El lunes, 23 de junio del 2008, el departamento de Gobierno de Familia y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, a través de su Dirección General de Inmigración y Cooperación al Desarrollo, ha organizado una jornada que, bajo el título “Experiencias de la Cooperación de Madrid en África Subsahariana”, ha estudiado el significado de la cooperación.
En la actualidad, uno de los problemas más importantes de la cooperación internacional consiste en la diversidad y discrepancias de comprensión respecto al concepto básico: el desarrollo. El desarrollo, entendido desde la perspectiva occidental, es una realidad objetiva, mesurable con los “índices de desarrollo” establecidos. Desde una perspectiva tradicional africana, sin embargo, el desarrollo no se entiende de modo cuantitativo, sino relacional, por ello no admite índices fácilmente mesurables. Si no se tiene en cuenta esta diferencia fundamental, surgirán serios problemas al momento de elaborar y realizar cualquier programa de cooperación al desarrollo, pues o no contará con el apoyo insustituible de la comunidad local, o irá destruyendo poco a poco el tejido social, al punto de conducir al borde del nihilismo numerosos sectores sociales.
La situación actual de Desarrollo en África se sitúa en la encrucijada de estas dos visiones y actitudes: una aproximación atomizada e individualista, basada en índices cuantitativos, y otra global y comunitaria que incluye el universo cultural en el que se desarrolla la acción y toma en cuenta sus repercusiones en el ámbito relacional.
Cooperar no consiste en enviar dinero y voluntarios para financiar y realizar un proyecto más o menos bien elaborado. Significa más bien trabajar con los demás, ayudar a los socios para que ellos mismos sean los agentes de su propio desarrollo y fortalezcan sus propias instituciones sociales. Esto implica un uso político de la cooperación.
El futuro de África depende, en parte, de la actitud que tengamos respecto a la cooperación al desarrollo. Tomar decisiones sabias en este campo, y estar capacitado para trabajar en sociedad con los Africanos, exige no sólo conocer lo que ocurre en África sino, y sobretodo, saber escucharlos y entender lo que dicen.
