Inversiones africanas en Europa o el blanqueo de dinero público

9/12/2008 | Editorial

Parece ser que los gobiernos occidentales tienen diferentes actitudes ante los delitos fiscales. Si bien, los gobiernos suelen tener un control riguroso sobre las finanzas de los ciudadanos, y están vigilante en caso de que a algún ciudadano se le ocurra infringir la ley y blanquear dinero procedente de fuentes no legítimas, como la corrupción, la droga, trabajos no declarados, etc, parece ser que, por otra parte, hacen la vista gorda a dirigentes africanos que invierten millones de euros en Europa, a título personal, sin que parezca que Hacienda les pida muchas explicaciones sobre el origen de los fondos.

Menos mal que hay organizaciones civiles, como Transparency International, que vigilan este aspecto abandonado por las administraciones. En Francia, se han presentado demandas contra tres jefes de estado africanos, los presidentes Omar Bongo, de Gabón; Denis Sassou Nguesso, del Congo Brazaville, y Teodoro Obiang Nguema, de Guinea Ecuatorial, acusándoles de adquirir propiedades por cuantías astronómicas difícilmente financiables con sus ingresos personales. La sospecha es que están utilizando finanzas que deberían pertenecer a las arcas de sus respectivos países, para enriquecimiento personal. Ciertamente hay mucha corrupción en África, pero los países europeos se hacen cómplices de ella al no vigilar activamente que los frutos de la corrupción entren impunemente en Europa.

En España, la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) que es una ONG dedicada sólo a los Derechos Humanos: a su defensa y promoción, a la prevención y persecución de sus violaciones, en España y, desde España, en cualquier parte, también ha denunciado a 11 personas del entorno familiar de Teodoro Obiang Nguema por disponer de un patrimonio de muchos millones de euros.

Aquí no se trata de cuantías similares a las que pueden ganar los pobres manteros vendiendo DVDs en las esquinas, siempre vigilante para que la policía no les arresten, le confisquen la mercancía y vayan a la cárcel con una pena de hasta 4 años. La gran diferencia entre los manteros y la corrupción a gran escala es que los manteros hacen daño a la economía relacionada con los derechos de autor, mientras que los millones de euros desviados de las arcas públicas e invertidos a título personal en España, beneficia a la economía española. Parece ser que el daño a la economía del país de procedencia no se tiene en cuenta.

La credibilidad del compromiso español, y europeo, a la transparencia internacional, justicia y programas de cooperación al desarrollo, se pone en tela de juicio al ver que tienen que ser las ONGs quienes denuncien estos casos de blanqueo de dinero. Esperemos que llegue el día en que Europa, y España, puedan decir: “No queremos el dinero ilegal, especialmente cuando éste pertenece a todo un pueblo que lo necesita para sobrevivir.” Por muy bien que nos venga todos esos millones que gobernantes africanos están invirtiendo en Europa, sobre todo en estos tiempos de crisis, no podemos ser cómplices de una actividad que está costando literalmente la vida a millones de personas condenadas a la pobreza. La cooperación internacional y la lucha contra la pobreza empiezan por el control del blanqueo de dinero procedente de los países africanos.

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