El hambre, la deuda externa y los patéticos presupuestos de Uganda y de otros gobiernos.

29/01/2018 | Editorial

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Contra la evidencia de un aumento de la pobreza, el gobierno de Uganda se siente suficientemente confiado en alcanzar el estado de país desarrollado en tres años.

Habrá un aumento de exportación agrícola, el nivel de educación mejorado y la corrupción eliminada. Así de rápido y de fácil.

Junto a la mayoría que sobrevive como puede, está la minoría viviendo en súper lujo y esto frente a la enorme deuda externa, pues el 60% de los ingresos anuales están marcados para pagar la deuda externa.

En 2014, Inglaterra prometió a Uganda $135 millones de ayuda. Tanto la educación como la salud dependen sobre todo de la ayuda externa. Los gobiernos extranjeros son conscientes de que las donaciones a Uganda corren el grave riesgo de perderse por el camino. Expertos de la Embajada de USA en Kampala estiman que $ 112 millones se pierden en cuentas privadas. (M. Serumaga. Pambazuka News.2018)

También afirman que los oficiales corruptos del gobierno son bien conocidos por los medios de comunicación y por el público. Saben que el presidente nunca condenara a sus ministros y amigos fuertes del Partido, como Mbabazi, Sam Kutes, Otafiire, etc.

La ayuda extranjera también paga por las fuerzas de represión del ejecutivo. Los gobiernos de Irlanda e Inglaterra son los mayores apoyos de la fuerzas de la Policía en Uganda.

El 80% de la población de Uganda está sin empleo o mal empleada. La inseguridad alimentaria es ya crónica en algunas regiones como Teso y Karamoja, y dependen de los programas de WFP. El gobierno no colabora en estas emergencias, aunque recibe ayudas para ello.

Hoy, una quinta parte de la población, que es agrícola en un 80%, vive por debajo de línea de pobreza. Las promesas del gobierno no las cree nadie. Los servicios para la agricultura perdieron $40 millones durante 2017 por corrupción. Este ministerio prometió irrigación en algunas zonas, pero no ejecuto ninguna.

Los $2.3 millones destinados a Karamoja nunca llegaron a término, en 2002-3. Las promesas de irrigación se quedaron en palabras.

En el ámbito de la educación se nota el mismo deterioro. La educación básica universal y gratuita comenzó hace 20 años, pero solo se ha realizado en un 60%, según el gobierno, y en un 25% según Unicef. Incluso los que completan la escuela primaria, andan mal para leer, escribir y contar.

Lo mismo hay que decir de sector de la salud, donde se encuentran farmacias vacías en los hospitales y los servicios de salud se derivan también a las clínicas privadas.

El gobierno sigue haciendo grandes promesas. Mientras tanto, no se crean infraestructuras para que haya más empleados, y el dinero aumenta en los paraísos fiscales.

Una posible esperanza para la economía del país, residía en los nuevos yacimientos de petróleo en Uganda. Pero ya se sabe que los” cazadores furtivos” andan ya al ataque de esos ingresos.

Un ejemplo más de corrupción: en 2016, un año de hambre para muchas sociedades de Uganda, el presidente autorizo a 42 oficiales del gobierno el cobrarse 1.4 millones de euros cada uno, como parte de los beneficios, de las compañías de petróleo en Uganda.

Lo cierto es que la deuda externa seguirá amordazando a la economía y que las ONG continuarán a ayudar a la gente con las migajas de limosna extranjera, para ofrecer mínimos servicios que el gobierno no quiere cubrir.

En medio de esta situación, los ministros y parlamentarios se pasaran un día entero, vestidos de gala, para escuchar el nuevo presupuesto de 2018 presentado solemnemente por el presidente de Uganda.

Y hablará, como lo hacen otros mandatarios africanos cuando presentan sus presupuestos, de sacudirse de la deuda externa y de la dependencia extranjera. Palabras hipócritas para el graderío!

Como dijo el mismo Museveni cuando dio el golpe de estado en Uganda: “el animal que yo he cazado es para mi”.

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