El conflicto en el Congo R.D. es una guerra por los recursos librada entre los aliados de Estados Unidos y de Gran Bretaña

27/02/2009 | Opinión

Desde que Ruanda y Uganda invadieron el Congo en 1996, han continuado con un plan para apropiarse de las riquezas del este del Congo ya sea directa o indirectamente, a través de otras fuerzas. El informe de la ONU de diciembre del 2008 es el último de una serie de informes que comenzaron en el 2001 y que han documentado claramente el sistemático saqueo y apropiación de los recursos congoleños por parte de Ruanda y Uganda, dos de los más estrechos aliados africanos de Washington y Londres.

Sin embargo, recién salido el informe de la ONU de diciembre del 2008, el cual claramente documenta el apoyo de Ruanda a fuerzas que desestabilizan el Congo, se dieron a conocer una serie de propuestas y acciones sorprendentes en lo que parece ser un intento de encubrir o desviar la atención del dañino informe de la ONU sobre la agresión de Ruanda contra el pueblo congoleño.

La primera propuesta llego de Herman Cohen, antiguo asistente de secretario de estado para asuntos africanos, durante el gobierno de George Herbert Walker Bush. Cohen propuso que a Ruanda se le recompensase por su reconocido saqueo de las riquezas del Congo concediéndole ser parte de una zona de libre mercado que abarcaría el centro y el este de África y que permitiría a Ruanda mantener su ganancias mal adquiridas.

El presidente francés Nicolas Sarkozy no se quedo atrás; también dio a conocer su propuesta, cuyo argumento era esencialmente el mismo esquema de recompensar a Ruanda por sus doce años de saqueo en la guerra del Congo. Dos elementos son el núcleo fundamental de ambas propuestas.

Uno es la legitimación de la anexión económica del Congo por Ruanda, que para todos los efectos, representa el statu quo. Y dos, la colocación de las bases para una balcanización del Congo o de una simple anexión política de la región del este del Congo por Ruanda. Ambos, Sarkozy y Cohen, se han movido con la velocidad del rayo, el pasado 12 de diciembre de 2008, para formular propuestas que eviten las cuestiones básicas emanadas del informe de la ONU.

El informe de la ONU reafirma lo que intelectuales congoleños, universitarios y víctimas han estado diciendo desde hace una década en relación con el papel de Ruanda como el principal catalizador de la miseria y muerte en escalas bíblicas en el Congo. Las invasiones de Uganda y Ruanda de 1996 y 1998 han provocado la muerte de cerca de 6 millones de congoleños. Las Naciones Unidas han dicho que es el conflicto más mortífero del mundo desde la Segunda Guerra Mundial.

El informe “encuentra evidencias de que las autoridades de Ruanda han sido cómplices en el reclutamiento de soldados, incluyendo niños, facilitado el apoyo con equipos militares, y han enviado oficiales y unidades de las Fuerzas de Defensa de Ruanda a la Republica Democrática del Congo”. El apoyo fue para el grupo Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, o CNDP, anteriormente dirigido por el autoproclamado General Laurent Nkunda.

El informe también muestra que el CNDP albergaba un criminal de guerra buscado por el Tribunal Penal Internacional de la Haya, el general Jean Bosco Ntaganda. El CNDP utilizaba a Ruanda como base de retaguardia para las reuniones de recaudación de fondos y para las cuentas bancarias, y Uganda esta, una vez más, implicada puesto que Nkunda se ha reunido regularmente en las embajadas de Kigali y Kampala.

También, Uganda aceptaba los papeles ilegales de inmigración por parte de miembros del CNDP. Los primeros informes de la ONU dijeron que Kagame y Museveni eran los señores de la mafia en la explotación del Congo. Esto no ha cambiado esencialmente.

El informe implica a Tribert Rujugiro Ayabatwa, un cercano consejero de Paul Kagame, presidente de Ruanda. Rujugiro es el fundador del Rwandan Investment Group. No es la primera vez que ha sido nombrado por las Naciones Unidas como uno de los individuos que han contribuido al conflicto del Congo.

En abril de 2001, Tibere Rujigiro fue identificado en el Panel de Expertos de ONU sobre la explotación de recursos naturales y otras formas de riqueza en la República Democrática del Congo, como uno de los personajes que explotaban ilegalmente la riqueza del Congo. Esta vez, su implicación entra en aportes financieros al CNDP y apropiación de tierra.

Esto saca a la luz las organizaciones en las que toma parte, lo que incluye pero no se limita a la Junta de Desarrollo de Ruanda, el grupo Rwandan Investment Group, del que es fundador, y el Consejo Consultivo Presidencial de Kagame. Hay miembros tan notables como el reverendo Rick Warren, el magnate de los negocios Joe Ritchie, el anterior Primer Ministro británico Tony Blair, Scott Ford de Alltell, el doctor Clet Niyikiza de GlaxoSmithKline, el anterior presidente de EE UU Bill Clinton y muchos más.

Estas conexiones aportan mayor comprensión al por qué Ruanda ha podido cometer y apoyar atrocidades tan terribles en el Congo sin recibir ni una reprimenda, a pesar del hecho de que dos tribunales europeos han achacado a su máximo liderazgo crímenes de guerra y de lesa humanidad. Sólo recientemente dos países europeos, Suecia y Países Bajos han decidido retirar su ayuda a Ruanda por su agresión al pueblo congoleño.

El informe demuestra que los soldados congoleños también han prestado su apoyo al FDLR y otros grupos armados para luchar contra la agresión del CNDP representante de Ruanda. Se debe señalar una importante distinción en este punto. Aparece como si el apoyo del FDLR viniera más de soldados individuales congoleños como opositores al apoyo global del gobierno.

