El Kivu transformado en Far West

25/11/2010 | Opinión

La prohibición de cualquier forma de explotación artesanal de las minas del este de la RDC no ha producido los efectos esperados. En ausencia de la autoridad del Estado, las tres provincias del antiguo Kivu, Maniema, Kivu-Norte y Kivu-Sur se han transformado en Far west. El problema, lejos de resolverse ha precipitado a estas provincias hacia una explotación clandestina de las minas. Más de uno piensa que las medidas prohibitivas han generado el efecto contrario al pretendido, ya que han reforzado la prelación en un contexto de ausencia casi total de la autoridad político-administrativa. Creyendo que iba a sanear el sector minero, Kinshasa ha hundido las provincias del este en el caos. Grupos armados nacionales y extranjeros, e incluso autoridades nacionales y provinciales participan en este “no man’s land” en el que la ley del más fuerte – la del fusil – se impone.

UNA INTERPELACIÓN

El 11 y 12 de octubre, delegados de la sociedad civil de 11 países de la CIRGL [Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos] han reflexionado sobre la manera de erradicar la explotación ilegal de los recursos naturales.

Didier de Failly, director de la Oficina de estudios científicos y técnicos, con base en Bukavu, presentó al margen de estos trabajos una exposición que describe todo el drama que se abate sobre el Kivu. No dejó de deplorar los límites y daños colaterales de la prohibición de explotación artesanal. El mal es tan profundo que una solución superficial se demuestra ineficaz para poner fin al desastre de la explotación ilegal.

De Failly escribe, “la reciente medida presidencial de suspensión de las actividades mineras artesanales ha puesto de relieve varias cosas”. Señala que la situación es variable según las zonas. “En algunos lugares han sido los militares los que han entrado en los pozos y galerías tras haber expulsado a los mineros artesanales (ha habido incluso soldados muertos por derrumbes de galerías; como no es su oficio no toman las precauciones necesarias)”. “En otros lugares, obligan a los campesinos a cavar, a menudo de noche en pozos y galerías con lámparas frontales”. En otros sitios los mineros artesanales han seguido haciendo su trabajo habitual tras ponerse de acuerdo con los militares”. “Contrariamente a lo que con frecuencia se pensaba, los negociantes no reciben dinero de los establecimientos de compra, que los prefinanciarían, ya que no quieren asumir riesgos”.

Esta descripción indica que la situación es catastrófica, si no confusa. Didier de Failly pone de relieve que “algunos establecimientos de compra de Bukavu y Goma son los operadores más visibles y más fácilmente controlables y, en consecuencia, sancionables: han observado estrictamente las medidas recientes; han parado las compras, lo que ha paralizado toda la red”. Según él, esta actitud contribuye a la proliferación de actores informales en las minas del este, que han resuelto evolucionar en la clandestinidad para sustraerse de las represiones de las autoridades.

Señala este observador independiente que “oficiales militares han hecho mucho ruido, tanto en Kivu como en Kinshasa, porque la medida de suspensión les ha privado de recursos. Varios “afande” (comandantes de la ex-CNDP) han optado simplemente por el contrabando a través del lago Kivu”.

El desorden se ha erigido en sistema. Didier de Failly concluye con una anécdota: “En cualquier caso, cuando un oficial de las FARDC encargado de la relaciones públicas se arriesga a declarar en una reunión que todo militar al que se le coja con un paquete de minerales será llevado ante la justicia militar, sus oyentes de la sociedad civil estallan de risa”. La población ya no tiene confianza en los que tienen a su cargo garantizar la seguridad, es el Far west que se ha instalado. Oficialmente suspendida, la actividad minera en el ex-Kivu prosigue, incluso se intensifica.

¿Cómo esperar en estas condiciones estabilizar duraderamente el este de la RDC? Internacional Crisis Group ha releído los conflictos del este con vistas a una nueva terapia, fundada en una implicación más activa de los países firmantes del pacto por la paz, la seguridad y el desarrollo de la región de los Grandes Lagos. Es el desafío pendiente: alcanzar compromisos concretos y obligatorios por parte de cada miembro de la CIRGL.

Le Potentiel

(Resumen de un artículo aparecido en Le Potentiel, RDC, 24/11/2010)

Traducción de Ramón Arozarena.

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