La Ciencia al servicio del Desarrollo y de la Paz, en África y en el Mundo

14/11/2017 | Editorial

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El 10 de noviembre, recordamos el día mundial de la Ciencia al servicio del Desarrollo y de la Paz, en África y en el mundo.

El ingenio humano nos sorprende cada día con nuevos descubrimientos de la ciencia, en campos, como la medicina, la ingeniería, la comunicación digital, etc.

Una mirada detenida a la realidad nos revela, cómo la medicina inventa nuevas vacunas que pueden curar muchas enfermedades, realiza trasplantes que parecían imposibles.

Vemos como la ingeniería desvela nuevas posibilidades para superar importantes desafíos humanos, como el hambre y la pobreza.

Constatamos como la comunicación digital ofrece oportunidades nunca soñadas en la historia de la humanidad.

Al mismo tiempo, podemos observar, que a pesar de los grandes descubrimientos de la ciencia y de la tecnología, los retos a los que nos enfrentamos, parecen más bien aumentar.

El número de personas que sufren la pobreza y el hambre, siguen aumentando cada día. El paro y la desigualdad entre las personas es cada día mayor. La violencia a todos los niveles azota a la humanidad en África y en el resto de continentes. El cambio climático está amenazando ya a muchos seres vivos.

¿A qué se debe esta contradicción? Cada día encontramos nuevos recursos gracias a la ciencia, pero aumentan también los abusos de la dignidad y derechos humanos.

Escuchando a muchos pensadores y economistas de hoy, podemos mencionar tres razones fundamentales y ofrecen tres nuevas exigencias:

– 1. Situar a la persona humana en el centro de toda actividad humana, social, política, científica y económica.

Lo dice muy bien el papa Francisco: “El bien común presupone el respeto a la persona humana, en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral” (nº 157 L.S.)

“La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica” (nº 203 E.G.)

“La solidaridad humana supera todo asistencialismo.” (nº. 204 E.G.)

– 2. Apostar por un nuevo estilo de vida, nueva política y economía, donde primen los valores humanos, de responsabilidad y solidaridad, para crear un Desarrollo Sostenible.

“La política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientita de las tecnocracias. Hoy pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana”. (nº 189 L.S.)

No es suficiente tratar los síntomas, con avances tecnológicos, porque las raíces de los abusos y de la violencia son más profundas.

– 3. Una educación integral que fomente relaciones nuevas y una participación social en la gestión justa de los recursos, servicios y cuidado de la Naturaleza.

El problema fundamental reside en el modo, en que la humanidad ha sumido la tecnología y su desarrollo. La economía asume todo desarrollo tecnológico en función del redito. El remedio técnico y el mercado por si mismos no garantizan el desarrollo humano integral y la inclusión social.

“La conciencia de la gravedad de la crisis cultural y ecológica necesita traducirse en nuevos hábitos. Muchos saben que el progreso actual y la mera sumatoria de objetos no bastan para darle sentido, gozo y buenas relaciones al ser humano. Necesitamos una educación más integral, que fomente la solidaridad con los demás seres vivos y la responsabilidad ambiental.” (nº 211 L.S.)

Como conclusión podemos decir que hoy día disponemos de una oportunidad única en la historia de la humanidad, para resolver los grandes retos de la sociedad global, como el paro, la pobreza, el hambre, el deterioro ecológico y muchas enfermedades.

Sabernos qué queremos, y conocemos el camino y los medios. La cuestión permanece:


¿Seremos responsables gestores de tanto poder y medios a nuestro alcance?

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