Entro en Namibia: La otra África, por José Eladio Santacara

19/10/2010 | Bitácora africana

petroglifo

Según me habían dicho en Namibia empezaba otra África a la que también el hombre blanco vino como colonizador, pero a diferencia de otras zonas de África, se quedó después del proceso de descolonización de los años 60, dándole un carácter específico.
Los primeros pobladores de la actual Namibia parecen haber sido los San, a los cuales se atribuyen los petroglifos de la zona Damaraland. Hace unos 2000 años llegaron los primeros pueblos bantúes que hasta la llegada del hombre blanco a finales del siglo XIX guerrean entre sí por la posesión de las pocas tierras cultivables. En el congreso de Berlín Alemania se adjudicó Namibia que resultó ser rica en minerales, y a principios del siglo XX hubo grandes rebeliones contra el poder colonial, especialmente de los hereros, que fueron violentamente reprimidas. Al final de la 1ª guerra mundial Namibia pasa a manos de Sudáfrica, que intenta asimilarla económica y culturalmente, y finalmente anexionarla. Sin embargo en los 60 surge un gran movimiento pro-independencia dirigido por el SWAPO, y en 1990 Namibia obtiene su independencia. A pesar de su gran extensión, es un país muy árido y poco poblado, escasamente 2 millones de habitantes, y su economía gravita alrededor de la de Sudáfrica, de la que en cierto modo es un apéndice, especialmente en lo referente al turismo. Frontera

Nada más entrar puedo apreciar la diferencia: más ordenado, limpio y tranquilo. No necesito visa, pero debo pagar un peaje de carretera (Road Tax).

.- No tengo dinero Namibio ni Sudafricano- le digo a la funcionaria.

.- Ahí a la vuelta tienes un cajero-.

Un poco escéptico voy hasta donde me dice, y efectivamente: hay un cajero!. Hace tiempo que no he visto ninguno!. Saco dinero, vuelvo, le pago, y hoy 1
de Mayo entro en Namibia por una buena carretera flanqueada a ambos lados por cientos de pequeños puestos de venta, con los productos perfectamente empaquetados.

– Ese camión va equivocado: viene por mi derecha!- me digo a mí mismo.
Sin embargo cuando ya casi lo tengo encima me doy cuenta que a partir de ahora se conduce por la izquierda! Doy un volantazo justo para esquivar el camión que ni se ha inmutado, y de momento tendré que andarme con cuidado hasta hacerme a la nueva conducción.

A Ethosa Park

El paisaje es cada vez más árido, y atrás, muy atrás se han quedado las grandes, verdes y húmedas selvas tropicales. Sigo hasta Oshivelo donde paro en una gasolinera a dormir. Mañana iré a visitar Ethosa Park con la esperanza de poder ver alguno de los 5 grandes: elefante, león rinoceronte, búfalo o leopardo. Al día siguiente una joven me dice:

.- Vas a Ethosa Park? Le puedes llevar a mi hermano que trabaja allá un paquete?-.

.- Por supuesto- pero cuando me lo trae veo que está en una entrada distante de la que voy a utilizar. Se lo comento pero me dice:

.- Bueno si puedes se lo entregas, y si no te lo quedas-. Me quedo asombrado pues no es normal en África este comportamiento.

Grandes y caros hoteles a ambos lados de la carretera me anuncian la llegada a Ethosa. Sin embargo la entrada no es cara, y puedo circular por todo el parque con Ibiletxe, en busca de los ansiados animales.
Pero he llegado bastante tarde, y me debo conformar con ver muchas jirafas, antílopes, cebras, grandes manadas de monos, pero de los 5 grandes ni rastro. Si quiero verlos me tendría que quedar a dormir para observarlos al día siguiente cuando vayan a beber agua, pero me piden bastante dinero por estar en un camping, aparte de volver a pagar la entrada, así que decido marcharme y haber si tengo más suerte en el Krugger Park de Sudáfrica.

A Swakopmund

Todo los pueblos que voy pasando: Tsumeb, Otjiwarongo etc me traen a la memoria el oeste de Australia. Como allá son pequeños, con calles muy anchas y limpias, casas bajas y bien cuidadas alternando con muchas pequeñas tiendas y supermercados. Están situados en medio de la nada yrodeados por el desierto. Es fin de semana y apenas hay gente por la calle: me cuesta creer que esté en África.

.- En qué idioma están escritos estos carteles?- le pregunto a un joven negro.

.-En Africander; junto con el inglés es el idioma común para entendernos entre nosotros, y fue traído por los Sudafricanos blancos.

La gente que vive en el centro de estos pueblos son blancos y los negros solemos vivir en las afueras-.

Ahora me explico.

