La disputa de Migingo: ¿funcionará la diplomacia?

30/04/2009 | Opinión

Mientras Kenia y Uganda se enfrentan por la soberanía de la minúscula isla Migingi, situada en el lago Victoria, Tajudeen Abdul-Raheem sugiere alguna explicación de por qué dos naciones que antes eran muy cordiales han permitido que esta disputa aumente hasta semejantes niveles. Mientras Uganda hace eco del punto de vista del gobierno de Kenia, que la disputa debe resolverse por la vía diplomática, AbdulRaheem sospecha que las palabras de paz del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, esconden detrás de la escena preparaciones militares. Kenia, por su parte, ha visto la postura opuesta, con el presidente Mwai Kibaki empleando una postura típica de “mírame y no me toques”, mientras que los medios de comunicación de su país cada vez se ven más frustrados y militantes en sus demandas sobre cómo negociar con Uganda. Si estas frustraciones “patrióticas” reflejan una profunda insatisfacción con las deficiencias del gran gobierno de coalición, Abdul Raheem afirma, que no debería estar permitido desbordar con peticiones de una acción militar definitiva o poner en peligro más todavía la integración del África Oriental.

Si leen los periódicos de Kenia y de Uganda o hacen un seguimiento de otros medios regionales, comprenderán que ambos países están a punto de ir a la guerra por la disputada isla, que tiene el tamaño aproximado de la mitad de un campo de fútbol convencional, con poco espacio para los espectadores. ¿Por qué iba a ir a la guerra, o aumentar la disputa por la frontera hasta este nivel, dos países con unas relaciones tan cálidas en los últimos años, ambos comprometidos con una mayor integración regional a través de la Comunidad del África Oriental, ambos miembros de varias organizaciones regionales multilaterales, como el Mercado Común para el Este y el Sur de África, COMESA; la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, IGAD y la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos, ICGLR, y miembros de la Unión Africana?

Creo que la explicación para la facilidad con la que el estado africano es más propenso al diálogo violento, en oposición al arreglo pacífico, diplomático y político de las disputas, tiene que ver con el hecho de que estos estados son estados construidos artificialmente para satisfacer los intereses de otras personas y que permanecen en gran medida inmutables en su carácter anti-pueblo, décadas después de la independencia. Por lo demás, debemos preguntarnos a nosotros mismos por qué estados que no pueden defender a su propio pueblo del hambre y las enfermedades, están dispuestos y capaces para ir a la guerra, sin importarles los costes en términos humanos y materiales. Eso es por lo que casi cualquier cosa supone una amenaza para el estado en África, y tiene que demostrar su soberanía de manera negativa. Esto desafortunadamente lleva a que los ciudadanos a los que el estado no puede proporcionar los servicios básicos, se movilicen en torno a una especie de nacionalismo frenético.

Existen diferencias entre la reacción de los líderes políticos de Uganda y de Kenia que muestran la mentalidad y cultura política en ambos países. Kenia públicamente ha insistido en la postura de que este conflicto puede y debe ser resuelto por la vía diplomática y política. Uganda dice lo mismo, pero de la típica manera en la que el presidente Yoweri Museveni y su NRA/M (Movimiento/Ejército de Resistencia Nacional) llegó al poder: preparándose para la guerra mientras hablan de paz. La base política del primero, es esencialmente civil, mientras que la del segundo es de naturaleza esencialmente militar.

Pero la reacción de los medios en ambos países contrasta con las respuestas políticas. En Uganda los medios no son tan entusiastas mientras que los medios de Kenia van buscando la guerra y son bastante críticos con lo que ellos ven como una respuesta débil por parte de la administración del presidente Kibaki. Puede que los ugandeses estén acostumbrados al militarismo del presidente Museveni y por tanto no les sorprende tanto que los soldados de las Fuerzas Populares de Defensa de Uganda estén ocupando la disputada isla, porque muchos críticos dirán que las mismas fuerzas han ocupado Uganda desde 1986, de todos modos.

De verdad, Uganda ha estado virtualmente en guerra con todos sus vecinos en uno u otro punto, con la excepción de Kenia y Burundi, (aunque muchos en Bujumbura podrían discutir esto). Pero Kenia no es conocida por su militarismo interestatal, aunque su política interna ha sido muy violenta con enfrentamientos étnicos y notorios asesinatos, que culminaron en la violencia post electoral en 2007-2008. Así que mientras que los de la élite política de Kenia son violentos unos contra otros, en sus batallas por la supremacía, parecen haber mantenido esa actitud dentro de sus fronteras, mientras que la violencia política de Uganda es históricamente externa. Así pues, ¿por qué son los medios de Kenia tan militantes? En parte porque ya están frustrados con el gran gobierno de coalición por su falta de efectividad y en particular con la política de no intervención del presidente Kibaki en muchas controversias. El presidente es famoso por permanecer inmóvil frente a temas candentes hasta tal punto que a veces da la impresión de que el país está con el piloto automático. Miningo simplemente da otra oportunidad para los medios y el público de manera más amplia de descargar su rencor, esta vez, utilizando la amenaza de la agresión por parte de sus armados vecinos, para avivar el patriotismo.

Es realmente triste que nuestro patriotismo y nacionalismo salga, en la mayoría de los casos, por el lado negativo. ¿Dónde está el patriotismo de los medios frente a la corrupción a alto y bajo nivel que está destruyendo el país, poniendo en peligro la prestación de servicios, el mantenimiento de las carreteras y provocando que se produzcan más muertes en los hospitales con fatal mantenimiento? ¿Dónde está el patriotismo de los medios en un país que aspita a ser de ingresos medios, donde 10 millones de ciudadanos se enfrentan a grandes hambrunas a pesar de contar con abundantes alimentos? ¿Por qué no hacen la guerra los medios contra la corrupción y el hambre? El hambre en Kenia no es debida a la falta de alimentos, sino más bien al hecho de que los pobres no tienen recursos para comprarlos. Los profesionales de clase media y la indolente élite política, que no produce nada y simplemente ordeñan el país hasta dejarlo seco, tienen dinero para comprar toda la comida que quieran, mientras que los pobres y los agricultores faltos de poder no pueden cultivar debido a la sequía y no pueden comer debido a la falta de medios económicos. ¿Dónde está el patriotismo en todo esto?

Si el militarismo funcionase realmente, el presidente Museveni debería haber aniquilado a Joseph Kony y el Ejército de Resistencia del Señor, LRA, como ha declarado una y otra vez durante más de 10 años hasta ahora. Como dicen, por desgracia, un leopardo no puede cambiar sus manchas. Este conflicto debe ser resuelto por medios legales, diplomáticos y políticos. El presidente Kibaki es presionado para que haga la promesa de defender Migingo, pero “defensa” no significa, ni debe significar, ir a la guerra. No es una señal de debilidad dar una oportunidad para la política y la diplomacia. Todos los conflictos de este continente, al final, son resueltos mediante negociaciones, incluso cuando una parte gana militarmente. Una confrontación militar sería un atraso para la vía rápida de integración del África Oriental, algo de lo que el presidente Museveni es uno de los principales defensores.

Tajudeen Abdul-Raheem

Publicado en pambazuca.org, el 23 de abril de 2009.
http://pambazuka.org/en/category/panafrican/55788.

Fundación Sur

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster
Africana nº 220: África Hoy

Africana nº 220: África Hoy

  El informe que presentamos pretende ser la foto real de África hoy. Un reto complicado. El autor del mismo, el P. Bartolomé Burgos,...