La clase política congoleña, desorientada

23/01/2012 | Opinión

La RDC navega sin rumbo. El gobierno, en principio dimisionario desde el 20 de diciembre, no se reúne. La Comisión electoral no es capaz de publicar los resultados provisionales de las elecciones legislativas. Los candidatos a diputados de todas las tendencias gritan que ha habido fraudes masivos y manipulación de resultados. Todo indica que la clase política está totalmente desorientada, sin tener una idea exacta de lo que está en juego en un país con posibilidades de un futuro prometedor.

Antes mismo de su publicación oficial, programada en principio para el 13 de enero de 2012, los resultados provisionales de las legislativas fueron ya objeto de numerosas controversias en el conjunto del territorio. Un comunicado de la CENI justificando el aplazamiento de 7 días para los resultados de las provincias y de 14 días para la ciudad de Kinshasa, a fin de supervisar la compilación de resultados, envenenó más todavía la situación, en lugar de sanear el clima de sospecha reinante. Se anunció que para el 18 se publicarían los resultados de 10 provincias (449 diputados), pero se ha aplazado sine díe dicha publicación.

Si se analiza la situación hay que concluir que las mentes de los líderes políticos congoleños están desorientadas y su despiste tiene graves consecuencias. No captan las aspiraciones del pueblo; las aspiraciones de paz de seguridad, de libertad, de bienestar y deseo de renacimieto de la nación. Da la impresión de que no han captado la voluntad y firme determinación de los congoleños de ponerse en pie, de curar las heridas de su país para dar un paso adelante hacia horizontes mejores.

Hace unos días, un diplomático declaraba que “la situación que atraviesa la RDC no es una fatalidad” y basaba su afirmación en el hecho de que “en la RDC hay gentes excepcionales que deberían ser una especie de referencia en esta vía difícil de desarrollo”. No faltan elites en la RDC; son legión los congoleños formados en los centros universitarios más prestigiosos del mundo. Allá donde trabajan, salvo en el Congo, brillan por su competencia. Pero, en cuanto esos brillantes cerebros retornan al país, se diría que un virus “made in RDC” les es inoculado y quedan integrados en los “antivalores”, que se han convertido en virtudes en el Congo Kinshasa. ¿Cómo explicar de otro modo que brillantes profesores de universidad e intelectuales que están en las instituciones de la República olviden lo que es esencial para la RDC y para el pueblo congoleño?

El viernes pasado hizo 30 días que el Presidente juró su cargo y hoy debería tener cierta idea sobre la configuración de la Asamblea Nacional para designar al formador del gobierno, surgido de la mayoría parlamentaria. No hay gobierno ni anteproyecto de presupuestos para 2012. Los días pasan sin que se pongan en pie las nuevas instituciones. Este vacío de ningún modo parece preocupar a los actores políticos que dedican su tiempo a pelearse como traperos y se corre el peligro de que no tengamos gobierno antes del mes de junio. ¿Hasta cuándo va a durar esta navegación sin rumbo? Hay que romper con este inmovilismo e lanzar iniciativas para enderezar la situación.

A la vista de la desorientación de la clase política, cabe dudar de la eficacia de las nuevas instituciones para afrontar la refundación de un Estado fuerte y próspero y enfrentarse a la codicia e intereses tanto regionales como internacionales. Esta tarea de despertar nacional no puede ser llevada a cabo más que por auténticos hombres de Estado, altamente responsables y no por políticos oportunistas que persiguen los privilegios del poder.

(Le Potentiel, RDC, 20/01/2012)

Resumen y traducción: Ramón Arozarena

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