En Komboro (Costa de Marfil), por José Eladio Santacara

18/12/2009 | Bitácora africana

El 18 de Enero después de desayunar Celes me enseña la maternidad. Fue fundada por la Orden de Malta, y atiende a todos los pueblos de los alrededores. Tiene los servicios básicos para atender los partos, pero si hay alguna complicación grande disponen de ambulancia para trasladar al hospital de Korhogo. Por lo que me dice Celes, esta maternidad es una buena fábrica de producir nuevos africanitos/as. Al visitar un pabellón me comenta:

.- Como muchas viven lejos de aquí, suelen venir contiempo y mientras llega el momento del parto ellas mismas se hacen sus comidas y se autogestionan la estancia-.

Algunas nuevas madres son jovencísimas: no tendrán más de 13-14 años. Me agrada verlas en su ambiente, cosa que no sería posible sin la presencia de Celes. Hoy es viernes, y en otro pabellón se está haciendo el reparto de comida gratuita de la Organización Mundial de la Salud. Está abarrotado de mujeres con sus pequeños a la espalda o dándoles de mamar, y sus vestidos son todo un mundo de colores. En estos mismos pabellones por las tardes se dan clases de francés para los adultos.

.- Adama, el cocinero, me ha comentado que mañana sábado tienes un funeral en un pueblo cercano, y en ellos siempre hay música y bailes tradicionales. El te puede llevar por la tarde en la moto- me comenta Celes durante la comida.

.- Estupendo. Nada mejor que ir con un senufo -.

Aunque por el día hace calor la temperatura es todavía bastante agradable. Hasta mediados de febrero no empezarán los fuertes calores, y prefiero no pensar los que pasaré cuando baje hacia la costa!.De momento entre lavar la ropa y hacer unas cuantas reparaciones en la maternidad tengo el tiempo bastante ocupado.

.- Esta tarde iremos a ver al jefe del pueblo para que te conozca. Es una tradición que hay que cumplir-.

Nos acompaña un joven que trabaja en la maternidad para hacer de traductor, pues el jefe apenas sabe francés. Está sentado en el pórtico de su casa rodeado de su familia. Me pregunta de dónde vengo, se interesa por mi viaje, me da la bienvenida, y sonriendo me comenta que si quiero puedo quedarme a vivir en el pueblo.

Kugo: el funeral

El pueblo está unos 5 km y llevo bien cerradas las cámaras para que no les entre el polvo que vamos levantando con la moto. Son las 3 de la tarde y el sol se hace notar. En realidad no va a ser un funeral propiamente dicho, sino el entierro de una persona mayor que murió hace poco. Los funerales se suelen hacer durante los meses de Marzo-Abril, y son grandes fiestas en homenaje de la persona/as que ya murieron hace algún tiempo.
.- Yo te iré diciendo a quienes les tienes que dar dinero, y cuándo puedes grabar- me dice Adama para mi tranquilidad. A la entrada están las autoridades sentadas a la
sombra de un árbol.

.-Es un turista que vive en la maternidad, y está interesado en ver y grabar nuestras costumbres y tradiciones- supongo que les dice Adama en senufo-.

Me dice que no hay problema. Saludo a las autoridades, y les doy lo que me indica Adama. Poco a poco la gente va llegando de los pueblos de alrededor, y también los grupos de músicos compuestos cada uno de 3 balafones (especie de grandes silófonos que los llevan colgados al cuello) un pequeño tambor tocado con ambas manos y que lleva un ritmo frenético, y uno más grande que con un ritmo pausado y profundo va llevando el compás. Vestidos con unaespecie de túnicas raídas y unos gorros con plumas, van recorriendo el pueblo mientras las mujeres sobre todo les acompañan bailando con una crin en la mano: los hijos a pesar del movimiento siguen durmiendo a sus espaldas.. Al ir con Adama soy uno más de la fiesta-funeral, y me fascina todo este espectáculo, cargado de simbolismos y ritos que no alcanzo a comprender. Los sonidos de los balafones, y sobre todo el del tambor grande que parece venido de ultratumba me tienen hechizados: siento como si estuviesen haciendo toda una representación para el hombre blanco que les ha venido a visitar. Durante más de una hora varias personas van exhibiendo los paños que han confeccionado para la difunta, mientras una de ellas dice sus nombres. Los hay bordados, grandes, muy grandes, y también modestos y pequeños Se hacen 3 montones, y los que hay en uno de ellos servirán para amortajar a la difunta. Los jóvenes del Poro (los que se están iniciando a la vida adulta), llevan los 15 paños elegidos a la casa de la difunta, y al poco rato salen con ella a hombros amortajada. Toda la comitiva acompañada de las bandas de balafones se dirige al lugar donde va a ser enterrada, mientras la cabeza de la difunta se va balanceando tétricamente. La tumba es un agujero circular de un metro de diámetro, y al fondo hay otra pequeña cavidad en un lateral que da acceso a una cámara donde se introduce a la difunta. Tapan con una estera la pequeña cavidad para que la tierra no le toque, se rellena el agujero y la fiesta continúa, seguramente hasta el amanecer. Dentro de 9 meses habrá más nacimientos de los normales, como suele ocurrir en todos los funerales. Para los senufos (y para muchos otros pueblos de África también) los funerales son su mayor celebración, donde no se repara en gastos: la vida y la muerte hermanadas.

