Más de seis meses después de la gran huelga de estudiantes, que se cobró 20 vidas, y tres meses después de las marchas de protestas de las poblaciones de Fria, Boké y de N’zérékoré, un nuevo movimiento de huelga general ha comenzado en Guinea Conakry, desde el pasado 10 de enero 2007. La presente huelga ha sido organizada por todos los Sindicatos, con el apoyo de catorce Partidos políticos de la oposición democrática, contra la corrupción gubernamental y el poder absoluto del presidente Lansana Conté, en el cargo desde 1984. Esta huelga general e indefinida ha encontrado una reacción favorable por parte de todas las poblaciones del país.
La gota que ha desbordado el vaso de la paciencia ciudadana ha sido la excarcelación, por orden personal del Presidente de la República, del empresario Mamadou Sylla y del ex ministro Fodé Soumah, ambos amigos de Lansana Conté y acusados de robar fondos públicos. La huelga general ha recibido el apoyo de diversas organizaciones internacionales como la Organización Regional Africana (ORAF) con sede en Nairobi (Kenia), la OUSA, la ODESTA y de otras centrales sindicales de Benín, Malí y Senegal. Igualmente, el movimiento ha recibido el apoyo de la CGT de Francia y de la “Internacional des Services Publics” del mismo país.
La huelga, que se inició como expresión del enfado de las poblaciones contra la corrupción y el abuso de poder del presidente Lansana Conté, ha pasado a ser ahora, en su noveno día, un movimiento que exige la inmediata dimisión del Presidente y de su gobierno al completo, para dar paso a un gobierno de transición nacional; esto es, hasta el momento, según los organizadores, la única vía posible para salir de la crisis en que se encuentra sumido el país. A parte de una administración pública calamitosa, debido a su estado de salud, Lansana Conté lleva más de cuatro años sin ocupar su despacho y sin despachar con sus ministros. La confirmación de esta incapacidad es, 72 horas después de la puesta en marcha de la huelga general, su desconocimiento de tal evento en el país; pese a que él mismo había recibido dos días antes a los movimientos sindicales y les había recomendado poner por escrito el motivo de sus reivindicaciones.
El estado de salud de Lansana Conté es grave. Con 72 años de edad, el presidente guineano está enfermo, tiene leucemia y diabetes agudas, con frecuentes comas prolongados y repetidas pérdidas de memoria. Durante estos últimos años, Conté sólo ha intervenido en los asuntos públicos por medio de sus colaboradores más cercanos. Para limpiar el camino de la sucesión, éstos le hicieron firmar a ciegas, el 4 de noviembre de 2005, un decreto relativo a la jubilación de 1.872 oficiales del Ejército nacional. En las elecciones presidenciales de 2003, debido a su incapacidad para desplazarse, se hizo traer una urna hasta su coche para votar. Desde marzo 2006 hasta final del mismo año fue evacuado dos veces a Ginebra, al agravarse su estado de salud.
Independientemente de su enfermedad, Lansana Conté es un calvario para el pueblo de Guinea: él no respeta ningún texto de ley e ignora sus derechos y deberes. Con la circunstancia actual, el presidente Lansana Conté, conocido por su intransigencia, ¿podrá ceder ante las reivindicaciones legítimas de su pueblo? Nada está claro por el momento.
La única cosa que parece evidente, en estos días, es la determinación de la sociedad guineana para iniciar una nueva era política. Si Lansana Conté dimite, respetando la opinión de su pueblo, ¿cuál será la decisión de su gobierno y de las Fuerzas armadas? El fracaso de su intento de hacerse suceder por su hijo, Ousmane Conté, ha dado lugar a una feroz lucha de sucesión tanto en el gobierno como en el ejército nacional. De entre los aspirantes a la sucesión, ningún miembro del gobierno puede suceder a Lansana Conté, pues todos son responsables del naufragio actual del país. El gran miedo se refiere al Ejército donde las intenciones de hacerse con el poder son muy claras. La evidencia de ello es el hecho de que los oficiales superiores hayan prohibido a la tropa, excepto a la policía y la gendarmería, llevar armas durante estos días de huelga. Pero aquí hay dos obstáculos. Por una parte, la CEDEAO y la Unión africana han advertido que no reconocerán ningún gobierno surgido de un golpe de estado. Por otra, existe en Guinea un proyecto de Gobierno de transición que ha sido votado por unanimidad por los Partidos políticos, el Ejército y las Fuerzas vivas de la nación. Si el Ejército puede respetar su compromiso, la única vía es la constitución de un gobierno de transición nacional, encargado de organizar las elecciones democráticas transparentes.
Entre las formaciones políticas democráticas, el Rassemblement du Peuple de Guinée (RPG), presidido por el D. Alpha Condé, ha sido la única formación que ha demostrado contar con el respaldo de la mayoría social de Guinea. En primer lugar, porque este partido fue el ganador de los escrutinios de 1998, victoria que fue frustrada por la ilegal encarcelación de su presidente por orden directa de Lansana Conté. En segundo lugar, porque desde ese momento, el partido ha incrementado su lista de afiliados de forma significativa. Por último, es el único partido político democrático presente en todas las circunscripciones electorales del país y con una mayor estructura y presencia social.
Con Sekou Toure, anterior presidente de Guinea, las fronteras de la nación permanecieron cerradas a la comunidad internacional, a excepción de los países de influencia soviética, durante casi tres décadas. Con Lansana Conté, el país ha perdido credibilidad frente a todas las instituciones internacionales de nuestro tiempo. El RPG, que cuenta con representación en todos los países occidentales, es consciente de la necesidad de recuperar esta confianza perdida y participar activamente en un mundo globalizado.
Mathieu N. LOUA
Secretario General
Rassemblement du Peuple de Guinée (RPG) – España.
