El “oro barato” de Sierra Leona atrae a los ingenuos

2/02/2011 | Crónicas y reportajes

Alentados por los precios record que los metales preciosos están experimentando, algunos listillos sierraleoneses engañan a especuladores ingenuos de Estado Unidos y Europa ofreciéndoles oro barato.

En Sierra Leona, estos embaucadores son admirados y responden a motes como “Grande” y “Capitalismo” e, incluso, son considerados como los nuevos Robín Hood de este empobrecido país del África occidental.

Pero las autoridades temen que la estafa –que se basa en la creencia de que el oro puede comprarse allí a precios más baratos que los del mercado- arruine los esfuerzos que se están haciendo para que Sierra Leona sea considerado un lugar de inversión después de los diez años de guerra civil que sufrió.

“Nos están causando muchos problemas en el gobierno”, dijo el Fiscal General del Estado, Frank Kargbo. “Cualquier pequeño incidente puede desalentar a los extranjeros, sobre todo cuando se conoce en los países donde intentamos conseguir inversores”, se quejó.

La embajada americana en Freetown dice que seis norteamericanos han perdido unos 350.000 dólares, cada uno, debido a estas estafas, en los últimos seis meses. Otras embajadas de países europeos han informado de casos similares sin desvelar datos de la magnitud de las perdidas.

La exportación sierraleonesa de oro se cifró en 270.000 gramos en 2010, más del doble que en 2008. Pero estas cifras no muestran la verdad, porque gran parte del oro sale del país de contrabando a través de las fronteras, especialmente la de Guinea Conakry.

El oro ha experimentado un incremento meteórico en su precio en la última década debido, principalmente, al nerviosismo de los inversores que buscan valores seguros. Aunque ha caído ligeramente en las últimas semanas, el oro alcanzó un máximo histórico de 1.430,95 dólares la onza, el 7 de diciembre pasado.

Esto proporciona una gran oportunidad a los embaucadores que ofrecen a los inversores extranjeros un kilo de oro por 18.000 o 20.000 dólares, bastante menos de la mitad del precio en el mercado mundial.

VOLVER EL COLONIALISMO DEL REVÉS

Este fraude que exige el pago por adelantado se repite con bastante frecuencia en toda África occidental, donde es conocido con el nombre de “419” en honor de la sección del Código penal nigeriano que lo prohíbe. La forma de ejecutarse es la siguiente: Los ganchos muestran una pequeña cantidad de oro puro prometiendo que hay mucho más a un precio muy bajo. A continuación se pide que se pague por adelantado para hacer frente a los impuestos, seguros y licencias.

Después cualquier metal que los inversores reciben no sirve para nada, suele ser virutas de latón o cobre.

En un giro de tuerca más, a veces los defraudadores intentan extorsionar a las víctimas pidiéndoles más dinero con la amenaza de denunciarlas por intentar sacar oro ilegalmente del país.

“No entiendo cómo se puede convencer a una persona adulta y madura a adelantar 600.000 dólares por un oro que no está en su poder”, dijo Stribey Edward Logan, de la Unidad de Crimen transnacional organizado de Sierra Leona.

Douglas Sun, de la Embajada norteamericana, aconseja a sus compatriotas “que se lo piensen dos veces antes de pagar grandes cantidades de dinero por adelantado”. “Me gustaría advertir a todos los estadounidenses que sean muy cuidadosos a la hora de hacer tratos con personas que conocen en la calle, en el vestíbulo del hotel, en bares y restaurantes”, añadió.

Olufemi Boyle-Hebron, un comerciante de oro que tiene su propia refinería en Freetown, dice que es imposible hacer ese tipo de negocios tan baratos. Sus agentes compran el oro a los mineros artesanales, en el campo, a unos 37.500 dólares el kilo. Después de pagar las cuotas de exportación y otros gastos, lo vende a 44.000 dólares, con una ganancia de solo 3.000 dólares por kilo. “No hay oro barato en Sierra Leona… lo sé yo que trabajo al por mayor”, explicó.

Aunque los funcionarios del cuerpo de policía subrayan su voluntad de acabar con este fraude del oro, en privado, algunos de ellos reconocen que hay complicidad entre los jefes de la policía y el sector minero, y, por eso, el enjuiciamiento de los presuntos defraudadores es casi imposible.

Mientras que muchos africanos deploran este tipo de comportamiento, otros admiran a este tipo de timadores en un país que cada día cuenta con más multinacionales que persiguen sus riquezas, pero donde la renta per cápita es de apenas 800 dólares.

“La gente lo celebra como si se tratase del mismo Robín Hood”, dice Daniel Smith, antropólogo de la Universidad de Brown, en Estado Unidos, que ha estudiado las estafas nigerianas conocidas como 419. “Es como si se le diese la vuelta al colonialismo.

Simon Akam, Freetown

Fuente: Sierraeye

Traducción: Chema Caballero

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