El séptimo rey de Uganda, reconocido por el gobierno

23/10/2009 | Crónicas y reportajes

Kasere, Uganda – Durante años, Charles Wesley Mumbere trabajó como ayudante de enfermero en Maryland, Pensilvania, cuidando de los ancianos y enfermos. Ninguno de ellos sospechaba que había heredado un título real en su tierra natal africana, cuando sólo tenía 13 años.

El día 19 de octubre, después de años de agitación política y lucha financiera, Mumbere, de 56 años, fue finalmente coronado como rey de su pueblo al ritmo de los toques de tambores y de miles de vítores de los seguidores, vestidos con ropas que tenían impreso su retrato.

En un mitin público al final del día, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, reconoció oficialmente el reino de Rwenzururu, de unas 300.000 personas. Museveni reinstauro los reinos tradicionales que su predecesor prohibió en 1967, pero se ha mostrado inflexible con respecto a que los reyes se limiten a las obligaciones culturales y que se mantengan al margen de la política.

“Es un gran momento saber que finalmente el gobierno central ha comprendido las demandas del pueblo Bakonzo, que ha estado luchando muy duro para obtener el reconocimiento de su identidad”, declaró Mumbere a Associated Press, en el encalado edificio de una sola estancia, que sirve como palacio.

El parlamento de Rwenzururu está cercano, en una estructura mucho más grande construida con juncos. Fue aquí donde se celebraron los rituales privados tradicionales, el domingo por la noche y lunes por la mañana, para coronar al rey Mumbere.

Miles de personas caminaron varios kilómetros para ver a Mumbere, vestido con una toga verde larga y suelta y un colorido sombrero, ser reconocido oficialmente.

Ancianos firmemente agarrados a sus bastones subían la colina arrastrando sus pies al lado de mujeres vestidas con coloridos trajes ugandeses llamados “gomesi”. Entre ellos estaba Masereka Tadai, de 43 años, observando orgulloso cómo practicaban para una marcha los exploradores retirados y las jóvenes guías, que representarían ante el rey.

“Todo el mundo está muy feliz porque el presidente ha aceptado venir aquí y reconocer oficialmente el reinado de Rwenzururu”, dijo Tadai hablando por encima de un tambor cercano.

El nuevo rey de las montañas de la Luna de Uganda ha sufrido muchas transformaciones, de líder adolescente de una fuerza rebelde a un empobrecido estudiante, a un asistente sanitario a domicilio, que tenía dos trabajos en los Estados Unidos, donde vivió casi 25 años.

Las raíces reales de Mumbere no se hicieron públicas en Pensilvania hasta el pasado mes de julio, cuando concedió una entrevista al Patriot News, de Harrisburg, mientras preparaba la vuelta a Uganda.

Él heredó el título cuando su padre, Isaya Mukirania Kibanzanga, murió mientras lideraba un grupo secesionista en las montañas de Rwenzori, también conocidas como las montañas de la Luna. Los rebeldes protestaban por la opresión de su grupo étnico, los Bakonzo, por parte de sus líderes de entonces, el reino de Toro.

Los Bakonzo demandaban ser reconocidos como una entidad separada y que se nombrase a Kibanzanga, un antiguo maestro de escuela de primaria, como su rey en 1963.

“Fue muy duro crecer en el bosque”, recuerda Mumbere, que tenía nueve años cuando su padre se llevó a toda la familia a las montañas. Aunque recibió formación militar, Mumbere no combatió.

“Nuestro país ha sido independiente (de los británicos) durante más de 40 años, pero en Rwenzururu no puedes encontrar ni un hogar con agua potable, ni tampoco hay hospitales”, dice Mumbere.

Poco después de la muerte de Kibanzanga, su hijo hizo que los combatientes bajasen de las montañas y entregasen las armas. Mumbere se fue a los Estados Unidos en 1984, con una beca del gobierno ugandés, asistió a una escuela de negocios hasta que cambió el gobierno de Uganda y se recortó ese estipendio. Obtuvo el asilo político en 1987, se formó como ayudante de enfermería y cogió un trabajo en un barrio suburbano de Washington, para pagar sus facturas, según cuenta el Patriot News, de Harrisburg, en una historia publicada el pasado mes de julio.

En 1999, se trasladó a Harrisburg, la capital de Pensilvania, donde trabajó para al menos dos centros de salud.

Era muy “leal, muy trabajador y muy reservado”, cuenta Johnna Marx, directora ejecutiva del centro Golden Living, a las afueras de Harrisburg.

Mumbere dice que decidió formarse como ayudante de enfermería porque el trabajo “es más fiable. De otros trabajos te pueden echar fácilmente”.

Vivir en los Estados Unidos, sin embargo, fue una experiencia muy difícil”, explica. “Algunas veces tienes que tener dos trabajos. Vas a la escuela por la mañana, entre las 8 de la mañana y las 12 del mediodía. Después vas a prepararte para ir a trabajar a las 3 de la tarde y vuelves a las 11 de la noche”.

Ahora tiene una tarjeta verde [Tarjeta de Residencia Permanente en EEUU], y su hijo y su hija viven en Harrisburg. Pero él nunca olvidó el pueblo que dejó atrás. Cuando el gobierno de Uganda decidió reinstaurar los reinados tradicionales, Mumbere hizo presión para que el reino de Rwenzururu estuviese entre ellos.

Después de 10 años de negociación, el presidente Museveni anunció en agosto que el gobierno reconocería el reino de Rwenzururu como el séptimo reino de Uganda. El reconocimiento del gobierno no concede ningún poder ejecutivo pero permite a los monarcas determinar asuntos culturales y sociales, que afectan a su pueblo.

Tom Maliti

Publicado en IOL, agencia de noticias de Suráfrica, el 19 de octubre de 2009.

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