El silencio es mortal: Salud Mental y la Comunidad Negra

14/05/2015 | Opinión

La primera dama de la ciudad de Nueva York comparte dos historias personales, sobre la vergüenza de un padre y el dolor de una hija, para ilustrar la imperiosa necesidad de hablar sobre la salud mental en la comunidad afroamericana.

El padre era un hombre tranquilo, pero no porque no tuviera historias que contar. Robert McCray nació en Springfield, Massachusetts, en 1924. Nunca conoció a su padre. Su educación formal terminó después del 12º grado, pero se ganó los títulos avanzados en lo que él llamó «la escuela de la vida» Después de servir a su país en la Segunda Guerra Mundial, regresó a una sociedad donde un hombre negro no podía subir alto. A través de décadas de duro trabajo y sacrificio, él y mi madre se las arreglaron para vencer los obstáculos y crear un hogar estable y amoroso para mis hermanos y para mí. Pero a pesar de todo eso, no pudo hacer gran cosa cuando llegué a casa de la escuela angustiada porque mis compañeros blancos me habían rechazado.

La historia de mi padre puede sonaros familiar a muchos de vosotros. La pobreza, la inestabilidad y la discriminación son los cimientos tambaleantes de demasiadas vidas en nuestra comunidad, tanto del pasado como del presente. También están a la cabeza de los factores de riesgo para la depresión, la enfermedad escondida detrás de la inactividad de mi padre.

Papá no lo habría llamado depresión. Él nunca dijo una palabra sobre el dolor que estaba experimentando, y no era solo él. En aquel entonces, la gente no hablaba de los desafíos de la salud mental y menos aún los negros. Ocultábamos nuestro dolor. Lo disfrazábamos. Lo aguantábamos con coraje. Mantuvimos nuestros labios superiores firmes como palos de escoba. Con la suerte echada ya contra nosotros, no podíamos permitirnos el lujo de mostrar lo que se consideraba debilidad o falta de fuerza de voluntad. De todas formas, eso es lo que pensábamos. Pero, en verdad, el silencio, en última instancia, es más perjudicial que hablar. Hoy en día, los afroamericanos que informan que sufren angustia psicológica grave son probablemente más de un 20% más numeroso que los blancos; y sin embargo, somos probablemente un 40 por ciento menos en haber recibido en el pasado año tratamiento o acompañamiento psicológico.

Esto en la vida real significa que millones de afroamericanos tienen problemas de salud mental y no reciben el tratamiento que necesitan para vivir una vida plena y productiva. Podemos hacerlo mejor y no hay tiempo que perder. Conseguir para nuestros seres queridos, lo antes posible, el tratamiento necesario para mejorar y transformar sus vidas.

Un primer paso consiste en trabajar con nuestros líderes en el gobierno para ampliar la red de prácticas basadas en la evidencia, como grupos de asesoramiento y de apoyo. Necesitamos más trabajadores sanitarios que entiendan nuestra cultura y puedan ayudarnos a acceder a los servicios donde vivimos. Tenemos que crear conciencia para que las personas se den cuenta de que la ansiedad, la depresión, los trastornos debidos al consumo de sustancias y otras dolencias que atañen la salud mental son comunes. Y todos ellos tienen tratamiento.

Aquí, en la ciudad de Nueva York, con el liderazgo de mi marido, el alcalde Bill de Blasio, estamos empezando a poner en práctica esas soluciones. Recientemente tuve el privilegio de anunciar que la ciudad invertirá $ 78,3 millones al año para proporcionar consejeros y tratamiento a los neoyorquinos más vulnerables, incluidos los niños, las familias que viven en albergues para los sin techo y las víctimas de la violencia doméstica. Nuestro objetivo es crear un sistema de salud mental verdaderamente inclusivo que pueda servir como modelo. Esta inversión es sólo un primer paso.

También necesitamos llegar a un compromiso a nivel comunitario para compartir nuestras historias personales y animar a otros a hacer lo mismo. Expresar en voz alta nuestro dolor es, a menudo, el primer paso hacia la curación. Es también la única manera de acabar con el mito mortal de que los problemas de salud mental son raros y vergonzosos.

Si todo esto suena un poco a castillos en el aire, tengo una historia más para contaros acerca de otra persona que quiero mucho.

Hace unos años, nuestra hija, Chiara, reunió el valor necesario para decirnos a Bill y a mí que sufría de ansiedad, depresión y adicción. Sentí todo lo que puedes imaginar que siente una madre: amor, tristeza, miedo y una gran incertidumbre. Pero una cosa que no sentí fue desesperación. Yo sabía que la ciencia había hecho grandes progresos y que los servicios habían mejorado desde la época de mi padre. Si nuestra hija era lo suficientemente valiente como para pedir ayuda, Bill y yo íbamos a ayudarla a encontrar esa ayuda y lo hicimos. Estoy orgullosa de poder decir que Chiara está consiguiendo su recuperación y compartiendo su propia historia con otros jóvenes.

Como ya he dicho, mi padre no hablaba mucho, pero una de sus frases favoritas era: «Cuida tu cuerpo. Si tienes salud, tienes todo” Y tenía toda la razón en este punto. Pero me gustaría añadir que no hay salud sin salud mental. Más que nada, me gustaría que hubiera vivido en un mundo donde la gente entiende el valor de cuidar la mente y el cuerpo. Por favor, continuar esta conversación con vuestros amigos y familiares. Cuando se trata de la salud mental, nuestra comunidad no puede permitirse el lujo de guardar silencio por más tiempo.

Chirlane McCray

* Chirlane McCray es la primera dama de la ciudad de Nueva York. Escritora y defensora en toda su vida, ha hecho de la exigencia de una alta calidad de los servicios de salud mental accesibles para todos los neoyorquinos su prioridad como primera dama. Síguela en twitter:@Chirlane

Fuente: The Root

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

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