La Economía del Bien Común: un modelo alternativo cada vez más sólido, para África y el mundo.

29/05/2017 | Editorial

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Día de África. (25 de mayo). Día de la Unión y Liberación de África. ¿qué significa?
El primer objetivo de toda Economía social y responsable es satisfacer las necesidades básicas de todas las personas, para que los ciudadanos, sobre todo en los países africanos y en otros pueblos empobrecidos, puedan vivir con dignidad y oportunidades, para promover un desarrollo sostenible para todos.

Al mismo tiempo la realidad es escalofriante: nada menos que 1.300 millones de personas viven hoy en la miseria, con menos de 1 dólar al día. Y de los más de 800 millones de personas que incluso sufren el hambre, la mayor parte están en África. Según la FAO, son 27 los países del África que necesitan ayuda de manera inmediata.

África es un continente inmensamente rico a nivel humano y de recursos, pero un continente cruelmente expoliado y saqueado por los grandes poderes financieros.
La urgencia de una nueva política económica que promueva el Bien Común, es grave y prioritaria. Muchos gobiernos, regionales y extranjeros, ni saben, ni quieren hacerlo mejor. La liberación solo nacerá de los pueblos oprimidos.

Cada día aumentan las voces autorizadas de reconocidos economistas, como: Joan Ramón Sanchís, catedrático de economía e investigador del Instituto Universitario de Economía Social y Cooperativas, en favor de una nueva economía que denomina: Economía del Bien Común”.

Jean Tirole, es otro economista mundial y Premio Nobel 2014, que publicó en ese mismo año 2014 su último libro: “La Economía del Bien Común”.

En mi artículo: “Solo un Desarrollo Sostenible e Integral podrá satisfacer las necesidades humanas en África y en el mundo”, presentaba la economía del Desarrollo Sostenible como la mejor y única alternativa realista al injusto sistema financiero neoliberal actual.

Me basaba en estos reconocidos economistas mundiales, como Geoffrey Sachs, Paul Krugman, Jean Tirole, Joan R. Sanchis, y otros.

Al hablar de una Economía del Bien Común, estamos considerando una alternativa semejante, pues sigue la misma filosofía, ética y objetivos que la economía del Desarrollo Sostenible.

Existen ya sólidas y probadas alternativas económicas para superar el sistema financiero neoliberal, y aunque se presentan con diferentes nombres, según sus iniciadores, acento particular y lugar de presentación, todas estas formas de una Economía alternativa contienen los mismos valores fundamentales y objetivos, pues todas sitúan al ser humano en el centro de la política y economía, buscan un desarrollo sostenible desde el punto de vista humano, económico, tecnológico y ecológico, potencian la colaboración de la sociedad en forma de cooperativas, promueven el dialogo y la integración de todos, y eligen profesionales íntegros para coordinar y gestionar los esfuerzos comunes por el bien de toda la sociedad.

Estos economistas afirman que la mayoría de los políticos y gobiernos actuales son incapaces de superar el sistema político-económico neoliberal, opresor y cruel, porque viven de ello, esclavizando a gran parte de la sociedad. Son incapaces porque su interés no es el bienestar de las personas sino su propio poder y negocio.

Sorprende por tanto ver que tantas personas sigan confiando en los actuales partidos políticos y en sus políticas económicas partidistas. Los partidos políticos actuales son parte del problema y viven del sistema financiero neoliberal. Son por tanto incapaces de sanar las raíces del mal.

Los partidos políticos actuales se multiplican porque quieren el poder y vivir del presupuesto. Hay países como Bélgica e Italia que han funcionado durante largos periodos, sin gobierno. No necesitamos estos partidos o gobiernos partidistas, ni tampoco estos bancos o sistema financiero capitalista.

Nos iría mucho mejor eligiendo profesionales responsables para gestionar los diferentes departamentos y servicios de salud, educación, economía del bien común, justicia, etc., en cada región, autonomía y hasta país, con algunos coordinadores a nivel nacional. Estos profesionales íntegros podrían substituir a los políticos y sus partidos, potenciando bancos cooperativos. Esta forma de gestión ha sido probada eficaz.

Según Joan Sanchís, el interés general y el bien común han de estar por encima de la maximización de la rentabilidad económica y financiera. Esta economía del Bien Común potencia una economía colaborativa, que sigue creciendo en la UE y en el mundo.

