El ejército enfermo de Guinea

2/10/2009 | Crónicas y reportajes

Brutal, indisciplinado y dividido, el ejército de Guinea que convirtió una manifestación pacífica en un baño de sangre, el día 28 de septiembre, todavía es muy poderoso y es muy difícil de reformar mientras todavía esté en el poder, según los analistas.

Desde la masacre, una de las peores del último cuarto de siglo en Guinea, el jefe de la Junta, el capitán Moussa Dadis Camara, ha intentado negar su responsabilidad, culpando a los “elementos incontrolados” del ejército que le ayudaron a llegar al poder en un golpe de estado en diciembre de 2008.

“O está diciendo la verdad, que él no ordenó la masacre, y entonces es preocupante porque él sigue siendo el jefe de la Junta, o esa masacre fue ordenada. Según los testigos en el estadio, había hombres cercanos a Dadis. Es bien conocido”, declaró el director de proyectos para el África Occidental del Grupo Crisis Internacional, ICG, Richard Moncrieff. Pero la incertidumbre rodea a toda la cadena de mandos en referencia a la masacre en el estadio de Conakry.

Supervisando la represión

Amnistía Internacional cita a testigos que dicen que “el ataque estaba organizado por los oficiales del ejército” y que “varios miembros de la guardia presidencial estaban presentes, supervisando la represión”.
El capitán golpista ha insistido en la necesidad de reformar el ejército. Pero “no se reforma un ejército que tiene todo el poder. Antes hay que reflexionar sobre cómo sacar del poder a los militares”, continúa Moncrieff.

“La cuestión esencial es la vuelta de un gobierno civil”, añade. Pero a pesar de las promesas iniciales y bajo presión de la comunidad internacional, Camara se dispone a presentarse a las elecciones el próximo mes de enero.

Con entre 12.000 y 17.000 hombres, el ejército de Guinea ha sido el principal pilar de los sucesivos regímenes en el país africano, desde su independencia de Francia, en 1958.

Desde 1984, con el “general presidente” Lansana Conté, y después durante nueve meses, con el capitán Dadis Camara, el sillón presidencial ha estado ocupado por un hombre con uniforme.

“Un ejército enfermo”

“El gran problema de Guinea es su ejército”, asegura Alioune Tine, un oficial del Encuentro Africano para la Defensa de los Derechos Humanos, con sede en Dakar, “es un ejército enfermo, que ha sido utilizado sucesivamente por dictadores para reprimir con violencia. Nunca les importa nada”.

Pero ya hace un par de años, que se ve fragmentado por profundas divisiones que han empeorado la ya generalizada corrupción. Hay un vacío generacional entre los generales y las tropas mal pagadas, además de que existen diferencias étnicas.

Tine asegura que estas divisiones étnicas han creado lazos de unión entre las tropas de las regiones boscosas con los antiguos rebeldes de los países vecinos, Liberia y Sierra Leona.

Moncrieff confirmó la dimensión étnica, afirmando que “hemos hecho una investigación en las regiones de bosque de Guinea y en sus campos de entrenamiento, cerca de Conakry. Se han estado reclutando a miembros de milicias durante los últimos meses”.

Los reclutamientos se hacían en las zonas de bosque” para defender a Dadis, que también es originario de allí”, señala el oficial del ICG, añadiendo que el ejército ha adquirido al menos 2.000 hombres, aunque podrían ser muchos más”.

Según los testigos, el método de reclutamiento no es el del ejército regular y el entrenamiento está teniendo lugar en un antiguo campo de refugiados, cerca Forecariah, unos 110 kilómetros al sur de Conakry.

Christophe Parayre

(News24, Suráfrica, 02-10-09)

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