Inminencia de una guerra neocolonialista en la República Democrática del Congo

7/11/2011 | Opinión

Nuestro apego al Congo como a una tierra-madre está amenazado con ser severamente castigado. La información de la que disponemos alude a una guerra inminente. Urge la puesta en marcha de un gran movimiento de solidaridad en el Congo. Ahora.

La resistencia de las poblaciones congoleñas frente a los proyectos neocolonialistas e imperialistas es como una astilla clavada en la carne de los “cosmócratas” y sus “criados negros”. Estos últimos, se encuentran con muchas dificultades para engañar a nuestra población para satisfacer las expectativas de “sus amos”.

He aquí cómo proceden: “Cobran el dinero de las multinacionales y les garantizan jugosos negocios. Después, organizan ruedas de prensa para convencer a nuestra población que tienen proyectos sociales y programas de gobierno que pueden ayudarles a beneficiarse de la justicia social sin mencionar los mecanismos de control que pudiesen, en un futuro, garantizar que las promesas realizadas se cumplirán”. Frente a la incredulidad de nuestra población y su exigencia de que el Congo sea dirigido por congoleños/as nacionalistas y responsables, los “criados negros” se ven en un serio apuro. Multiplican la creación de plataformas y ruedas de prensa. Multiplican los viajes mundo a través y dan discursos separatistas. Instrumentalizan la tribu y la etnia para dar cierta consistencia a su propaganda esclavista. Desgraciadamente, a esta propaganda hecha en nombre de la democracia le cuesta convertir los corazones y los espíritus de la mayor parte de nuestros compatriotas. “Los amos” de esos “criados negros” lo han comprendido. Se están preparando para declararnos la guerra. Quieren, mediante esta guerra, afirmar su instinto de dominación. Van a hacer esta guerra con la complicidad de algunos de nosotros. En su manera de proceder hay una terrible paradoja. “Los amos” de esos “criados negros” dispuestos a librar esa guerra, son aquellos que fueron repudiados por su población allá en el Norte. A través de las manifestaciones de los “indignados” en el fin de semana del 15 de octubre de 2011, el 99% de la población europea y asiática ha expresado que el 1% de sus gobernantes, “aprendices” del capital financiero, no les representa. Exigen justicia social y más democracia, es decir, una gestión política de la ciudad en la cual los ciudadanos tomen parte activa, y solicitan que sus gobernantes les rindan cuentas permanentemente. Tomando conciencia de la desaparición de las divergencias entre la izquierda y la derecha en el sometimiento de las ideologías políticas a las oligarquías del dinero, los “indignados” del Norte exigen un profundo cambio del sistema “capitalista-parlamentario”.

Curiosamente – y ahí radica la paradoja – “esos amos de nuestros criados negros deshonrados en el Norte” son los que los dirigen y les invitan a decirnos que comprendamos que con la “social-democracia” y/o el “liberalismo social” junto con un Estado no-intervencionista, las cosas nos irán mejor aquí en casa. Consideran que estas ideologías de pacotilla que fracasaron en sus países (por culpa del triunfo de su codicia) van a conseguir la felicidad de nuestra población si son llevadas a cabo por “sus criados negros”. Algunos de nuestros periodistas las vuelven a copiar y las ponen en portada de sus periódicos con titulares de este tipo: “Elecciones 2011: los liberales contra los nacionalistas”. Y sin embargo, no es esa la cuestión. Lo que está en juego en las probables elecciones de 2011 no se resume en la confrontación entre los “liberales” y los “nacionalistas”. Estas elecciones, si llegan a realizarse, entregarán un pueblo prendado de paz, de justicia y de felicidad colectiva compartida entre las manos de “los negros” que en su mayor parte están al servicio de los intereses de los depredadores occidentales cuyas economías han quebrado. Estos depredadores han comprendido que nuestro pueblo no está dispuesto a seguirles el juego. De ahí su decisión de declararnos la guerra o más bien de acentuar los efectos de la guerra de depredación que están haciendo desde 1996 (e incluso antes) con la complicidad de algunos de nosotros. (En el momento oportuno, citaremos sus nombres. Cueste lo que cueste. Los “criados negros” que nos conocen saben que sabemos todo lo que están haciendo). ¿Qué hay que hacer? Antes de que sea demasiado tarde, urge superar las discrepancias entre los partidos políticos que se preocupan por un futuro distinto para el Congo. Necesitamos ahora un gran movimiento de solidaridad congoleña. Nos arriesgamos a que mañana sea demasiado tarde. Las diferentes asociaciones de la sociedad civil y los diferentes partidos políticos preocupados por una felicidad colectiva compartida en un Congo respetuoso con las fronteras heredadas de su época colonial, tienen el deber de crear una gran red de solidaridad capaz de resistir la acentuación de los efectos de la guerra de depredación que se está infligiendo a nuestro país, y de ayudar a la población a protegerse de la muerte. Es urgente. Actuemos. “¡Muntu udi ufwa mwambila!” Un congoleño prevenido vale por cuatro.

J.-P. Mbelu

Beni Lubero, RDC, 16 de Octubre de 2011

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Figueira Iglesias.

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