En los alrededores de Tánger y Ceuta hay emigrantes africanos que sufren el terrorismo. “No sé cuántos son. Sé que son seres humanos”.

14/03/2016 | Editorial

El día 24 de febrero 2016, Santiago Agredo Martínez, Arzobispo de Tánger, Marruecos, publicaba una durísima denuncia, sobre el trato inhumano que se da a los emigrantes que llegan sobre todo del África subsahariana.

“Sé que no tienen papeles, pero tienen hambre. Sé que no están autorizados a estar donde están, pero tienen derecho a buscarse un futuro para sí mismos y para sus familias. Sé que las autoridades de las naciones los consideran una amenaza, aunque la realidad es que las autoridades son una amenaza para ellos.

El lunes les llevamos alimentos. El martes nos llaman para informar que las fuerzas del orden (ellos dicen “la policía”) se los han quitado.

¿Qué dirían ustedes de una sociedad que persiguiese a hombres, mujeres y niños vulnerables e indefensos –a los que leyes inicuas han hecho ilegales, irregulares, clandestinos-, los acosase como si fuesen alimañas, los persiguiera como si fuesen criminales, los golpease como no se permitiría hacer con los animales, y los cercase para rendirlos por hambre?

Se diría que esa sociedad se había deshumanizado, corrompido, embrutecido, envilecido, degenerado.

Pues lo que no hace la sociedad marroquí, acogedora y humana, se nos dice que lo hacen agentes uniformados, miembros de fuerzas del orden del Estado, que entran en el bosque de “Velones”, no para apartar de la frontera –de una maldita frontera que Dios no hizo ni quiso ni quiere-, a unos emigrantes, sino para apropiarse de los pocos alimentos que los emigrantes han recibido para subsistir…

A nadie le pediré que se convierta a Dios. Podéis tranquilamente no creer en él. No se os pedirá cuenta de semejante ignorancia. Pero estamos perdidos si no nos convertimos a los pobres. Entonces nuestra suerte estará entre los malditos.”

Durísimas palabras, pues estamos llegando a un grado serio de deshumanización y degeneración.

Quizás lo más preocupante sea la falta de información y la indiferencia de la mayor parte de nuestra sociedad, ante abusos tan graves de la dignidad humana.

El 11 de marzo recordábamos el Día Internacional de las Victimas del Terrorismo.

Constatamos por desgracia, muchas formas de terrorismo: estatal, de multinacionales, sistema capitalista neoliberal, dictaduras, grupos armados, yihadismo, fundamentalismos violentos, familiar, global, etc.

También podemos observar como algunos grupos son particularmente vulnerables a la violencia: niños-as, mujeres, personas empobrecidas y sin educación, países que sufren duras dictaduras, etc.

Es doloroso ver la total impunidad con la que operan algunos gobiernos, multinacionales y grupos extremistas y armados para continuar con sus negocios de tráfico de personas, armas, drogas, petróleo, minerales, etc., a costa de la vida de tantas personas y familias inocentes.

Las mujeres africanas, así como los niños-as, son hoy día las primeras víctimas del terrorismo local y global, sufriendo como nadie las consecuencias de la marginación.

Hace unos días leía la información sobre el escandaloso grado de acaparamiento de bienes en Uganda por la familia del presidente.

Los hoteles más lujosos en la capital: Serena, Speke, Akamwezi, Aya, Munyonyo, Imperial, Resort Beach , etc., los bancos más poderosos en Kampala: Centinery, Stanbic, Bank of Uganda, etc., los comercios más lucrativos, como: Crested Towers, Roofings, MTN, Telecom, Garden City, Entebbe Airport, etc., las reservas de petróleo que se están explotando en Hoima, el oro de Karamoja, y los proyectos del propio gobierno, como préstamos para la Educación y desarrollo del país, etc. etc. etc., pertenecen en su mayor parte, a la familia presidencial, cuya cabeza va hacia los 37 años en el poder.

Con frecuencia estas propiedades del país, robadas en plena luz del día, están inscritas bajo nombres de compañías ficticias, como: Sarracen, Executive Outfit, Life Cad, etc.

Este es solo un ejemplo de los dictadores y jefes de gobierno en África, y en otros continentes, que saquean y acumulan sin vergüenza alguna y con total impunidad por ahora, la mayor parte de todos los recursos de su país, dejando que la mayoría de los ciudadanos-as sufran y pasen hambre.

Esto seguirá ocurriendo, mientras la sociedad lo permita. Nadie lo puede impedir, mientras la sociedad siga pasiva y tolerando/aceptando la situación de explotación y de esclavitud, a la que siguen sometidos por parte de sus propios jefes.

Las ONG con sus ayudas humanitarias, aunque sean necesarias en casos de emergencia como en los alrededores de Ceuta, no solucionan nada a largo plazo, porque los emigrantes seguirán en la misma situación.

Los poderosos seguirán robando y acaparando, mientras se lo permitamos, pues no saben hacer otra cosa, causando una emigración forzada y continua.

Pero la sociedad y la economía, dice el economista Paul Mason en su libro: “Postcapitalismo, camino hacia un nuevo futuro”, va optando por un nuevo modelo económico más colaborativo.

Señala que Wikipedia, Twiter, Skype, Economía del Bien Común, Bancos éticos, etc., son herramientas casi gratuitas nacidas gracias al esfuerzo colaborativo de miles de personas.

Llegará el día en que los pueblos se levantarán, sin violencia pero determinados, y exigirán líderes íntegros para promover con ellos: un reparto equitativo de los recursos, justicia social, desarrollo integral, paz y solidaridad, dentro de un nuevo sistema de economía más colaborativo.

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