Estas últimas elecciones al parlamento europeo me han decepcionado, por su pobreza humana, pequeñez de miras político-económicas y por su olvido de África.
La pobreza humana se ha manifestado en la falta total de respeto entre los candidatos, descalificaciones continuas y ausencia de solidaridad con los más empobrecidos mientras se gastaban millones en carteles y actos de propaganda partidista! Confío que la talla humana de los políticos no refleja la talla humana de la sociedad, porque ellos son víctimas del sistema y viven del mismo.
La pequeñez de miras político-económicas es consecuencia lógica de que la mayoría de los políticos y financieros viven y están atrapados en el sistema capitalista liberal. Su preocupación primera es conseguir el poder y vivir del presupuesto.
La persona es tan solo un medio para conseguir su objetivo. Su discurso de “libertad, dignidad humana, desarrollo, derechos humanos y bienestar social…” son palabras para la gradería! El ser humano no les preocupa, no es el centro!
Un ejemplo claro es la forma de tratar a los emigrantes. Pretenden ir tirando, levantando más vallas, con más policía, construyendo más CIES. Lo típico en este sistema es tratar los síntomas sin llegar nunca a tratar la raíz de tanta deshumanización. Se olvidan de que emigrar es un derecho humano.
El olvido total de África y de otros continentes en vías de desarrollo, es sintomático de vivir en un mundo muy pequeño. No podemos estar bien nosotros en Europa, cuando de unos 900 millones de africanos-as, como el 50% viven empobrecidos, en condiciones indignas del ser humano.
Ningún país o sociedad, que se crea educada y civilizada, puede vivir sin pensar, hablar, preocuparse y hacer algo para promover una vida más digna de todas la personas que seguimos descartando de la familia humana.
Les podemos enviar alguna manta, ordenador usado y medicinas a punto de caducar, cuando deberíamos ser más humanos y justos con ellos.
¿Para qué sirve enviarles ayuda, cuando seguimos poniéndoles el pie encima? No seamos hipócritas! Quitémosles primero el pie de encima, (saqueando sus tierras y recursos…), comencemos a mirarles como compañeros-as de camino, y comencemos a tratarlos como personas iguales que somos. Seamos promotores de su dignidad y respetemos sus derechos.
Ya lo dijo Julius Nyerere: “África solo atrae a los misioneros y a los mercenarios. Los misioneros consuelan al pobre, mientras los mercenarios supervisan su saqueo”.
Todos podemos promover una sociedad más humana y solidaria y podemos también elegir líderes más íntegros y con cierta ética.
