Fiesta del Trabajo

1/05/2017 | Editorial

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El día 1 de mayo recordamos la Fiesta del Trabajo. La realidad cruda, aquí y especialmente en África, es más bien la falta grave de empleo. Más de la mitad de los trabajadores del mundo en desarrollo, cerca de 1.500 millones de personas, se encuentran en situación laboral vulnerable, según del Informe de la OIT de 2014.

Empleos de calidad son un motor fundamental de desarrollo. En Asia y en el África Subsahariana, tres de cada cuatro trabajadores, se encuentran en empleo vulnerable, estando las mujeres especialmente afectadas por esta situación.

Unos 839 millones de trabajadores en los países en desarrollo no pueden ganar lo suficiente para superar junto con sus familias el umbral de pobreza de 2 $ de EEUU al día. 213 millones de trabajadores nuevos, de los cuales 200 millones pertenecerán a los países en desarrollo, accederán cada año al mercado de trabajo.

El número de firmas españolas implantadas solo en África subsahariana se ha multiplicado por siete entre 2010 y 2014, pasando de 83 a 595, según el Ministerio de Economía. Crean algo de empleo barato, pero su objetivo principal es su propio beneficio económico.

La ONU advierte que la creciente pobreza en África y sus consecuencias se deben sobre todo a la gran carencia de empleo. El producto interno bruto africano (PIB) registró un aumento significativo, pero la pobreza ha sido indiferente al crecimiento económico porque este solo afecta a minorías.

Oxfam destaca que la mayoría de los gobiernos africanos están obligados a cumplir las exigencias de los organismos multilaterales de crédito y por tanto, tienen muy poco margen para decidir que políticas adoptar. A esto se suma, la corrupción que existe también, en muchos gobiernos africanos.

El desempleo en África subsahariana es diferente en cada país y región. El paro juvenil en Uganda alcanza ya el 85%. En esta situación, la emigración es casi la única salida para los jóvenes. Se estima que África debe crear unos 8 millones de nuevos empleos cada año para absorber el creciente número de personas que buscan trabajo.

La realidad es que las empresas y gobiernos no están interesados en hacer inversiones públicas en las industrias y estructuras más necesarias para el bien común, y así crear más empleo y desarrollo sostenible. Su objetivo es claro: reducir la mano de obra para maximizar con la tecnología su propio beneficio económico.
Los gobiernos tienen un reducido espacio de operación, porque los poderes financieros dictan las condiciones en este sistema neoliberal actual.

Nada cambiará hasta que los pueblos y grupos más sensibilizados podamos exigir a los gobiernos y empresas, propuestas alternativas más colaborativas de producción, mercado y consumo responsable, con unas estructuras más humanas y una gestión más participativa de recursos y servicios disponibles.

Este acaparo cruel de poder, recursos y servicios por unas minorías, a costa de empobrecer más y más a las mayorías, solo podrá ser superado por la participación social y por las nuevas iniciativas colaborativas que trabajan a nivel regional y global en promover alternativas de desarrollo sostenible para todos.

Recordemos que 194 países han firmado ya el Acuerdo de Desarrollo Sostenible de la ONU. Este acuerdo será papel mojado para muchos gobiernos, pero no debería ser así para todos los grupos y pueblos que trabajamos por un nuevo orden político-económico mundial, más solidario, justo y sostenible.

¿Seremos capaces de poner finalmente, el Ser Humano y el Bien Común, en el Centro de toda la política económica?

Algunos sueñan todavía que algún “nuevo” partido político vendrá con la solución “mágica” de la crisis político-social global actual. Los partidos políticos, con sus sindicatos, y las empresas actuales, ni quieren, ni pueden, ni saben cómo solucionar esta crisis, porque son parte del mismo sistema capitalista neoliberal, en el que viven y operan. Son parte del problema, aseguran los más prestigiosos economistas internacionales que presentan la propuesta de los Objetivos del Milenio más completa.

La Agenda 2030, con sus Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), integran un espíritu de colaboración y pragmatismo para elegir las mejores opciones con el fin de mejorar la calidad de la vida humana de forma sostenible, para todos los pueblos. Son una Agenda inclusiva y abordan las causas fundamentales de la pobreza, las injusticias sociales y los desafíos ecológicos, en África y en el globo.

Hoy podemos elegir el futuro, a través de la participación social y cambio de estructuras. Tenemos una gran responsabilidad ante la sociedad y ante la historia.

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