El informe de Canadá ha pelado otra capa de la podrida cebolla de propaganda que ocultaba la tragedia de Ruanda. Sin embargo, The Globe and Mail ha permanecido hasta ahora poco dispuesto a desafiar a los prominentes canadienses que han creado el cuento de hadas al servicio del dictador más despiadado de África.
El mes pasado, un artículo de portada del Globe se añadió a una gran cantidad de evidencias que sugieren que el Frente Patriótico de Ruanda (FPR) de Paul Kagame derribó el avión que transportaba al presidente Juvénal Habyarimana, lo que desencadenó los asesinatos en masa de la primavera de 1994.
Según el titular “New Information confirma las afirmaciones sobre el hecho de que las fuerzas de Kagame estuvieron involucradas en [el] asesinato que provocó el genocidio en Ruanda. El Globe casi confirmó que los misiles tierra-aire utilizados para asesinar a los presidentes hutus de Ruanda y Burundi provenían de Uganda, que respaldaba el intento del FPR de conquistar a su vecino más pequeño. (Unos cuantos miles de tropas tutsi ugandesas exiliadas, incluido el viceministro de Defensa, «desertaron» de invadir Ruanda en 1990). Las nuevas revelaciones refuerzan a quienes sostienen que la responsabilidad de los asesinatos en masa en la primavera de 1994 recae en gran parte en los agresores Uganda/FPR y sus patrocinadores EE.UU./Reino Unido/Canada.
A pesar de haber publicado múltiples historias en los últimos dos años cuestionando la narrativa dominante, The Globe ha ignorado en gran medida a los canadienses que dieron forma a esta corriente de historia favorable a Kagame. He escrito varios artículos detallando el importante papel de Roméo Dallaire en este sórdido asunto, pero otro canadiense de gran reputación ha ofrecido un importante apoyo ideológico a los crímenes de Kagame en Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC).
Como Director Ejecutivo Adjunto de UNICEF a fines de la década de 1990, Stephen Lewis fue nombrado a un «Panel de Personalidades Eminentes para Investigar el Genocidio de 1994 en Ruanda y los Eventos Circundantes». Según informes, instigado por la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, y financiado en parte por Canadá, el informe de 2000 de la Organización de la Unidad Africana, «El Genocidio Evitable», fue escrito en gran parte por un escogido de Lewis, Gerald Caplan, quien fue apodado»amigo íntimo de Lewis «y alter ego durante casi 50 años».
Si bien prestando interés a la compleja interacción de política étnica, de clase y regional, así como a la presión internacional, que estimuló el «genocidio de Ruanda», el informe de 300 páginas se basa en la afirmación no demostrada de que había un plan de alto nivel del Gobierno hutu para matar a todos los tutsi. Esta pretensión ignora la abrumadora lógica y evidencia que apunta al FPR como el culpable de derribar el avión que llevaba al presidente Habyarimana y gran parte del alto mando del ejército, que desencadenó los asesinatos en masa de la primavera de 1994.
El informe también racionaliza las repetidas invasiones de Ruanda en el Congo (RDC), incluida una marcha de 1.500 kilómetros para derrocar al régimen de Mobutu en Kinshasa y la posterior reinvasión después de que el gobierno que instaló expulsó a las tropas de Ruanda. Eso llevó a millones de muertes durante una guerra entre 1998 y 2003.
En una entrevista de Democracy Now sobre el informe de 2000 Personalidades Eminentes, Lewis mencionó «evidencia de graves violaciones de derechos humanos por parte del actual gobierno [Kagame] de Ruanda, particularmente después del genocidio en los Kivus y en lo que hoy es la República Democrática del Congo (RDC)”. Pero, de inmediato, justificó la masacre, que superó el número de víctimas de Ruanda en 1994. “Ahora, permítanme decir que el panel de [ Eminentes Personalidades) entiende que hasta que las fronteras de Ruanda estén seguras, siempre habrá estas depredaciones. Y otro terrible fracaso de la comunidad internacional fue el hecho de no desarmar los campamentos de refugiados en el entonces Zaire, porque fue una invitación a los genocidas a continuar atacando a Ruanda desde la base dentro del ahora RDC. Así que sabemos que esto tiene que ser resuelto. Esto es lo que sigue envenenando a toda la región de los Grandes Lagos».
