Leviatán (vocablo hebreo), es un monstruo marino fabuloso descrito en la Biblia (libro de Job), como inhumano y destructor, y a menudo asociado con el origen del mal.
La economista Shoshana Zuboff, catedrática de Harvard Business School, lleva años investigando cómo las tecnologías digitales están transformando el mundo en que vivimos.
Ella afirma que el “capitalismo de la vigilancia”, es como un “Ciberleviatán”, porque puede destruir la naturaleza humana, al igual que el capitalismo industrial destruye el planeta. Se impone un pacto entre la técnica y el ser humano, afirma J.M. Lasalle en su libro “Ciberleviatán”.
El verdadero peligro ante la nueva lógica de acumulación de datos, los nuevos mecanismos de mercado basados en el expolio de las personas, consiste en que las personas somos las mercancías.
El controlador de este “tecno poder”, ya ha iniciado la tercera guerra mundial, en esta ocasión con las armas de la inteligencia artificial, la robótica y el resto de tecnologías con las que ahora se enfrentan EEUU y China.
Lo que Zuboff reclama es que nosotros seamos los protagonistas en poner el futuro digital como el hogar de la humanidad, es decir: poner le tecnología al servicio del humanismo. Sin dialogo humano y empatía, somos capaces de linchamientos digitales capaces de llevar a la muerte civil a muchas personas.
“Antes buscábamos a Google. Ahora Google nos busca a nosotros”, escribe Zuboff.
Google puede hoy predecir y modificar el comportamiento del consumidor.
Por eso Zuboff habla de cómo, en el “capitalismo de la vigilancia”, las experiencias de los usuarios se convierten en materias primas que permiten crear datos para adelantarse a comportamientos futuros.
En su libro más reciente: “La era del capitalismo de la vigilancia: la lucha por un futro humano en la nueva frontera del poder, 2019, (The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power”, es el intento más ambicioso hasta la fecha de reflejar los efectos de la digitalización en nuestras vidas y en la sociedad.
La economista asegura que el capitalismo de la vigilancia es un sistema global que amenaza a la naturaleza humana, y que el precio que pagaremos por ello, si no lo frenamos a tiempo, es renunciar a nuestra propia libertad.
El capitalismo digital transforma nuestras experiencias y comportamientos, en datos: en productos y servicios que la gente necesita y que puedan comprarse y venderse.
Todo se convierte en mercancía.
La finalidad es combinar esos datos con la computación para hacer predicciones de comportamientos humanos futuros. Es lo que llama “productos de predicción”, y se venden a clientes comerciales.
Google encontró la fórmula para predecir comportamientos humanos.
Inventado en el contexto de la publicidad en línea personalizada, el capitalismo de la vigilancia se propagó rápidamente a Facebook, pero después se ha trasladado a otras empresas tecnológicas como Amazon y finalmente a la economía “normal”, y al sector automovilístico.
Este capitalismo de la vigilancia digital sigue invadiendo nuestras vidas, relaciones y comportamientos.
Nuestra tarea es humanizar esta poderosa tecnología digital, para crecer más libres y responsables.
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