Kenia: Los fantasmas de los años 50 vuelven para asediar a la familia

22/04/2010 | Crónicas y reportajes

Para una familia del distrito de Koibatek, en Kenia, todo es como si un fantasma de los años 50 se hubiera despertado de su tumba y hubiera vuelto a destrozar sus vidas.

La mayor parte de los 32 miembros de la familia del difunto Chumo Kendagor habían vivido en paz toda su vida en un terreno de 28 acres de tierra en el pueblo de Poror.

Algunos de ellos nunca habían oído que su ancestro, Kendagor, cuya tumba está en una esquina del terreno, había cometido un crimen una vez que conmocionó a los residentes de la zona, en la Kenia de la pre independencia.

El crimen, un homicidio cometido en 1953, ha vuelto a rondar a los miembros de la familia cuyas casas han sido demolidas por los subastadores, al haber sido desalojados del único lugar que ellos han conocido como hogar.

Oficiales de la policía armados y jóvenes contratados, blandiendo una orden de desalojo emitida por el tribunal de Koibatek, quemaron las casas, los graneros y destruyeron la propiedad de un valor incalculable cuando bajaron a la finca, el pasado día 119 de abril.

Niños horrorizados, nietos del difunto Kendagor corrían por su propia seguridad mientras que los aldeanos se agopaban en la finca para ver el drama de esa mañana. La única estructura dejada en pie fue la cerca que rodea las tumbas de Kendagor y su mujer.

La razón del desalojo era que la tierra ancestral de la familia fue vendida hace 30 años en una subasta pública, después de que Kendagor no lograse pagar a la familia del hombre que había matado los 41.000 chelines keniatas de compensación que se le había ordenado pagar, en un tribunal colonial.

Según el diputado de Koibatek, del OCPD, Silas Ringera, que supervisó el desalojo, la familia ha estado viviendo en este terreno de manera ilegal durante los últimos 30 años.

Los acontecimientos que llevaron al desalojo comenzaron en 1956, cuando un tribunal colonial condenó al difunto por asesinato.

Según los miembros más mayores de la familia, que podían recordar los hechos, el tribunal colonial consideró culpable de homicidio a Kendagor en 1956. Kendagor, que dejó seis hijos, 25 nietos y un bisnieto, mató a su vecino en una pelea.

Al final de su juicio fue considerado culpable de asesinato y sentenciado a siete años de prisión.

No pagó

Pero no fue el final del problema. Según Aaron Yegon, uno de los hermanos de Kendagor, el acusado no pagó una multa tradicional que el tribunal había impuesto en la sentencia.

Una regla tradicional de la comunidad Kalenjin exige que cualquiera que mate a otra persona, tiene que pagar un cierto número de cabezas de ganado a la familia del difunto.

A Kendagor se le ordenó pagar 25 cabezas de ganado y 25 ovejas a la familia del fallecido. Parte del ganado sería utilizado para una ceremonia de limpieza. Yegon recuerda que su hermano “jugaba al escondite” con los ancianos que iban a cobrar la multa.

Mostrar remordimientos

“Se volvió hostil e incluso se negó a mostrar remordimientos a la familia del hombre que él había matado”, secuerda Yegon.

Los ancianos se rindieron después de años de intentar persuadir a Kendagor para que cumpliese la tradición y pagara la multa. “La familia del hombre que mató fue al tribunal en 1982 y le demandó por no respetar la sentencia”, continua Yegon.

El tribunal dictaminó que la propiedad de Kendagor fuera embargada y y vendida en subasta pública.

Un profesor retirado, Joseph Kiprotich Yegon pujó y ganó a los demás licitadores, comprándose la tierra.

Por razones humanitarias, Kiprotich permitió a la familia de Kendagor quedarse allí mientras buscaban otro lugar donde establecerse.

Kendagor vivió en su antigua tierra hasta que murió él y su mujer, hace cinco años. Su familia parece haber olvidado que estaban viviendo de prestado en esta propiedad.

El propietario de la tierra amplió su buena voluntad a la familia del fallecido. Pero, según Kiprotich, sintió que la familia se estaba sobrepasando y abusaban de su buena voluntad y volvió a los juzgados para pedir una nueva orden de desalojo.

El 14 de abril de 2010, un magistrado de Eldama Ravine dio a Kiprotich la orden de expulsión de los Kendagor de la parcela de tierra.

El lunes pasado, el infierno se desató para caer sobre la aldea de Poror, cuando todavía dormía, cuando un escuadrón de desalojo, respaldado por la policía bajó a la finca, demolió las casas, estables y demás construcciones y prendieron fuego a los escombros.

Conco miembros de la policía que opusieron resistencia fueron arrestados y encerrados en las celdas de la comisaría. Los cinco serán acusados por desacato al tribunal.

Los oficiales de seguridad protegían a los jóvenes mientras derribaban la cerca que rodeaba la parcela, mientras los vecinos miraban desde la distancia.

By Vincent Mabatuk

(The Standard, Kenia, 22-04-10)

Traducción: Rosa Moro.

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