráfrica. La mayoría de nuestros productos son locales en este momento. Estamos trayendo muy pocas importaciones”, asegura Makamba.

La Navidad es celebrada en Zimbabue por cerca de tres cuartos de la población, que son principalmente cristianos. El día está marcado por asistir por la mañana a los servicios de la iglesia, visitar a los amigos, celebrar un banquete y beber.

Makamba dice que por 20 dólares americanos una familia en Zimbabue puede tener unas buenas Navidades ya que pueden comprar arroz, pollo y bebidas para celebrar las fiestas.

“En Zimbabue todo se arregla con pollo y arroz, un poco de ensalada y cerveza, con 20 dólares habrá suficiente”, agrega.

Esto significa que por primera vez en años, una cena de Navidad será un capricho asequible, al menos para aquellos que tengan trabajo.

El desempleo sigue por las nubes, pero el gobierno, el mayor empleador del país, está pagando salarios de entre 160 y 200 dólares y ya ha anunciado que dará bonos libres de impuestos para Navidad.

A pesar del humor festivo, abundan las señales de crisis. Mientras que los trabajadores de la First Street, una calle peatonal en el centro de Harare, cuelgan luces centelleantes en los postes de la calle, un apagón eléctrico afecta a la mitad de la ciudad, sumida en la oscuridad la mayor parte del día.

(The Good News, 18-12-09)

Fundación Sur

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