La vida diaria

Koné, un maestro del pueblo, me lleva en su moto a ver a la gente trabajando en el campo. Pasamos por un pueblo muy pequeño, y me presenta al hijo del adivinador del futuro.

.- Este era el lugar donde vivía mi padre- me dice en francés. Está todo tal cual lo dejó él al morir-.

.- Y no vas a ser tu el nuevo adivinador? le pregunto.

.- Todavía no me atrevo. No creo estar preparado. Tal vez más adelante- contesta con titubeo.

En el camino a las huertas pasamos por los campos de arroz y maíz que ya fueron cosechados hace algunos meses. Al ver la vegetación y los árboles frutales me viene a la memoria la India, pues los climas y los productos del campo son parecidos. La mayoría de las personas trabajando en las huertas son mujeres, incluso con sus hijos a cuestas, y también veo muchos niños y niñas. Cavan agujeros en la tierra en diferentes lugares, y a pequeña profundidad obtienen el agua para regar. Están preparando la tierra para cuando lleguen las próximas lluvias que aún se harán de rogar unos 4 meses, mientras riegan directamente los tomates, cebollas etc con regadera, para que el agua no se mal pierda; es un trabajo que hacen en comunidad, ayudándose las familias unas a otras.

La adivina

Uno de estos días, al dar un paseo por las oscuras calles del pueblo, veo mucha gente formando un circulo. Me acerco y en el centro hay una mujer que llevando en la cabeza la representación de una gacela, va dando vueltas mientras a veces habla, otras canta o sencillamente baila arrastrando los pies y moviendo una gran polvareda a su alrededor. Casualmente al poco rato llega otro joven que trabaja en la maternidad, y me dice que se trata de una adivinadora que a venido a Komboro a predecir su futuro. En un momento dado se dirige a una mujer, le dice algo y ésta se marcha. – Según la adivinadora su presencia estaba creando un mal ambiente en el grupo y le ha ordenado que se vaya- me dice el joven.

Al cabo de un rato llegan unos jóvenes, y se ponen a hablar en voz alta como para boicotear la representación. Apenas se le oye a la adivinadora y hay cierto malestar entre la gente. Al final se marchan, pero se ve que no todos creen en estas cosas. Después de 2 horas largas la adivinadora se marcha, se da por concluida la representación y todos se van a sus casas.

.-Bueno allá tenemos a los que te dicen cuándo hay que invertir en bolsa, que época es buena para comprar un coche o un piso (si se puede claro) etc. No es lo mismo, pero puede que al final no sea tan diferente: no sé…

Autor

  • Santacara, José Eladio

    José Eladio Santacara nacido en la localidad navarra de Carcastillo, es ingeniero de telecomunicaciones y viajero impenitente, entre otras hazañas cuenta con un viaje alrededor del mundo y posteriormente un viaje recorreiendo muchos paises africanos, Marruecos, Sahara, Mauritarnia, Senegal, Guinea, Malí, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benin, Nigeria, Camerún, Gabon, Congo, Angola, Namibia, Sudáfrica, Mozambique, Bostwana, Zambia, Malawi, Tanzania, Kenya, Etiopía, Sudán y Egipto. Probablemente se nos habrá quedado alguno.

    José Eladio Santacara en su página web www.munduatamusika.com fue relatando las jornadas de este periplo por África que ahora encontraremos en la Bitácora Africana

Más artículos de Santacara, José Eladio