Kenia señala la tecnología móvil y los incentivos económicos como los grandes aliados de la vacunación infantil

10/05/2017 | Cultura

08-gavi-11-riccardo-gangale-kenya_source.jpgDoreen Auma resopla con cada paso, cada vez más cortos. En Kenia, durante la estación de las lluvias, la humedad es densa y pegajosa. Hoy parece que la carretera de tierra áspera que serpentea hacia el Centro de Salud de Masogo no tenga fin.

Auma está embarazado de ocho meses y va a hacerse una revisión prenatal. Ya tiene un bebé que, a sus once meses, ya debería haber sido vacunado contra el sarampión y la fiebre amarilla en la misma clínica a la que se dirige su madre. Pero Auma, una campesina que pidió que no usáramos su verdadero nombre, le ha dejado en casa.

Con el niño, cada vez más pesado, atado a la espalda, la mujer teme no ser capaz de terminar el camino que le separa del centro de salud. «Alquilar un boda boda (mototaxi) es demasiado caro para mí», explica Asuma. Los conductores de boda boda de la comunidad rural de Siaya cobran 200 chelines kenianos (alrededor de 1.80 euros) por una carrera hasta o desde el centro de salud.

Con otro bebé en camino, Auma no sabe cuando podrá terminar su hijo, o si llegará a terminarlo, el programa de vacunación de Kenia para niños menores de un año de edad. La última vez que le vacunaron fue hace tres meses, cuando todavía podía cargar con él.

El gobierno Keniano suministra vacunas contra enfermedades como la tuberculosis, la polio, la tos ferina, el tétanos, o la hepatitis B. Todos los niños deberían recibir, al menos, una dosis de vitamina A antes de su primer cumpleaños, mientras que las vacunas contra la fiebre amarilla y el sarampión deben administrarse a los 9 meses de edad, según las directrices del ministerio de salud.

Las vacunas infantiles son rentables y exitosas, salvan millones de vidas en todo el mundo cada año. Sin embargo, según datos de la OMS, aproximadamente 19.4 millones de niños en todo el mundo no tienen acceso a la vacunas más básicas y los niveles de vacunación mundiales se han estancado alrededor del 85%

vaccine.jpgLas organizaciones de salud están intentando llegar a padres como Auma, que representan ese 15% que, si bien quiere vacunar a sus hijos, se enfrentan a diversas dificultades prácticas para hacerlo y a aquellos que olvidan o ignoran la importancia de la vacunación.

A medida que el acceso a la telefonía móvil se convierte en la norma a nivel mundial, van apareciendo voces en la comunidad científica que opinan que esta tecnología puede utilizarse para aumentar la cobertura de las vacunas.

En los últimos años, varios estudios realizados en lugares tan lejanos como Guatemala han demostrado que la mensajería SMS es un método eficaz para mejorar la prevención de enfermedades.

Auma lo confirma. Nos dice que ha considerado varias veces dejar de hacerse revisiones prenatales y que ha acudido a esta cita porque no paraba de recibir llamadas de la clínica y de los voluntarios de varias organizaciones de salud para recordarle que asistiera por SMS. «También hubiera traído a mi hijo para que le vacunaran si tuviera dinero para pagarme el transporte», explica.

Un nuevo estudio realizado en Kenia y publicado en la revista médica The Lancet, confirma que muchos cuidadores comparten la opinión de Auma. El estudio concluyó que los recordatorios vía SMS, combinados con incentivos monetarios en efectivo, mejoraban significativamente la cobertura de las vacunas y las posibilidades de acceder a las mismas de los menores.

Durante el estudio, 2018 cuidadores y sus niños de 152 pueblos diferentes fueron divididos en cuatro grupos para poder documentar su comportamiento durante un año. Uno de los grupos, sólo recibía recordatorios por SMS antes de las visitas programadas para vacunar a los niños. En el caso del segundo grupo, a los SMS se sumó un incentivo de 75 chelines kenianos. Para el tercer grupo, se mantuvieron los SMS y la cantidad ofrecida a modo de incentivo aumentó hasta los 200 chelines. Los participantes de los grupos que recibieron recompensas económicas, recibían un extra si los niños eran vacunados en un plazo de 2 semanas máximo desde la fecha acordada.

vaccine2.jpgEl cuarto grupo, que funcionaba como grupo de control, no recibió ni dinero y recordatorios. Dentro de este grupo, el estudio concluyó que el 82% de los niños estaban correctamente vacunados a los 12 meses de edad.

Para que se le considere completamente inmunizado, un niño debe recibir todas las vacunas necesarias para estar protegido de la polio y el sarampión, así como una inyección «cinco en uno» que protege contra enfermedades como el tétanos la tos ferina o la hepatitis B.

En el grupo en el que los cuidadores sólo recibieron SMS recordatorios, el 86% de los niños fueron completamente inmunizados. El porcentaje no varió en el grupo al que se ofrecían 75 chelines como incentivo.

Por otro lado, en el grupo en el que el incentivo aumentaba hasta los 200 chelines, hubo un marcado aumento en el alcance de la inmunización y un 90% de los niños de este grupo fueron correctamente vacunados.

Godfrey Bigogo, investigador del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Kisumu, explica que es de vital importancia que las vacunas se pongan en el momento adecuado.

«El objetivo principal de este estudio era averiguar si las personas estaban inmunizadas en el momento adecuado», explica Bigogo. «Si las vacunas se ponen con retraso, es posible que en ese lapso de tiempo el niño no vacunado sufra algún tipo de infección».

El estudio recoge que, incentivos aparte, los recordatorios por SMS obtuvieron unos resultados impresionantes en lo que a puntualidad se refiere, especialmente con la vacuna del sarampión.

Las connotaciones éticas de estos incentivos económicos son controvertidas, pero los autores del estudio aseguran que las cantidades ofrecidas no eran coercitivas y ni si quiera llegaban al equivalente de una jornada de trabajo.

Además, para que el sistema de incentivos pueda implementarse, tiene que resultar económicamente rentable. «Los incentivos económicos pueden ser rentables o incluso neutrales en término de costes si demuestran mejorar significativamente los servicios de vacunación rutinarios», concluye Bigogo.

Fuente: Bhekisisa

[Traducción y edición, Sarai de la Mata]

[Fundación Sur]


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