Etiopía arrienda millones de hectáreas de tierra fértil a grandes compañías agrícolas mientras sufre escasez alimentaria

15/07/2011 | Crónicas y reportajes

Es el acuerdo del siglo; 150 libras esterlinas a la semana por arrendar más de 2.500 kilómetros cuadrados de tierra virgen y fértil, durante 50 años. La compañía alimentaria Karuturi Global, con sede en Bangalore (India), dice que ni siquiera había visto los terrenos cuando se los ofreció el gobierno de Etiopía, con exenciones de impuestos incluidas.

Karuturi se lo quitó de las manos, y el próximo año la compañía, una de las 25 mayores agro-comerciales del mundo, exportará aceite de palma, azúcar, arroz y otros alimentos de la provincia etíope de Gambella, una remota región cerca de la frontera de Etiopía con Sudán, al mercado mundial.

Etiopía es uno de los mayores receptores de ayuda humanitaria de alimentos y ayuda al desarrollo, el año pasado recibió más de 700.000 toneladas de alimentos y 1.800 millones de libras esterlinas en ayuda, pero ha ofrecido tres millones de hectáreas de tierra virgen a corporaciones extranjeras como Karuturi.

“Es muy buena tierra. Es bastante barata. De hecho es muy barata. No tenemos tierra tan buena como esta en India”, afirma Karmjeet Sekhon, director de proyectos de lo que se espera sea una de las mayores explotaciones agrarias de África. “Allí tienes suerte si encuentras un 1 % de materia orgánica en el suelo. Aquí hay más del 5 %. No necesitamos fertilizantes ni herbicidas, no hay nada que no pueda crecer en esta tierra”.

“Para empezar, habrá 20.000 hectáreas de aceite de palma, 15.000 hectáreas de azúcar de caña y 40.000 hectáreas de arroz, aceites de uso alimenticio, maíz y algodón. Estamos construyendo reservas, diques, carreteras, ciudades de 15.000 personas. Esto es la fase uno. En tres años tendremos 300.000 hectáreas cultivadas y puede que 60.000 trabajadores. Podríamos alimentar aquí a una nación”.

Escasamente poblada, la región de Gambella está en el centro de la fiebre mundial por la tierra barata, precipitada por la subida del precio del petróleo en 2007 y 2008, cuando muchos países afectados por disturbios debido a la escasez o carestía de los alimentos, animaron a sus agricultores a invertir en el extranjero, para cultivar alimentos.

Los precios más bajos están en África, donde, según el Banco Mundial, al menos 35 millones de hectáreas de tierra han sido vendidas o arrendadas. Otros grupos, como Amigos de la Tierra Internacional, dicen que esta cifra es mucho mayor. El gobierno de Etiopía dice que 36 países, entre los que están India, China, Pakistán y Arabia Saudí han arrendado tierra cultivable en África.

Gambella ha ofrecido a los inversores 1.1 millón de hectáreas, casi una cuarta parte de sus mejores tierras, y 896 compañías han llegado a la región en los últimos 3 años. Desde el multimillonario saudí Al Amoudi, que está construyendo un canal de 20 millas para regar 10.000 hectáreas en las que va a cultivar arroz, hasta empresarios etíopes que tienen parcelas de menos de 200 hectáreas.

El mes de marzo, las concesiones trabajaron a un ritmo vertiginoso, con tractores gigantes y maquinaria pesada limpiando zonas de árboles, drenando pantanos y arando la tierra para la próxima cosecha.
Los árboles de cientos de kilómetros cuadrados de bosques han sido talados y quemados, para consternación de la población local y defensores del medio ambiente, preocupados por el destino de la rica fauna y flora de su región.

Los funcionarios del gobierno local han negado las acusaciones de que la gente está siendo obligada a desplazarse, para abrir camino a las compañías extranjeras.

“Este año realojaremos a 15.000 personas para darles un mejor acceso al agua, escuelas y transporte. [Pero] es una coincidencia que los inversores estén llegando al mismo tiempo que los habitantes de esta región son realojados”, afirma Kassahun Zerrfu, del departamento de Gambella para la inversión.

“No estamos realojando a la gente para dar acceso a los inversores. El problema es que no hay infraestructura donde ellos vivían, Todos se hace de forma voluntaria”.

Bajo el programa de reorganización de los pueblos del gobierno de Etiopía, tres o cuatro pueblos se van a mover a lugares más cercanos a carreteras y servicios, pero mucha gente dice que no se los está compensando y que tienen que esperar: “Nos prometieron una escuela, una clínica sanitaria y agua potable hace ocho meses. Por ahora, no tenemos más que una bomba de agua”, asegura Udul Ujulu, jefe del pueblo de Karmi, un nuevo pueblo de 250 personas, a cinco millas de la ciudad de Gambella.

Otros desplazados por las nuevas explotaciones agrarias dicen que tenían miedo por su vida si protestaban. “¿Qué poder tenemos para detenerlos?, nos quedamos en silencio”, dice un cultivador que fue obligado a salir de su tierra.

“No hay movimiento de población. Es su elección tener o no estos servicios básicos. Pero tienen que abandonar su antiguo modo de vida”, afirma el ministro Wondirad Mandefro.

Jon Vidal, (The Guardian, UK)

Consejo de Justicia Anuak

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