Una explicación alternativa de «lo que está perjudicando a toda la región de los Grandes Lagos» es la beligerancia de Uganda/FPR respaldada por Estados Unidos/Reino Unido/Canadá, que comenzó con la invasión de Ruanda en 1990 y continuó con la de 1996, 1998 y posteriores invasiones del Congo. «Una investigación sin precedentes de 600 páginas realizada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos», informó el periódico Guardian de 2010, encontró a Ruanda responsable de «crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra e incluso genocidio» en el Congo.
Quince años después del asesinato en masa en Ruanda en 1994, Lewis seguía repitiendo lo racional de Kagame para desatar el caos en el Congo. En 2009, declaró a una audiencia en Washington DC que, “apenas ayer por la mañana, hasta dos mil soldados ruandeses cruzaron a la Región Oriental del Congo para cazar, se dice, a los genocidas Hutu”.
Un año antes, Lewis culpó a milicias hutu ruandesas por la violencia en el este del Congo. «Lo que está sucediendo en el este del Congo es la continuación del genocidio en Ruanda… Las milicias hutus que buscaron refugio en el Congo en 1994, atraídas por su riqueza, están cometiendo violaciones, mutilaciones, canibalismo con impunidad de la opinión mundial».
En 2009, la Agencia de Noticias de Ruanda describió a Lewis como «un amigo muy cercano al presidente Paul Kagame». Y por buena razón ya que Lewis ha tratado de silenciar cualquier cuestionamiento de la «trama FPR y Estados Unidos-Reino Unido-Canadá» sobre la tragedia de de 1994. En 2014 firmó una carta pública en la que condenaba el documental de la British Broadcasting Corporation (BBC) titulado Rwanda: The Untold Story. La carta pública de 1.266 palabras se refiere al menos 13 veces a la «negación de genocidio», «negadores de genocidio» o «negadores» de la BBC. A pesar de falsedades de Lewis y sus signatarios colegas, que dieron cobertura a Kagame para prohibir la estación Kinyarwanda de la BBC, Rwanda: The Untold Story incluye entrevistas con un exfiscal principal del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, un exmiembro de alto rango de United Nations Assistance Mision en Ruanda y varios exasociados del FPR de Kagame.
En «El ataque deshonesto del Kagame-Power Lobby al documental de la BBC 2 sobre Ruanda», Edward S. Herman y David Peterson escriben: » la inmoralidad de la negación de genocidio de Lewis, Gerald Caplan, Romeo Dallaire y otros proporciona una cobertura deshonesta para los crímenes de Paul Kagame en 1994 y para sus aún más grandes, crímenes en Zaire-RDC. Los firmantes de la carta son apologistas de Kagame Power, quienes ahora y en años pasados han servido como ejecutores intelectuales del FRP y Estados Unidos-Reino Unido-Canadá”.
Galardonado con 37 títulos honorarios de universidades canadienses, Lewis ha sido apodado un «portavoz a favor de África» y «uno de los más grandes canadienses de la historia». Sobre África, ningún canadiense es más venerado que Lewis. Aunque está considerado como un campeón del continente, Lewis ha respaldado al gobernante con las manos más manchadas de sangre de África.
Ha llegado el momento de que The Globe y Mail pelen otra capa de la cebolla podrida de propaganda e investiguen las conexiones canadienses con los crímenes de lesa humanidad en Ruanda, el Congo y la más extensa región de los Grandes Lagos de África.
Yves Engler
* Yves Engler es el autor de Canada in Africa: 300 years of aid and exploitation.
Fuente: Pambazuka News
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[Fundación Sur]
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