Los analistas han descrito el arresto domiciliario del presidente de Zimbabue Robert Mugabe, su esposa Grace y otros altos funcionarios del estado como un golpe de estado, a pesar de que los líderes militares negaron que se haya usurpado la presidencia.
La acción militar contra Mugabe se produjo un día después de que el comandante de las fuerzas armadas, Constantine Chiwenga, anunciara que los militares detendrían a «los que intentan secuestrar la revolución».
«Definitivamente es un golpe de estado, en el sentido de que ha habido una intervención militar en la oficina más alta del estado y se han hecho cargo de funcionarios estatales, así como la cadena pública , devlaró Liesl Louw-Vaudron, analista del Instituto de Estudios de Seguridad
Willie Breytenbach, Profesor Emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Stellenbosch, afirma que, aunque la situación solo cristalizará en los próximos días, tiene todas las características de un golpe de Estado militar.
Los expertos también están de acuerdo en que el despido del aliado de Mugabe, Emmerson Mnangagwa, y sus intentos de forzar a su esposa a ocupar el cargo de vicepresidente y, por implicación, presidente, fueron los que llevaron a la dramática acción militar.
«Lo que estamos viendo es realmente el resultado a largo plazo del bloqueo de cualquier tipo de transición democrática en Zimbabue. El ejército ahora interviene en nombre del líder de las facciones [Mnangagwa] en nombre de la constitución y los ideales democráticos de Zimbabwe «, dice el profesor Brian Roftopoulos, un investigador líder en Zimbabue de la Universidad de Western Cape.
«Esto es, por supuesto, muy irónico, dado que el ejército ha estado usando la violencia para mantener a Mugabe en el poder de forma indirecta y Mnangagwa ha jugado un papel clave en apoyarlo, a pesar de que perdió previamente las elecciones».
Mientras los militares han tenido cuidado de no lanzar su acción contra Mugabe como un golpe, sino como una «transición democrática», Roftopoulos dice que esto se debe a que saben que un golpe de Estado no caerá bien con el pueblo zimbabuense, que está cansado de violencia.
Louw-Vaudran está de acuerdo.
«Se supone que el ejército debe mantener la ley y mantener el orden. Entonces, organizar un golpe de estado y luego afirmar que lo está haciendo en nombre de la democracia es completamente contradictorio», dice.
«Hemos visto este tipo de acciones en toda África en países como Uganda y Mauritania, donde los generales se hacen cargo, luego realizan elecciones y se eligen a sí mismos».
De acuerdo con las declaraciones de los líderes militares, planean solo estar a cargo todo el tiempo que sea necesario para prepararse para elecciones libres y justas.
«Por supuesto, los votantes tendrán entonces una elección entre el actual régimen autoritario y un nuevo gobierno autoritario. Los zimbabuenses están tan desesperados por el cambio que podrían pensar que esta transición es algo bueno, pero está sentando un precedente muy peligroso», declaró Roftopoulos .
El apoyo repentino de los militares a Mnangagwa contra Mugabe, que cumplirá 94 años en febrero, puede verse como el resultado directo de sus intentos de hacer que su esposa, Grace, su sucesora y una creciente enemistad sobre la elite gobernante, dice Breytenbach.
«Mugabe siempre ha sido capaz de mantener a los generales de su lado beneficiándoles de la apropiación de tierras, la producción de diamantes del país y la guerra en la República Democrática del Congo. Por lo tanto, el hecho de que se hayan vuelto en contra de él dice mucho sobre cómo se sienten en relacióa a Grace Mugabe «, declaró .
La Presidencia sudafricana ha pedido calma y moderación con respecto a la situación en Zimbabue diciendo que la SADC continuará monitoreando de cerca la situación y que está lista para ayudar si es necesario.
Sin embargo, Roftopoulos cree que se deben hacer preguntas críticas sobre el papel de Sudáfrica en la agitación en Zimbabue.
«La pregunta interesante es cuánto sabe el gobierno sudafricano sobre lo que está sucediendo allí en este momento y el papel que estamos desempeñando»,
«Nuestro gobierno siempre ha estado impulsando la idea de la estabilidad en la región SADC en lugar de la democratización de los países, y el gobierno de Mbeki en particular había tomado una posición sobre el papel clave de los militares para lograr esto».
Louw-Vaudran afirma que una guerra civil o una severa inestabilidad política en Zimbabue podrían tener consecuencias dramáticas para Sudáfrica y otros países vecinos.
«Por supuesto, podríamos ver una afluencia de refugiados zimbabuenses, pero también podría tener un impacto en nuestros sistemas económicos y políticos, que están muy entrelazados con los de otros países de la región»,
«Como presidente de la SADC, Sudáfrica tiene la responsabilidad directa de garantizar la estabilidad en Zimbabwe».
Fuente: News 24
[Fundación Sur]
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