Twyfelfontein

En Outyo dejo el asfalto y me adentro por polvorientas pero bien cuidadas pistas de tierra. Quiero ver uno de los tesoros mejor guardados de Namibia Los petroglifos de Twyfelfontein, que a pesar de haber sido grabados hace miles de años, todavía conservan toda su frescura y encanto, aunque guardan celosamente el secreto de su simbología y siginificado, difícil de entender
para el hombre del siglo XXI. Estoy en zona de los Damara pero también de los Herero y los Imbas, y por la carretera los puedo ver vendiendo sus artesanías vestidos con sus trajes de gala y sus gorros con grandes puntas, que no son otros que los que usaban las campesinas alemanas de finales del siglo XIX. De los Imbas se suele decir que son uno de los pocos pueblos de la tierra que siguen con su forma de vida ancestral, llevando las mujeres sus pechos al descubierto y el cuerpo embadurnado con el polvo ocre de la tierra.
Los montes Brandberg

Para cuando llego a ellos es casi de noche, y desde el vacío aparcamiento donde paro a dormir puedo ver las imponentes siluetas de los montes que a la vez me dan cobijo y me atemorizan en cierto modo. Al día siguiente me adentro entre ellos con el guía, y otra vez tengo ocasión de admirar los grabados en piedra dejados por el hombre hace miles de años, en especial la llamada: White Lady (dama blanca), que en realidad no es tal. El guía es un Damara y vamos en animada conversación.

.- Nuestros salarios del gobierno son muy bajos, unos 90 E., y con eso apenas puedes comer y poco más. No podemos comprar nada nuevo, sus zapatos están prácticamente desechos, y dependemos de las propinas que nos dan-.

Después se anima y me habla de la situación política y social.

.- El gobierno está formado por Oxibambas, la etnia mayoritaria, y apenas si se ocupa de los demás: Damara, Herero, Imbas etc. Además debía de echar a los Hereros de aquí a su lugar de procedencia en Bostwana.

.- Pero miles de ellos murieron y fueron masacrados por los alemanes en 1906 defendiendo esta tierra- le replico.

Mis antepasados también lucharon- se defiende. Como en casi toda África muy poco sentimiento de nación, en este caso de Namibia, sino únicamente de pertenencia a su etnia.

.- Los blancos aunque son muy pocos controlan prácticamente la economía del país- me dice para terminar. Avería

Cerca de Swakopmund se rompe el soporte de sujeción de un amortiguador trasero, y no me queda más remedio que quitarlo, aunque no me gusta mucho la idea pues estoy circulando por pistas. En el siguiente pueblo le hago un arreglo casero y puedo continuar con más tranquilidad.
Swakopmund

Llego a Swakopmund, y parece estuviese en una pequeña ciudad alemana. Incluso se oye el alemán por el centro de la ciudad, por supuesto hablado por blancos, que son los que poseen la gran mayoría de los negocios. Swakopmund es el centro de Namibia para los deportes de riesgo, y desde aquí se organizan todo tipo de actividades por tierra mar o aire. Pregunto algunos precios y la verdad son un poco de marear:

Namibia ha apostado por el turismo caro que deja mucho dinero, aunque no me da la impresión de que la población negra local se beneficie mucho de ello.

Es una ciudad que parece estuviese aquí desde siempre, hecha por no se sabe quién. Está a las puertas del desierto, pero no se ve arena en sus calles. Las mayoría de las casas son nuevas o están recién pintadas, pero no se ve a nadie trabajando en ellas. Todo se ve muy limpio, pero apenas se ven limpiadores, Las tiendas son impresionantes y muy bien montadas, pero apenas tienen compradores, al igual que los nuevos y bien surtidos supermercados. Tal vez el truco consista en que Swakopmund vive por y para el turismo y ahora no es la temporada alta. De cualquier manera en los sofisticados y variados restaurantes sólo se ve gente blanca, especialmente sudafricanos, y un faro en el puerto recuerda que los blancos fundaron esta ciudad.

Autor

  • Santacara, José Eladio

    José Eladio Santacara nacido en la localidad navarra de Carcastillo, es ingeniero de telecomunicaciones y viajero impenitente, entre otras hazañas cuenta con un viaje alrededor del mundo y posteriormente un viaje recorreiendo muchos paises africanos, Marruecos, Sahara, Mauritarnia, Senegal, Guinea, Malí, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benin, Nigeria, Camerún, Gabon, Congo, Angola, Namibia, Sudáfrica, Mozambique, Bostwana, Zambia, Malawi, Tanzania, Kenya, Etiopía, Sudán y Egipto. Probablemente se nos habrá quedado alguno.

    José Eladio Santacara en su página web www.munduatamusika.com fue relatando las jornadas de este periplo por África que ahora encontraremos en la Bitácora Africana

Más artículos de Santacara, José Eladio