El neocolonialismo actual, por Kwame Nkrumah de Ghana

7/05/2018 | Editorial

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Boaventura de Sousa Santos, en su artículo: “El colonialismo insidioso”, resalta la realidad de que hoy siguen existiendo nuevas formas de colonialismo y de esclavitud, a pesar de que muchos poderes políticos y financieros pretendan justificarlo o negarlo.

Estos nuevos “colonizadores” siguen construyendo nuevos muros, levantando nuevas vallas e invirtiendo billones de euros al año en control migratorio, tráfico de armas y expropiación de recursos.

“Vengo defendiendo que vivimos en sociedades capitalistas, coloniales y patriarcales, en referencia a los tres principales modos de dominación de la modernidad occidental: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Nuestra dificultad radica sobre todo en nombrar adecuadamente este complejo proceso de continuidad y cambio”.

Es cierto que los analistas y los políticos más perspicaces de los últimos cincuenta años tuvieron la aguda percepción para cuestionar la idea convencional de que el colonialismo propiamente dicho acabara.

Entre esas voces cabe destacar la del gran líder africano Kwame Nkrumah, primer presidente de la República de Ghana, con su concepto de “neocolonialismo” para caracterizar el dominio que las antiguas potencias coloniales seguían ejerciendo sobre sus antiguas colonias, convertidas en países supuestamente independientes.

Una reflexión más profunda sobre los últimos sesenta años me lleva a concluir que lo que casi terminó con los procesos de independencia del siglo XX fue una forma específica de colonialismo, y no el colonialismo como modo de dominación. El modo de dominación colonial continuó bajo otras formas. Si las consideramos de esta forma, el colonialismo es tal vez hoy tan vigente y violento como en el pasado.

Porque hoy también, los nuevos tipos de “apartheid” son “legales” para algunos gobiernos, nuevas formas de esclavitud y expropiación son “legales”, y hasta los genocidios son “legales” para los dictadores. Muchas leyes y prácticas abusivas son “legales” para los poderosos, porque la legalidad es cuestión de “poder”, y no de justicia o de ética.

En el intento de justificar la violencia y hasta masacres de inocentes, los crueles dominadores comienzan por degradar a los “enemigos” como seres sin dignidad y derechos humanos. Sus vidas no tienen valor para tales energúmenos.

No faltan extremistas y radicales, como Bruce Gilley que intenta justificar el colonialismo histórico y desearía aplicarlo hoy para imponer su orden de control y hasta para restaurar los países fallidos, y su llamada “pureza racial”. Este colonialismo y racismo insidioso nunca dejó de existir para algunos líderes extremistas.

El neocolonialismo incluye de hecho al control financiero y al control de poder, porque la “legalidad” para los dictadores, es cuestión de poder, y no de justicia.
Kwame Nkrumah tenía razón con su explicación del neocolonialismo existente hoy, en los cinco continentes del globo.

La diferencia es que hoy, contamos con los medios necesarios para superar todo tipo de opresión: política, financiera y militar, promoviendo una economía de rostro humano o iniciativas de una economía colaborativa para el Desarrollo Sostenible de todos los pueblos.

De hecho, un 35% de la economía ya se desarrolla, o bien: en plataformas de economía compartida (transporte, alojamiento, trabajo, etc.) o bien: en actividades de una economía realmente colaborativa (cooperativas, comercio justo, banca ética), y este nuevo tipo de economía alcanzará el 64% del total, en 2025.

¿Prevalecerá el neocolonialismo depredador, cruel y global de los poderosos, o será superado por todas las nuevas iniciativas político-económicas de carácter colaborativo y corporativo que buscan un desarrollo sostenible, inclusivo, y el bien común?.

Confiamos que estas nuevas iniciativas para potenciar una productividad diferenciada, inclusiva, ecológica, corporativa y sostenible, promoverán una mejor inversión y gestión de los presupuestos y de la política fiscal, para favorecer la creación de infraestructuras, creación de empleo, mejora del sector agrícola y de seguridad alimenticia para todos. Así se puede superar la excesiva dependencia del exterior.

Existen razones fundadas para la esperanza, porque la gran mayoría de los ciudadanos-as, tanto en África como en el resto del mundo, desean trabajar juntos por ese desarrollo inclusivo, verde y sostenible, para todos.

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