La congelación del proyecto de las minas de Simandou en Guinea por Rio Tinto es inaceptable

28/07/2016 | Opinión

La congelación del Proyecto Simandou por Rio Tinto sorprendió a los no iniciados. Pero son pocos los que pronto comprendieron la malicia de Rio Tinto, previnieron al Gobierno y se han dedicado a proponer enfoques con soluciones realistas para realizar el proyecto. En efecto, la cronología de los principales hechos, antiguos y recientes (desde el voto del marco de inversión, a la promulgación por el jefe del Estado, precedido del pago de 700 millones a Guinea, que representa la plus valía de la transacción de Rio Tinto con Chinalco) de este viejo proyecto de 19 años, prueba que esta multinacional no tenía ningún interés de desarrollarlo con gran perjuicio para los guineanos.

simandau_rio_tinto.jpg

Todos los especialistas comentan que esta paralización, después de los trabajos preparatorios en un yacimiento de clase “tier-one” (de primera categoría mundial) no es aceptable ni inevitable, sean cuales fueran las condiciones actuales de mercado. Desde 1996, Rio Tinto utiliza excusa tras excusa para gestionar los riesgos a corto plazo ligados al desarrollo de los yacimientos de hierro en Guinea. Hay que recordar que en los tiempos de Lansana Conté, la empresa anglo-australiana estuvo casi a punto de comprometerse, pero las condiciones del mercado y el riesgo ligado a la situación de incertidumbre del fin del reinado del régimen de Conté la disuadieron. El general Lansana Conté, incluso enfermo había apretado tanto la negociación que Rio Tinto no tenía otra elección que desarrollar Simandou o dejar paso. Pero el murió antes de ver el fruto de su determinación, al menos en el caso preciso de este proyecto. Fue finalmente, el presidente Alpha Condé quien lo heredó después del agitado período de transición militar. Al inicio todo parecía estar listo con la llegada de una nueva era democrática en Guinea y la subida vertiginosa de la cotización del hierro en 2011 (más de 177-188 $ por tonelada). Todo ello sin contar con la codicia de ciertos dirigentes que trabajaron en el caso, con su comportamiento (con fines políticos) y con su incompetencia, al inicio del primer quinquenio del presidente Alpha Condé, sumando todo, este último basaba su esperanza en la explotación racional de este recurso de gran valor añadido. Pero en lugar de aprovechar la ocasión, el gobierno lo tergiversó hasta que la situación del mercado se invirtió (a peor) mientras que la situación política y socio-económica no presagiaba nada bueno. Rio Tinto cambió de parecer y utilizó engaños para inducir a error al gobierno.

Se sabe que en economía de minas, un yacimiento de categoría A no se paraliza, pues su rentabilidad no es un asunto coyuntural. La explotación de un yacimiento del tamaño de Simandou se concibe a largo plazo, es decir de 50 a 100 años.

rio_tinto.jpg

Cuando el mercado del cobre re ralentizó en Mongolia, Rio Tinto no decidió de poner Oyu Tolgoi en espera, sino que propuso al gobierno mongol un plan minero que se limitaba a la fase de explotación a cielo abierto (que es menos costosa) posponiendo la fase de explotación subterránea. El gobierno mongol opuso un no categórico e incluso acuso a Rio Tinto de la sobre facturación de gastos conducente a excesos de costes inaceptables para materializar el proyecto. La multinacional tuvo que volver a la mesa de negociaciones para resolver el problema, pagando tasas adicionales y aceptando seguir adelante con la fase subterránea del proyecto con una inversión de 5,5 millardos de dólares, en plena recesión del mercado minero, lo que supuso el “estreno” de la financiación de un proyecto minero en período de recesión.

Lo que es aberrante es saber que la decisión de Rio Tinto de paralizar Simandou no es consecuencia de una bajada de la producción mundial. Al contrario la producción de hierro por Rio Tinto no hace sino aumentar.

Por ello a Rio Tinto le gustaría añadir el mineral de hierro de Guinea (muy rico en hierro, con más del 60%, el mejor del mundo) en su cartera, pero tiene un miedo atroz del riesgo de desarrollarlo en Guinea. Ahora bien, el riesgo es una percepción que se puede gestionar. Haber congelado el desarrollo del yacimiento, desde entonces, es una posición extrema de aversión al riesgo, y es una elección que Rio Tinto ha juzgado sin consecuencias habida cuenta de la notoria debilidad del apetito monetario de los regímenes de Conakry. Con un gobierno fuerte y dirigentes valientes, Rio Tinto se lo habría pensado mil veces antes de decidir la paralización del proyecto, pues habría recordado la paliza que le habrían proporcionado los guineanos por decir que están hartos de la política de espera en la adopción de decisiones.

