El castigo abusivo hacia los Top Manta, por M. Raquel Rodríguez Camejo

22/03/2010 | Bitácora africana

En estos tiempos de crisis económica, dónde el tema obligado tanto en densas reuniones, como en charlas fugaces, es el brusco aumento de los impuestos y la disminución del empleo, junto a la desidia política por dar solución a lo que parece no tenerla, hay un sector de la población española que no dudaría en cambiar su situación de desempleo por cualquier trabajo que le permitiera un mínimo ingreso diario.

“La realidad tiene cara de hereje”, dice el dicho, y son los hechos quiénes se encargan de confirmarlo. Quién no tiene dinero para el “pan “, hace lo que sea para no pasar hambre, y muchas veces vende la dignidad, al bajo precio de la necesidad. Pero otros sólo apuestan a vender DVD, CD, o productos de imitación (bolsos, carteras, etc), que exponen encima de una manta dispuesta en el suelo y sujeta por las esquinas con una correa que se une en el centro. Todo en la vida tiene su porqué, lo tiene la correa que une la manta, y lo tiene el vendedor que presiona la correa. Su oficio no buscado, se llama “Top Manta”. Un oficio que muchos españoles seguro harían si la situación laboral sigue en decadencia.

A nadie le gusta estar intranquilamente de pie, 12 horas al día al lado de una manta, con la mercadería en venta, para ganar a lo sumo 10 euros al día. Lamine de 24 años, llegado a España hace dos, desde Senegal, tiene buen estado físico, algo necesario para su labor de top manta, que ejerce todos los días en una estación de metro de la ciudad madrileña. “Es muy arriesgado” reclama, “la policía te persigue y hay que moverse y correr rápido”, “a veces estoy todo el día y sólo logro hacer 5 euros”, con la crisis la gente pasa y ni mira, se queja.

Quiénes venden en el top manta, son en su mayoría inmigrantes subsaharianos sin papeles, personas que realizan esta tarea por no tener ninguna otra que les permita sobrevivir. Personas que no pueden trabajar legalmente, porque la ley no se los permite y que sin otro recurso económico, encuentran en la venta ambulante el sustento diario para no perecer de hambre.

La pena que marca el Código Penal español en el artículo 270.1 por la venta callejera de DVD, CD y productos de marcas falsas en la calle, van de 6 meses a 2 años de cárcel y multas de 12 a 24 meses de prisión. Las sanciones por este delito superan ampliamente a las de robo o intimidación o muerte de una persona por imprudencia leve, marcada en el artículo 242.3, y que se castiga con dos años de cárcel, pero sin multa. En la actualidad la modificación de dicho código, se está llevando a cabo por parte del Consejo de Ministros, que ha aprobado una propuesta de reforma de los mencionados artículos.

El anteproyecto de Reforma del Código Penal aprobado por el Gobierno, no elimina el artículo 270. 1, sino que se agrega un párrafo con alternativas para los jueces, que van de sustituir la cárcel por una multa y trabajar en beneficio de la comunidad de 30 a 60 días. Desde los diferentes colectivos sociales, que vienen movilizándose desde hace un año y medio atrás, ven esta medida insuficiente, ya que deja vía libre a los jueces para enviar a prisión a todo aquel que se declare insolvente para pagar la multa.

Es de esperar que en la situación económica que se encuentra una persona sin papeles, que gana un promedio de 7 euros al día, no tenga para solventar la deuda, y que por lo tanto vaya a la cárcel. Además la medida, que se propone, no elimina el antecedente de los 540 manteros que han pasado por este motivo en prisión, y de los 96 que actualmente cumplen condena en las diferentes cárceles españolas. Un antecedente penal, que impedirá poder tramitar el permiso de residencia, ya que uno de los requisitos para regularizar la situación de ilegalidad es la de no poseer antecedentes penales.

Acción Manta Blanca en Madrid

Por este motivo el pasado 13 de marzo, enmarcada en la campaña de Punto Mantero de la ONG Ferrocarril Clandestino, y asociaciones de artistas como “Ni un mantero en prisión”, se realizó una protesta colectiva a nivel de toda España para denunciar la inaceptable persecución de los Top Manta, pedir la despenalización de esta actividad y que se considere como falta y no como delito la venta de copias piratas inferior a 400 euros, como en el caso de los hurtos o similar. Las ciudades que se adhirieron a la denominada “Acción Manta Blanca”, fueron A Coruña, Barcelona, Málaga, Pamplona, Terrassa, Granada y Madrid, con el apoyo de otras como Bilbao, Sevilla y Aragón.
La consigna de la protesta, era la de formar una fila simbólica de vendedores/as blancos/as de top manta y con papeles de residencia, para mostrar la desigualdad entre razas y personas, que se da en la venta ambulante de artículos de piratería. Lo común es ver negros de un lado de la manta y blancos paseándose por el otro. Es lo que se ve a diario en Preciados, una de las calles comerciales más concurridas de Madrid. La acción Manta Blanca se llevó a cabo en esta ciudad, desde la Puerta del Sol a Callao, a lo largo de la mencionada calle. Algo atípico en la imagen madrileña. Una gran fila de Top Manta blancos, acompañados por la música, la sonrisa y el buen humor de los reales manteros africanos, que esta vez se encontraban del otro lado de la manta, acompañados por una multitud curiosa y atónita que observaba.

Esta vez no hubo persecución policial, y sobre las mantas también blancas, se extendían y vendían voluntariamente, obras de artistas comprometidos con la causa y materiales de difusión, denuncia y apoyo de la protesta. Los carteles hablaban por sí solos, “La manta es mi pan”, “Sobrevivir no es delito”, “África explotada, Europa cerrada”, “Qué cultura fomentamos acosando al marginado”, “Mucho arte es quitar, al pobre hasta su pan”, “Ayudas a usureros y cárcel a manteros”, “Cárcel o hambre”, entre tantos otros.

El derecho de los artistas debe ser protegido, pero no en base al castigo desproporcionado de la “parte más delgada del hilo”, los inmigrantes sin papeles, que usan la manta como medio de supervivencia, y que son quiénes están en peores condiciones dentro de la sociedad. Se debería investigar y castigar a quiénes facilitan la materia prima y no al mantero que la vende, porque en definitiva éste solo está buscando sobrevivir, y haciendo algo que muchos harían si estuvieran en su situación económica. Una situación que no buscaron, pero que tienen desde que nacieron, y que seguirán teniendo si no les ofrecemos un mundo mejor.

esta

Autor

  • Rodríguez Camejo, Raquel

    Periodista freelance. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UDELAR (Universidad de la República de Uruguay). Especialista en Información Internacional y Países del Sur por la UCM (Universidad Complutense de Madrid). Actualmente cursando Máster de Investigación sobre Globalización y Desarrollo de la Universidad del País Vasco y HEGOA (Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional). Curso de Nuevas Tendencias en la Comunicación (Universidad Pontificia de Salamanca). Cursos de Cooperación al Desarrollo (Universidad de La Rioja). Cursos de “Gestión de Voluntariado en ONG's” - MPDL (Movimiento por la Paz y el Desarme - Madrid). Blog personal:

    http://knowingafrica.blogspot.com.es/

Más artículos de Rodríguez Camejo, Raquel