Erradicación de la violencia contra la mujer

26/11/2018 | Editorial

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El 25 de noviembre es el día internacional de la erradicación de la violencia contra la mujer. Aunque se va mejorando en la igualdad de género y en la inclusión de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad, queda todavía un largo camino por recorrer.

Las personas más vulnerables, como: las niñas, mujeres, personas empobrecidas, y con poca educación, son lamentablemente las que más sufren los abusos de los poderosos. He visto como mujeres jóvenes de Uganda son manipuladas y enviadas a Arabia Saudita, con falsas promesas de un buen trabajo, para acabar siendo esclavas en el crudo tráfico de personas.

Con frecuencia podía oír a niñas llorando en Karamoja, cuando su propia familia las arrastraba por la fuerza, para obligarles a casarse con «abuelos», porque tenían vacas para pagar la dote. Por desgracia, el tráfico de personas, particularmente de niñas y mujeres, es uno de los negocios más crueles y repugnantes, que podemos observar en la actualidad.

Los casos de violencia de género son diarios y trágicos cada día, en casi todas las sociedades del mundo. Estos son claros síntomas de deshumanización. Según la Organización Mundial de la Salud, tres millones de niñas menores de 15 años, corren cada año el riesgo de la MGF, en el mundo, aunque el número de niñas obligadas a sjufrir esta mutilación sigue disminuyendo.

La mayoría de las activistas que han padecido ellas mismas la MGF y los matrimonios forzados, como Nadiathou Gaye del Niger, Natalie Tingo de Kenia, Fátima Awil, Angela Muruli y muchas más, insisten en que el diálogo y la educación son mucho más eficaces que las leyes y los castigos cuando se trata de cambiar mentalidades socialmente arraigadas.

Las mujeres subsaharianas en Europa, ponen en común sus preocupaciones sobre cómo acabar con la mutilación genital en sus países de origen. En España, hay unas 18.400 niñas de origen africano, en riesgo de ser mutiladas.

Como es habitual, no son ni los políticos ni las organizaciones internacionales las que más luchan contra esta forma de esclavitud, sino que son las mismas mujeres, que han sufrido las diferentes formas de mutilación, abusos y violencia, las auténticas pioneras en esta lucha por su dignidad y liberación.

Seleyian Partoip, de Kenia, entiende así su misión: “No quiero que nadie se levante por mí para contar mi historia. Creo que soy la persona que mejor puede contar mi historia”, para luchar juntas por nuestra liberación.

Theresa Kachindamoto, Hulo Guillabert, Victoria Nyanjura y Oumou Sall-Seck, fueron galardonadas con el premio solidario de Navarra, por su valiente defensa de los Derechos Humanos, en particular de la mujer africana. La bondad supera al odio.

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