En la espera, incluso si la compañía anglo-australiana pagó 700 millones de dólares, por la plus valía de la transacción con Chinalco (multa por incumplimiento de la legislación minera guineana) convirtiéndose así en el dueño del juego, desde el momento en el que decidió por si misma abandonar o congelar el proyecto, el Estado no tiene nada que perder excepto solicitar humildemente la devolución de los activos de Simandou a cambio de un dólar simbólico. Río Tinto debe devolver la titularidad de la explotación de una vez por todas y transmitir los títulos (acciones) al gobierno guineano tal como lo ha destacado en su tribuna Mahmoud Thiam, el antiguo ministro de minas.

En cualquier caso es lo que hizo BHP Billiton en Nueva Guinea con el gran yacimiento de Ok Tedi y es lo que Río Tinto acaba de hacer con el gran yacimiento de Panguna, también en Nueva Guinea. Igualmente Pechiney, Friguia y Aredor los cedieron en las misma condiciones a Guinea.

“Durante uno de mis encuentros con el presidente Alpha Condé durante el cual le hice un resumen de la situación de los proyectos mineros en desarrollo en Guinea, el presidente evaluó mi recomendación para que se mantuviera Río Tinto en sus sectores (3 y 4) y más tarde que él iba a forzarlos a cumplir sus obligaciones con Guinea, pues había estimado que como ministro de minas en la época yo era demasiado amable. Yo voy a anular su concesión, me dijo. Es por eso difícil de comprender la cantidad de concesiones que más tarde han acompañado nuestras relaciones con Río Tinto …”, afirmó Mahmoud Thiam cuando se le preguntó unos días más tarde, después de la publicación en su tribuna en Guinee News

La confianza ciega del gobierno hacia Georges Soros (que está a favor de Río Tinto) ha causado daños incalculables a Guinea. Primero hizo el juego a Soros contra Benny Steinmetz en detrimento del interés de Guinea. El combate contra Benny Steinmetz alcanzó a Vale, el único capaz de exigir formalmente a Rio Tinto desarrollar el yacimiento o a cederlo al que tiene los medios y la voluntad de hacerlo. Vale, al igual que Río Tinto, desarrolla un amplio programa de expansión de la capacidad de producción de hierro, ello a pesar de la deteriorada situación del mercado. En 2015 no fue menos de 13 mil millones de dólares que Vale había reservado para desarrollar nuevos proyectos y Guinea, con los sectores 1 y 2 de Zogota y Simandou, habría podido ser uno de esos proyectos pues Vale sabe gestionar mejor los riesgos de los países en vías de desarrollo que Río Tinto.

Hay que destacar que el gigante minero con los pies de barro solo ha conocido desventuras en los países que se salen de su zona de confort (Australia, Estados Unidos, Canada). Su único otro gran proyecto en Africa, el de carbón de Riversdale (4 mil millones de dólares americanos) en Mozambique ha sido un fallo estrepitoso
Contrariamente a lo que ha hecho Guinea, el gobierno de Mozambique puso en competencia a Vale (anglo-americana) y a Río Tinto para incrementar la probabilidad de éxito del proyecto. Vale comprendió rápidamente el país y lanzó su producción con éxito mientras que Río Tinto mordió el polvo siendo descalificado antes mismo de empezar el proyecto de Riversdale. Signo de la incompetencia de Río Tinto, un proyecto adquirido por todo lo alto con 4 millardos de dólares tuvo que ser cedido por 50 millones de dólares, esto es una pérdida neta de cerca de 4 millardos de dólares. Por otra parte es lo que motivó la substitución del antiguo consejero delegado de Río Tinto, Tom Albanese.

El mismo esquema debería ser posible en nuestro país.

Actualmente para poder desarrollar este proyecto de Simandou, hay suficientes opciones: hay posibilidad de reajustar el plan financiero de explotación propuesto por el consorcio Río Tinto-Chinallco-SFI-Guinea. Río Tinto puede, de forma justificada invocar la morosidad del mercado para no construir la mina con su capacidad inicial, pero no hay ninguna excusa económica o financiera para no continuar con el proyecto, vistos los compromisos adoptados para llevarlo a cabo desde hace apenas 20 años. Como aproximación realista y realizable, por ejemplo, los especialistas en minería están de acuerdo en decir que Río Tinto puede reducir la capacidad inicialmente prevista de 95 millones de toneladas por año a 20 millones de toneladas, implantar un transporte por camión o proponer una salida provisional hacia Liberia (es el mismo esquema que ha aprobado el gobierno para el consocio West Africa Exploration-Sable Mining). Si tuviéramos un gobierno fuerte con dirigentes menos impresionables que politizan casi todo, el problema hoy día sería de dimensionar de nuevo el proyecto para adaptarlo a las condiciones actuales de mercado pero no paralizarlo.

Es cierto que el gobierno quineano está bloqueado, pero las malas prácticas de Río Tinto no son justificables. Guinea está en buena posición para obligarles a ceder los activos de Simandou en virtud del Acuerdo Transaccional y del Acuerdo Marco que no ha sido respetado por la empresa anglo-australiana

Youssouf Boundou Sylla

Guineenews© – Les dernières nouvelles de la Guinée par les guinéens

(Fundación Sur)

Traducido por Jose María Cobián

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster