«Inhumanos e infrahumanos»

12/12/2016 | Editorial

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En nuestra sociedad global, particularmente en África, observamos una creciente desigualdad, donde una minoría se comporta de forma inhumana oprimiendo a la mayoría que viven en condiciones infrahumanas. Así unos pocos se comportan como “inhumanos” y reducen a la mayoría a unas condiciones de vida de seres “infrahumanos.”

Hablamos de economía, cuando hay producción y mercado. Desde la revolución industrial, se dispara la sociedad de mercado. Con la productividad y el mercado llegan el control de productos, las desigualdades y la humanidad se divide en: “inhumanos e infrahumanos”, como lo dijo ya san Juan Crisóstomo.

¿Por qué tanta desigualdad?

Cuando lo que importa es el “superávit”, llega la propiedad privada y la desigualdad. Esta desigualdad se dispara con la revolución industrial y las tecnologías. Lo que cuenta es el precio, no el valor de los productos, ni la dignidad del productor, ni las necesidades de los demás.

Lo que antes eran bienes: trabajo, herramientas y espacio (tierra) se convirtieron en mercancías y mercado. Y el trabajador se convirtió en herramienta. Hasta el dinero se convirtió en ocasión de lucro, al beneficiarse de la necesidad del otro.

Si siguiéramos lo que hacen en EEUU, donde muchos hijos deben devolver a sus padres la “deuda” de sus estudios, los niños que nacen. comenzarían la vida con deudas.

Con la sociedad de mercado, nace el empresario y el banquero. El mismo proceso que crea el beneficio crea también la crisis. Los poderosos banqueros no quieren pagar impuestos, para poder ayudar al Estado con el interés, y reclamarlo más tarde.

“Crea máquinas y te sacaran los ojos”. Las maquinas ni han acabado con la pobreza, ni con los trabajos más duros. Parece que somos nosotros los que trabajamos para mantener nuestras máquinas. La tecnología nos esclaviza en vez de liberarnos, y hasta promete un imposible mundo feliz. Una legión de androides trabajadores es el sueño de cualquier empresario. El empresario no quiere ni trabajadores ni que pedir préstamos.

La misma naturaleza, con sus bosques, tierra, agua y recursos, solo tiene valor de cambio para las empresas. Hasta el deporte y la música tiene valor de espectáculo con beneficio. Vale lo que genera lucro. Esta es la regla que manda, porque nos vamos deshumanizando.

La maquinación, la exclusión y la destrucción del planeta tienen una raíz común: el ídolo del lucro. Los intercambios del mercado son la principal forma de intercambio.

Se necesita pues un control democrático (político) y ético, del mercado y del dinero.

La desigualdad: Un 1% de la humanidad (70 millones de personas) poseen tanta riqueza como el 99% restante.

Pero gran parte de la sociedad, y de sus lideres, no soporta mirarse al espejo, y analizar las raíces de tanta desigualdad y violencia.

Necesitamos un tratamiento de choque, un cambio radical de visión y de valores.

Una creciente parte de la Humanidad va tomando conciencia de la grave situación de esclavitud para la mayoría y se van organizando numerosos movimientos sociales, en África y en otros continentes, así como nuevas iniciativas de economía colaborativa, por una economía del bien común, por un mercado justo, bancos éticos, etc.

Los valores humanos y cristianos deben edificar los cimientos de una sociedad que promueva la dignidad humana y la harmonía social. Se trata de discernir bien qué clase de sociedad deseamos, y qué medios vamos a tomar para alcanzar dicho objetivo.

– Todos somos iguales en dignidad y estamos llamados a vivir, compartir recursos y colaborar juntos. “Uno solo es vuestro Padre y todos sois hermanos” Mt. 23,8. Necesitamos incluir a todas las personas en nuestra sociedad. Nadie debe ser excluido y por tanto no caben las “murallas y baluartes” de los radicales, ni de un extremo ni del otro.

– Solo tenemos este Planeta tierra y es nuestra casa común. Denunciamos los monopolios y privatización de los bienes comunes. “Cuidad la tierra”. Gen 3,5

– La experiencia nos muestra que cuando el lucro máximo es el objetivo, entonces el ser humano se convierte en esclavo. “La codicia es idolatría. Es imposible servir a Dios y al dinero privado” Col 3,5 y Mt. 6,24

– La mayor esclavitud y corrupción que sufre el ser humano es la del poder y el lucro a toda costa. “La raíz de todos los males es la pasión por el dinero. 1 Tm.6

– Nuestros mayores supieron vivir felices con menos, porque las personas eran el centro y sabían compartir sus bienes. “Dichosos los pobres de espíritu”. Mt. 5

– Los seres humanos construimos barreras, categorías, clases, partidos opuestos, enemigos, guerras y violencia para controlar y dominar. “En Cristo Jesús ya no hay varón ni mujer, obrero ni patrón, creyente y no creyente” Gal.3,28

– Ser responsable, elegir lo bueno y hacer el bien, nos hace felices. “Tienes ante ti, la vida y el bien, la muerte y el mal. Tú debes elegir”. Dt. 30,15

Todos nacemos con la misma dignidad humana y capacidad de amar, y podemos madurar como el buen vino compartiendo vida, bondad, bienestar y alegría con los demás.

Deseamos y trabajamos por una sociedad, donde todos los pueblos y razas se sientan integrados, donde no haya nadie que se comporte como “inhumano” obligando a otros a vivir como seres “infrahumanos”, sino donde todas las personas puedan llegar a vivir como plenamente humanas, es decir: cuidando de los demás, con todos los recursos a nuestra disposición.

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