El fracaso UNICEF: lección para las ONGD

14/01/2010 | Editorial

La noticia publicada por el periódico Ghana Business News, el 12-01-10, (en español) sobre el fracaso de un programa de la UNICEF (de 27 millones de dólares) para disminuir la mortalidad infantil por enfermedad en el África occidental ha sorprendido a muchos. Numerosos son los que piensan que el desarrollo es cuestión de idear buenos objetivos y conseguir el dinero suficiente para realizarlos. Pero los que estamos en el mundo de la cooperación sabemos que las cosas no son tan sencillas.

Desde hace tiempo, señalamos que las buenas intenciones, que ciertamente existen en el mundo de la cooperación al desarrollo, no bastan para conseguir una acción eficaz. A menudo, proyectos, nacidos del buen corazón de los donantes, no solo son ineficaces sino que, incluso, pueden tener un impacto negativo en la población que “sufre” la cooperación, en vez de beneficiarse de ella. Podríamos aducir numerosos ejemplos que prueban cómo la cooperación, a veces, beneficia más a los cooperantes y bienhechores que a la población a la que, supuestamente, va dirigida. El presente caso de la UNICEF lo ilustra bien.

Entre el 2001 y el 2005, la UNICEF puso en marcha un plan de vacunación en masa de niños, distribución de vitamina A y mosquiteras en zonas seleccionadas de 11 países, con el fin de protegerlos contra enfermedades, como la malaria. La idea era buena y el objetivo mejor: reducir la mortalidad infantil en, al menos, un 25 % para finales de 2006. Para semejante programa no se podían escatimar los recursos y se gastaron 27 millones de dólares.

Pero una evaluación de dicho programa, en Benín, Ghana y Mali, confirma la sospecha que venimos denunciando, es decir que en África, en las tres últimas décadas, se ha invertido mucho dinero para el desarrollo de forma irresponsable. África se abisma en la pobreza a pesar de la “ayuda al desarrollo”, y ello no precisamente debido a la mala gestión por parte de los africanos sino a causa de los fallos inherentes a los programas elaborados fuera de África – con buenas intenciones, eso esperamos – pero con gran desconocimiento de las condiciones del hábitat en donde se quiere actuar.

El programa de la UNICEF no sólo no benefició a la población seleccionada sino que tuvo un impacto negativo: “los niños de las zonas donde el programa no se llevó a cabo obtuvo mejores oportunidades de supervivencia, superando los 5 años, que los niños de las regiones cubiertas por el programa. En Benín, las muertes de niños sometidos al programa descendieron un 13 %, pero en las zonas donde éste no se realizó, el índice de mortalidad descendió casi el doble: un 25 %.” Las cifras son escalofriantes. Las causas de dicho fracaso son múltiples, aunque podrían resumirse en la falta de conocimiento y comprensión de la realidad africana.

Esperemos que las ONGDs españolas trabajen con un conocimiento profundo de la realidad social, política, económica, cultural y religiosa de aquellos, africanos, con quienes se quieren asociar cooperando en su desarrollo. Por eso, la Fundación SUR, desde sus inicios en 1979 (como CIDAF), ofrece formación, información y documentación, no solo a las ONGDs dedicadas al mundo africano, sino a la sociedad hispanohablante, para que todos, desde un conocimiento auténtico, podamos contribuir al desarrollo de África.

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