El presidente de Mali no firmará la nueva ley sobre igualdad de la mujer, por José Carlos Rodríguez Soto

9/09/2009 | Bitácora africana

Una noticia de las muchas que llegan de África y que no se reflejan en los medios de comunicación españoles: el presidente de Mali, Amadou Toumani Touré, se ha negado a firmar una nueva ley que otorgaría a las mujeres de este país mayores derechos en el seno de la familia. Tras varios meses de encendida controversia, el pasado 27 de agosto Amadou Toumani remitió el proyecto de ley al Parlamento para que redacte un nuevo borrador. Aunque el mandatario maliense se ha declarado partidario de la nueva ley, finalmente decidió no firmarla para garantizar «la paz social» y «respetar la opinión pública», según declaró en una alocución televisada. Muchos observadores interpretan que el hecho de que el presidente se haya visto obligado a tomar esta decisión representa una derrota política para él y su visión de modernizar el país. De hecho, desde la introducción de la democracia multipartidista en 1992, es la primera vez que un proyecto de ley es rechazado y reenviado al Parlamento para su reelaboración.

El borrador en cuestión, que pretendía reemplazar la ley sobre la familia en vigor desde 1962, contenía 10 puntos bastante novedosos: sólo se reconocían los matrimonios seculares, se incrementaba la edad legal para contraer matrimonio hasta los 18 años, se concedía a las mujeres derechos de herencia y se colocaba a ambos sexos en una situación de igualdad.

En el nuevo proyecto de ley, un artículo, concretamente el 312, estipulaba que, una vez casados, marido y mujer se deben «lealtad, protección, ayuda y asistencia mutuas». Por inofensivo que pudiera sonar, ha sido uno de los puntos más controvertidos, ya que reemplazaba otro artículo que dice, específicamente, que «la mujer debe obedecer al marido».

Estos puntos no fueron aceptados por los líderes musulmanes, que ejercen una gran influencia sobre la población de Mali, en la que los seguidores del islam son el 90%. Durante los meses de julio y agosto decenas de miles de personas salieron a las calles de la capital, Bamako, y otras ciudades de Mali para protestar por el nuevo proyecto (en la foto, un acto en el principal estadio del país con 50.000 personas). Algunas de estas protestas estuvieron a punto de degenerar en incidentes más serios. En una de ellas, varios líderes musulmanes tuvieron que impedir que sus seguidores atacaran la sede del Parlamento en Bamako.

Al anunciar su decisión de reenviar el borrador al Parlamento, el presidente Amadou Toumani dijo que los repetidos fracasos por sacar adelante una nueva ley sobre relaciones familiares indican que «los cambios sociales no se pueden provocar por decreto». Por su parte, el secretario del Consejo Islámico de Mali, Mohamed Kimbiri, se mostró satisfecho y declaró que los legisladores tenían que haber escuchado a los líderes musulmanes antes de redactar los puntos más polémicos del proyecto de ley.

Quienes parecen perder más por esta decisión son los grupos de mujeres que durante los últimos 10 años han reivindicado un cambio social que asegure la igualdad de derechos con los hombres. Aunque, curiosamente, uno de los grupos que organizaron las protestas contra la nueva ley de igualdad fue la Unión Nacional de Mujeres Musulmanas, para las cuales las que apoyaban el proyecto constituían sólo una minoría. Según las mujeres de esta Unión Nacional, los polémicos 10 artículos iban contra los principios del islam.

Hasta aquí, los hechos más relevantes que se refieren a este tema. Yo, como comentario, qué quieren que les diga. Después de haber pasado 20 años en África, y esperando no ser sospechoso de falta de respeto hacia ninguna religión, me remito a lo que he visto en infinidad de ocasiones: que en los países africanos donde el cristianismo ha tenido más influencia las mujeres gozan de mucha más igualdad y derechos que en los países de influencia musulmana y, aun admitiendo que quedan muchas cosas por mejorar, existen leyes que garantizan los derechos de la mujer y su dignidad. La Iglesia, como todas las instituciones, habrá tenido y seguirá teniendo sus fallos y sus cosas mejorables, pero no tengo ninguna duda de que uno de los éxitos de la predicación del Evangelio en África ha sido una posición social de la mujer que no existe en países como Mali ni otros de parecida mayoría religiosa (no hablamos ya de naciones con un islam más extremista, como el norte de Sudán). Como bien dice el presidente Amadou Toumani, es cierto que los cambios sociales no se pueden hacer por decreto. Hacen falta convicciones. Y, nos guste o no, muchos cambios en las convicciones y costumbres sólo vienen por la vía de unos principios religiosos.

Autor

  • Rodríguez Soto, José Carlos

    (Madrid, 1960). Ex-Sacerdote Misionero Comboniano. Es licenciado en Teología (Kampala, Uganda) y en Periodismo (Universidad Complutense).

    Ha trabajado en Uganda de 1984 a 1987 y desde 1991, todos estos 17 años, los ha pasado en Acholiland (norte de Uganda), siempre en tiempo de guerra. Ha participado activamente en conversaciones de mediación con las guerrillas del norte de Uganda y en comisiones de Justicia y Paz. Actualmente trabaja para caritas

    Entre sus cargos periodísticos columnista de la publicación semanal Ugandan Observer , director de la revista Leadership, trabajó en la ONGD Red Deporte y Cooperación

    Actualmente escribe en el blog "En clave de África" y trabaja para Nciones Unidas en la República Centroafricana

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