Elecciones en Guinea Ecuatorial: una farsa

27/11/2009 | Crónicas y reportajes

El domingo, día 29 de noviembre la rica en petróleo Guinea Ecuatorial acude a las urnas, en unas elecciones que los observadores han calificado de farsa, diseñadas para autorizar sobre el papel el gobierno del presidente desde hace mucho tiempo, Teodoro Obiang Nguema.
Obiang, que se hizo con el poder de su tío en un golpe de estado de 1979, ha dicho a sus seguidores en el diminuto país de poco menos de 700.000 personas que pretende obtener el 97 % de los votos. Mirando a los resultados de las pasadas elecciones, esto no es un alarde en vano.

Obiang, de 67 años, logró el 97.1 % de los votos en las últimas elecciones presidenciales celebradas en 2002, se presentó él solo, mientras que para su Partido Democrático de Guinea Ecuatorial, PDGE, ha sido un paseo ganar por aplastante mayoría en todas las elecciones celebradas desde que se introdujo el multipartidismo, en 1991.

Esta vez, los partidos de la oposición alegan que no se les ha dado tiempo suficiente para hacer su campaña, de cara a unas elecciones libres y justas.

La organización con sede en Nueva York, Human Right Watch, asegura que la oposición ha sido acosada y se le ha negado un acceso equitativo a los medios, mientras que los 43 observadores internacionales que han sido enviados por la Unión Africana y la Comunidad Económica de los Estados del África Central, CEEAC, son objeto de reglas que comprometen su esfuerzo por controlar las elecciones.

Mientras la atención del mundo se centra en dictadores africanos más coloridos, como Robert Mugabe de Zimbabue, los observadores aseguran que Obiang, silenciosamente ha desplumado prácticamente a su país de sus riquezas y ha aplastado a la oposición, indiferente ante la miseria en la que viven sus ciudadanos.

“El presidente Obiang afirma que el cumple con el estado de derecho”, dice Arvind Ganesan, director del programa de Economía y derechos humanos de HRW, “pero sus acciones una y otra vez son las de un dictador dispuesto a mantenerse en el poder y controlas el dinero del país”.

Guinea Ecuatorial se ha convertido en el tercer país productor de petróleo de África, después de Nigeria y Angola, tras el descubrimiento de depósitos de petróleo y gas, a mediados de los años 90, que ocasionó un enorme crecimiento.

Ahora produce 250.000 barriles de petróleo al día, menos que su anterior máxima producción de 350.00 diarios.

A pesar de que la renta per cápita, equiparable a la de algunos países occidentales europeos, Guinea Ecuatorial ocupa el puesto 118 en el Índice de desarrollo humano de la ONU, y algunos de los indicadores de esta clasificación del desarrollo en el mundo, de hecho, han empeorado desde el descubrimiento del petróleo.

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, la mortandad de menores de cinco años ha aumentado a 206 por mil, en 2007, de los 170 de cada mil niños que morían en el año 2000.

“con su abundacia en petróleo, pagado por las compañías americanas, Guinea Ecuatorial debería ser uno de los países más ricos del mundo”, afirma Anthea Lawson, un investigador de Global Wirness, que monitoriza la relación entre los recursos naturales y los abusos de los derechos humanos.

“En lugar de eso, su pueblo es uno de los más pobres del mundo, y el gobierno es un ejemplo extremo de cleptocracia en acción”.

Transparency Internacional regularmente clasifica a este país como una de los más corruptos del mundo en su índice anual de corrupción, este año está en el puesto número 20, empezando por la cola, de una lista de 180 países.

El organismo de control anticorrupción este año ha presentado una queja en Francia contra Obiang y otros dos líderes africanos -el difunto presidente de Gabón, Omar Bongo, y el presidente de la República de Congo, Denis Sassou Nguesso-, acusándoles de gastar enormes sumas de dinero público en propiedades y vehículos de lujo en Francia.

Un tribunal francés dictaminó que no podía proceder con el caso ya que no había suficientes evidencias del delito.

El hijo de Obiang, conocido por su apodo Teodorín, también ha sido investigado por los Estados Unidos, en 2007, por adquisiciones hechas en los EEUU, como una mansión de 35 millones de dólares, en Malibú, un jet privado de 33 millones de dólares y toda una flota de coches de lujo.

Los ingresos oficiales de Teodorín don de 4.000 dólares al mes, su salario como ministro del gobierno.

No se han presentado cargos, haciendo pensar a muchos que Estados Unidos está feliz de pasar por alto las indiscreciones de la familia Obiang, para permitir a las compañías petroleras estadounidenses acceder al petróleo de Guinea.

“EEUU por lo general toma medidas más eficaces y fuertes para combatir la corrupción en el extranjero que muchos de sus coetáneos, pero parece estar ciego cuando se trata de Guinea Ecuatorial”, sospecha Lawson.

En 2006, la secretaria de estado, Condoleezza Rice, desató el enfado entre los activistas de derechos humanos cuando llamó a Obiang “Buen amigo” durante su visita a Washington.

La única verdadera oposición a Obiang es el gobierno en el exilio, liderado por Severo Moto Nsa, que reside en el ex poder colonial, España.

Moto fue acusado de estar involucrado en el famoso “Golpe Wonga”, un intento de golpe por el mercenario británico Simon Mann, en 2004, de derrocar a Obiang y, supuestamente, instalar al líder en el exilio.

Obiang perdonó a Mann y a cuatro de sus colaboradores surafricanos en el intento de golpe.

(IOL, 27-11-09)

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