Según este economista, en Europa, los bancos cooperativos, como Fiare banca ética, alcanzan una cuota de mercado significativa, del orden del 20-30% de los depósitos, y son respaldados por sus respectivos Gobiernos. Su implantación es fuerte tanto en el centro de Europa (Alemania, Holanda, Francia) como en el Sur (Italia). En España, aunque su cuota de mercado es tan solo del 6%, desempeñan una labor fundamental en la financiación de la economía productiva local y, por tanto, en la generación de empleo, por lo que su conservación debería de ser un objetivo estratégico y una prioridad, al igual que lo es en los principales países de la Unión Europa.

Las 44 entidades asociadas a la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito mantienen, a través de sus más de 3.000 oficinas y de 12.000 empleados, 51.400 millones de créditos y 68.579 millones de depósitos. En su gran mayoría son bancos de pequeña dimensión arraigados al territorio, donde cumplen una función social clave al financiar la economía productiva local y mantener una importante obra social.

Al mismo tiempo, son empresas socialmente responsables, tanto desde el punto de vista interno como externo. Internamente, se rigen por los principios democráticos y la transparencia y tienen como normas la igualdad de género y la equidad retributiva con escalas salariales muy igualitarias.

Sin embargo, estas entidades de crédito son las grandes desconocidas del sistema financiero español, a pesar de que en la actualidad se han convertido, con la desaparición de las cajas de ahorros, en el único tipo de banca de proximidad que nos queda. La sociedad necesita una banca al servicio de las personas y no en contra de las personas. La especulación financiera ha demostrado tener unos enormes costes económicos para la sociedad, además de los graves daños morales y de salud que ha producido a una parte importante de ciudadanos.

Tanto las Administraciones Públicas como los ciudadanos hemos de apostar por una banca social destinada a atender las necesidades de las familias y de las pequeñas y medianas empresas dentro de unos límites de beneficios económicos sensatos.

El interés general y el bien común han de estar por encima de intereses particulares de banqueros y directivos bancarios cuyos objetivos empresariales son la maximización de la rentabilidad económica y financiera.

El nuevo libro sobre la Economía del Bien Común (EBC) del economista francés Jean Tirole, es sin ninguna duda un tratado económico que da respuesta a los grandes retos actuales de la economía basándose en los principios y valores del modelo de la EBC, que es esencialmente colaborativa.

La EBC es un modelo que engloba las diferentes visiones críticas y alternativas que sobre la economía ortodoxa, dominada por el neoliberalismo, han estado surgiendo durante estos últimos años, sobre todo a raíz de la crisis financiera y económica de 2008: la economía circular, la economía sostenible, la economía social, el cooperativismo, la economía solidaria, la economía azul, la economía ecológica, la economía participativa, la Teoría del decrecimiento, la Teoría de los Stakeholders, la Ética en los negocios, la Responsabilidad Social Empresaria, …

Además, incluyen también las visiones de los planteamos ya clásicos pero críticos con el sistema capitalista y tienen el gran mérito de ser capaces de integrar de manera holística (global e interconectada) todos estos enfoques, haciendo una interesantísima aportación práctica.

De hecho, la EBC se ha ido consolidando precisamente en torno a estas herramientas y a partir de toda una amplia red de relaciones basada en los denominados: campos de energía (redes regionales y locales de la EBC), círculos de actores (redes de competencia), empresas y organizaciones, municipios y regiones y círculos de coordinación y coordinados en torno a la Asociación Federal Española para el Fomento de la Economía del Bien Común.

Queremos destacar el caso de las empresas que están implantando ya el modelo de la EBC. Son ya cerca de mil empresas en todo el mundo, desde que iniciaran el proceso las 100 empresas pioneras en el 2010, lo que nos da una idea de su grado de aplicación. Entre las empresas que lo están implantando, se incluyen empresas privadas con ánimo de lucro (sociedades anónimas, sociedades limitadas, cooperativas), organizaciones sin ánimo de lucro (asociaciones, fundaciones, y administraciones públicas como ayuntamientos).

Cuando hablamos del modelo de la EBC estamos hablando ya de un modelo con una seria implantación, y que estamos ante un modelo de empresa sostenible y socialmente responsable que puede contribuir a un cambio en profundidad del sistema económico y del modelo productivo actual, centrado en el bienestar de todas las personas.

Hoy podemos elegir EBC y DS, con productividad, mercados y bancos cooperativos y éticos, para ofrecer a cada sociedad las oportunidades de satisfacer sus necesidades básicas, vivir en dignidad y potenciar un desarrollo colaborativo (no partidista) y sostenible (no capitalista).

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