El loquito , por Carlos Ordoñez Ferrer

11/03/2010 | Bitácora africana

Las calles de Maputo son de una fealdad a la que se les toma cariño. No invitan al paseo, y no puedes dejar de pasearla. Sus gentes son supervivientes diarios de la hecatombe de la globalización. Personas que caminan aturdidas de pobreza entre los todoterrenos y la basura.

Los nombres de sus calles son reliquias de otros tiempos en los que se soñaba con cambiar el mundo a golpe de martillo. Los niños ahora piden limosna, y los viejos, heridos en el orgullo de su dignidad les regañan.

Una noche, un loquito sin camisa bailaba entre los vehículos de la calle Julius Nyerere. Nosotros caminábamos buscando un sitio para cenar. Su danza era eléctrica. Tan pronto se lanzaba a correr en la dirección en la que venían los coches, se detenía como estatua congelada en mitad de la carretera o desafiaba a los vehículos tirándose al suelo.

Lo miramos alarmados. Ese hombre se estaba jugando la vida. De pronto pasó corriendo a nuestro lado. El loquito tenía una expresión de estar pasándosela bien.

En Maputo, el alumbrado público apenas alumbra el poste que sostiene la bombilla. El descamisado era preto como la noche. Eran sus ojos grandes y blancos los que anunciaban que detrás de ellos había un hombre de mediana edad y sin camisa que danzaba, corría, y gritaba chillidos de emoción y adrenalina cuando un cuatro x cuatro rozaba su cuerpo ágil y esquelético.

En una de esas… ¡¡Krassssss!! El frenazo de un coche hizo que se empotrara el que venía detrás, después el siguiente, que además abolló a otro que estaba aparcado y que comenzó a lanzar su alarma escandalosa.

El aspirante a suicida, tumbado en la carretera, a metro y medio del primer vehículo levantó la cabeza para ver el desaguisado del que era responsable y de repente desapareció. Los conductores salieron de sus coches, los curiosos se arremolinaron, la alarma seguía hasta que llegó su dueña que estaba en una cafetería cercana….

Unos pasos más adelante encontré al loquito agachado, escondido, un poco asustado y sin poder parar de reírse.

Autor

  • Ordoñez Ferrer, Carlos

    Carlos Ordoñez Ferrer como él dice "Antes fui realizador de televisión. Ahora soy activista, viajero y escribidor. Es mejor para la salud" .

    Colaborador de MUGA El Centro de Estudios y Documentación sobre Inmigración, Racismo y Xenofobia, MUGAK, impulsado desde SOS Arrazakeria, Organización que viene desarrollando su labor desde 1995.

    Carlos Ordoñez Ferrer ha pasado nueve meses en Mozambique tiempo en el que ha escrito su blog Mozambiqueando que a partir de ahora podremos encontrar en nuestra página web

    De vuelta a España realizó el Master "Información Internacional y países del Sur" de la Universidad Complutense de Madrid

Más artículos de Ordoñez Ferrer, Carlos