El papel en constante evolución de la mujer senegalesa en el ámbito religioso

31/03/2009 | Crónicas y reportajes

DAKAR: El papel que desempeña el Islam en Senegal es muy importante y afecta a todos campos del pensamiento colectivos. Muchas feministas plantean que el Islam es un obstáculo para la emancipación de la mujer debido a que algunos textos religiosos se interpretan de forma que califican a la mujer como inferior al hombre. No obstante, el papel que desempeñan las mujeres en el ámbito religioso senegalés es más complejo de lo que imaginamos.

A principios de los ochenta y coincidiendo con el aumento de conservadurismo religioso en Senegal, el papel desempeñado por las mujeres en las sociedades musulmanas se convirtió en un campo potencial de estudio.

Por aquel entonces, la vida de las mujeres senegalesas que se atrevían a hablar del Corán como una fuente de liberación era extremadamente difícil, sobre todo cuando por la radio o en la televisión estatal, los predicadores aprobaban pegar a la mujer “según el Corán”. A menudo algunos pasajes del Corán eran interpretados de forma que la mujer salía desfavorecida, dando lugar a discursos religiosos sobre la obediencia de la mujer, la superioridad del hombre y las responsabilidades de la mujer de cuidar la casa, tener hijos y aceptar la poligamia como un hecho inevitable. Además, las mujeres estaban consideradas legalmente como menores de edad.

Sin embargo, la determinación de las senegalesas a seguir adelante, unido con la presión internacional sobre los derechos de la mujer, ha abierto un horizonte prometedor. Las senegalesas tienen una posición propia en la vida religiosa y participar en debates públicos sobre la igualdad de género en el Islam ha sido el primer paso para que el papel de las mujeres sea más visible en la esfera pública religiosa.

Por ejemplo, la interpretación del versículo 34 de Suran an-Nisa’ del Corán ha suscitado una gran controversia ya que establece que los hombres son los “responsables” de las mujeres. Mientras muchos apuntan a este versículo como la prueba de la subyugación de la mujer en el Islam, apenas prestan atención a la justificación que precede en el mismo versículo, donde se describe que la razón es “porque ellos gastan parte de sus riquezas (a favor de las mujeres)”, en otras palabras, la autoridad del hombre sobre la mujer dependerá de la capacidad que tenga el hombre para cubrir las necesidades de sus mujeres. Sin embargo, como ahora las mujeres pueden cubrir cada vez más sus propias necesidades y las de sus hijos, sin mencionar a sus maridos, esta dependencia ya no marca las relaciones con los hombres.

Además de la interpretación que ellos hacen de los textos religiosos, las senegalesas se han abierto espacio en la vida religiosa. Un ejemplo de ello es Sokhna Magat Diop que, tras la muerte de su padre en los años ochenta, heredó las funciones de líder religioso de la orden sufí de los mourides en Dakar. No solamente heredó tierras, que eran cultivadas por sus seguidores, sino que también les ofrecía orientación religiosa y nombraba imanes.

Otro ejemplo del dinamismo de las musulmanas senegalesas es la antigua periodista Ndiaye Mody Guirandu, que fundó una nueva orden sufí. Como otras comunidades religiosas, la comunidad de Guirandu mostró el papel y el estatus que las mujeres en Senegal podían alcanzar de forma legítima.

La crítica desatada contra la vocación de Guirandu es una crítica edificante. En un país donde cualquier actividad gira en torno al Islam, donde la escatología forma parte del día a día, Guirandu es considerada una orden “herética” ya que Ndiaye Mody Guirandu rompió con la tradición de la mujer confinada para formar parte de asociaciones religiosas y organizar ceremonias.

En un país como Senegal, tomar fuerza y ganar importancia en el ámbito religioso, incluso peregrinar a la Meca una vez al año, pueden servir como punto de partida para las mujeres en el ámbito público. A pesar de ser apartadas de la participación política, marginadas en los asuntos públicos, denegarles legalmente presidir un país y no ser aceptadas como líderes religiosos en lugares públicos; ya han empezado a cambiar el estatus actual concienciando, a su vez, sobre la importancia de la mujer en los asuntos religiosos, fomentando el debate público sobre los diferentes papeles que desempeña la mujer en Senegal y formando parte de las ceremonias religiosas.

Ya se han conseguido algunos progresos esperanzadores.

Sin embargo, se necesita más para introducir valores democráticos y seculares en las relaciones entre hombres y mujeres, porque sin esto el concepto de “igualdad de género” no será más que una fantasía.

Penda Mbow

Penda Mbow es una historiadora senegalesa, profesora en la Universidad de Cheikh Anta Diop de Dakar y presidenta del Movimiento Ciudadano. Este artículo forma parte de una serie de escritos destinados a las sociedades que no tengan muchos conocimientos sobre los musulmanes, por parte del Common Ground News Service (CGNews).

Publicado en Daily News de Egipto, el 13 de marzo de 2009


Traducido por Raquel Barrajón, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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