“Ha habido violaciones y disparos con balas reales… esas eran las órdenes: o matáis o seréis matados”, ha confesado un militar de BATA que denuncia el reclutamiento de una milicia.

“Había bastantes muertos, yo tenía vértigo… 30, 40, 80 cuerpos, no podría decir cuántos, sólo sé que en la noche del lunes, 28 de septiembre, se nos ordenó salir a recuperar los cuerpos. Hemos recuperado 37, que han sido sepultados… no sabría decirte dónde”, ha testimoniado, en condiciones de anonimato, un militar de BATA, (la unidad de élite con sede en el campo de Alpha Yaya Diallo, esta mañana del 1 de octubre, en las antenas de Radio France Internationale.

Ante la pregunta insistente del periodista que quería que su interlocutor dijese si él mismo confirmaba que había disparado contra los manifestantes, “¿usted mismo disparó?”, el militar, asustado por la sucesión de acontecimientos, liberó su conciencia: “Es muy difícil para mí responder a esta pregunta, hay que disparar hacia donde hay que disparar. Son las órdenes. Uno no puede negarse a cumplir las órdenes”.

Con respecto al verdadero sentido de esas órdenes, este soldado contó que se les había ordenado ir a matar a los oponentes, ir a darles una lección. “Desde el lunes yo no puedo dormir, tengo pesadillas”, confiesa este hombre que denuncia igualmente la irresponsabilidad de los dirigentes de la Junta, “No hay jerarquía, es todo un descontrol”.

Por otra parte, este miembro de BATA acusa a los guardias presidenciales y a los milicianos contratados recientemente, “hay milicias venidas de la selva y de Liberia, más de 600 personas que se han incorporado sin ninguna formación… todos los días…. Circulan las armas”.

Por su parte, el jefe de la Junta ha negado la responsabilidad del ejército y de los comités de apoyo que preconizaban su candidatura “he sido tomado como rehén”, se defendió.

Hoy, los dirigentes de la Junta y sus colaboradores están amenazados de interpelación por crímenes contra la humanidad y otras atrocidades, sobre todo las violaciones en público y a plena luz del día, los asesinatos a gran escala y los atentados contra la integridad física y la honorabilidad de las personas, además de las amenazas contra los periodistas… Los guineanos, encerrados en sus casas por la prohibición de agrupamiento que ha impuesto la junta, no cuentan más que con la comunidad internacional para volver a tener una vida normal. Tres días después de las matanzas del día 28, otros tres jóvenes han sido disparados por estos militares.

Para muchos, no hace falta que los líderes de las fuerzas vivas y de la comunidad internacional caigan en la trampa del capitán Dadis, que puede prometer y firmar no importa qué, para reposicionarse y aprovecharse de los guineanos.

Según los observadores y expertos, la única opción para acabar definitivamente con la masacre de los civiles, es una intervención militar de la comunidad internacional, para derogar a los golpistas y permitir a la pobre población guineana respirar, como se ha hecho en las islas Comoras.

(Guinéenews, Conakry, 01-10-09)