Hierba seca, charcos sin agua, animales decimados son algunas de las pruebas más visibles de la sequía, que está azotando cruelmente al África Austral. Pero las principales víctimas de la sequía no son los animales y las plantas sino los muchos millones de personas afectadas en varios países como Tanzania, Malawi, Zambia, Mozambique y Sudáfrica, por mencionar sólo los más importantes y los más afectados. Según el calendario metereológico tradicional, el mes de enero debería ser un mes de lluvias abundantes en toda la región. Pero de lluvias, nada. La sequía ha llegado a todas partes, entre ellas a Moamba, una pequeña población mozambiqueña, cercana a la frontera con Sudáfrica, en la que la sequía se ha llevado a más de cien cabezas de ganado bovino en los últimos dos meses.

La sequía se está cargando con algunas de las formas principales de sobrevivencia de las poblaciones locales. Moamba, por ejemplo, es considerado como uno de los principales centros de cría de ganado en la provincia de Maputo, en la que se encuentra la capital del país.

De los cielos de Moamba hace más de nueve meses que prácticamente no ha caído una gota de agua, y, debido a la falta de pastos, los animales recorren una media de 60 ó 70 kilómetros para conseguir algo que comer y beber. “El problema es la hierba que está seca. Los animales deambulan por la estepa, pero no encuentran nada que comer, y cuando vuelven al corral, al día siguiente, ya no consiguen levantarse”, decía Filipe Cossa, uno de las docenas de criadores de ganado, afectados por el desastre.

Y los ganaderos no son los únicos, ni los más afectados por esta dramática situación. El inicio de la estación de lluvias es el tiempo más apropiado para la siembra de los principales productos alimenticios de la región, el maíz y el arroz. La falta de lluvias en este periodo del año pone en grave peligro su producción, con nefastas consecuencias para gran parte de la población, que se alimenta principalmente de esos productos. Sequía equivale a hambruna, enfermedades y muerte.

Fuente: O Pais digital

Traducido y editado por Jesús Zubiría

(Fundación Sur)