El gobierno congoleño no está financiando las incursiones del FDLR en Ruanda; de todos modos, el gobierno ruandés está de hecho costeando los grupos rebeldes dentro del Congo. La población congoleña es víctima del CNDP, FDLR y los militares congoleños.

El informe de Naciones Unidas es el previsible producto de los informes anteriores de la ONU desde 2001. Refleja la mantenida apropiación de la tierra, la rapiña de los recursos del Congo y los continuos abusos de los derechos humanos causados por Ruanda y Uganda. El aparente intento de estas acciones es crear hechos sobre el terreno – expropiación de tierras, robo de ganado y otros activos- para consolidar la integración económica del CNDP/ruandés en Ruanda.

El articulo “¿Puede África comerciar su ruta a la paz?” de Herman Cohen, en el New York Times, refleja las desastrosas políticas seguidas donde se valoran más los beneficios que la población. En su artículo, el anteriormente miembro de un grupo de presión del gobierno de Mobutu y Kabila en EE UU y antiguo asistente del secretario de estado para África de 1989 a 1993 arguye así: “Habiendo controlado las provincias del Kivu durante 12 años, Ruanda no renunciará al acceso a los recursos que constituyen un porcentaje importante de su producto nacional bruto”.

Y añade, «El flujo normal del mercado desde el este del Congo es en dirección a los puertos del Océano Indico, no a los del Atlántico, que está a más de mil millas” Siguiendo con este argumento, cree que «la libre circulación de personas vaciaría los campos de refugiados y haría que países densamente poblados como son Ruanda y Burundi proveyeran el trabajo que se necesita en Congo y Tanzania”.

El primer error de Cohen al aportar soluciones al conflicto es verlo como una crisis humanitaria que se puede solucionar con medios económicos. Uganda y Ruanda son agresores. Los agresores no deben definir qué es lo mejor para el Congo, más bien corresponde al Congo definir lo que puede ofrecer a su vecino.

Una solución durable es parar la silenciosa anexión del este del Congo. El Tribunal Internacional de Justicia ya ha valorado este tema cuando reglamentó en 2005 que el Congo tiene derecho a 10 mil millones de $ USA en compensación por el saqueo de recursos naturales del Congo por parte de Uganda y el abuso de derechos humanos en ese país. Podría haberse actuado del mismo modo contra Ruanda; no obstante, Ruanda se declaró fuera de la jurisdicción del tribunal.

La implicación de Estados Unidos y Gran Bretaña se está haciendo muy clara. Estos dos grandes poderes consideran a Ruanda y Uganda aliados incondicionales, y como alguno diría, estados clientes. Estos dos países han recibido millones de dólares de ayuda militar que, a cambio, utilizan para causar destrucción y muerte en el Congo.

El Presidente ruandés Paul Kagame ha estudiado en la base militar de entrenamiento Fort Leavenworth de EE UU y el hijo de Yoweri Museveni, Teniente General Yoweri Kaguta Museveni, los dos se han titulado en el mismo Centro militar estadounidense en el verano de 2008. Ambos, EE UU y Gran Bretaña deberían seguir el ejemplo de los gobiernos holandés y sueco, que han suspendido su apoyo financiero a Ruanda.

Con el apoyo de los contribuyentes estadounidenses y británicos, ahora vemos unos 6 millones de muertos en el Congo, cientos de miles de mujeres sistemáticamente violadas como arma de guerra y millones de desplazados.

Una solución política resolverá la crisis, y requiere presión sobre Ruanda a pesar del reciente, así llamado por Ruanda, “arresto domiciliario” de Laurent Nkunda. Instituciones africanas como el Southern African Development Community (Comunidad para el Desarrollo del África Austral, SADC en sus siglas en inglés) y la African Union (Unión Africana) tienen remilgos para comprometerse más en el tema del Congo. Sabiendo la importancia que el Congo tiene para África, llama la atención que hayan sido tan débiles durante tanto tiempo en relación con la crisis del Congo.

El dirigente de Ruanda, Paul Kagame, no se puede sentir ni tan seguro ni tan arrogante como ha sido hasta ahora. Uno de sus mejores asesores fue arrestado en Alemania como resultado de las órdenes judiciales de un tribunal francés y existe un consenso global generalizado de que se le debe presionar para que pare su apoyo a la desestabilización del Congo y la consiguiente catástrofe humanitaria.

Además de la presión sobre Kagame, la comunidad global deberá apoyar las siguientes políticas:

1. Iniciar un tribunal internacional para el Congo.

2. Trabajar con los congoleños para poner en práctica un proceso de reconciliación nacional; éste podría ser una parte del tribunal internacional.

3. Trabajar con los congoleños para asegurar que los que han cometido crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad sean llevados ante la justicia.

4. Pedir cuentas a las empresas responsables que se están beneficiando del sufrimiento y la muerte en el Congo.

5. Hacer que la resolución sobre la crisis del Congo sea una prioridad internacional.

La vida es un derecho, no un privilegio, y las muertes en el Congo deben ser honradas con el debido proceso legal. Según se va aclarando la implicación de las muchas partes del conflicto, deberemos comenzar por el firme reconocimiento de que el conflicto es un recurso de guerra financiado por EE UU y sus aliados británicos.

Una vez más hacemos una llamada a las personas de buena voluntad a defender a los congoleños siguiendo las indicaciones que hemos presentado someramente para acabar con el conflicto e iniciar el nuevo camino hacia la paz y armonía y el fin a la explotación de la riqueza del Congo y la devastación de sus gentes.

by Kambale Musavuli

Artículo tomado de Global Research, donde fue publicado el 22 de febrero de 2009.

Traducido por José Lucas, del Comité de Solidaridad con el África Negra.

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