El año 2011, el peligro está en la pobreza

31/01/2011 | Opinión

El año 2011 es el de todos los desafíos. Un gran año político que estará salpicado de procesos electorales en varios países africanos. Especialmente en la República Democrática del Congo. Pero la “Revolución de los Jazmines” que ha defenestrado a Ben Ali, en Túnez, pasa por un cóctel molotov. De ahí el pleno interés para este 2011.

Sería prematuro pasar la página del último episodio del drama tunecino con la “Revolución de los Jazmines” destinado a la destitución de Ben Ali. Se presenta como un centelleo que plantea ya tantas preguntas de lo que será el año 2011.

Un año lleno de apuestas a la vista de las citas políticas, particularmente de las elecciones en el continente africano. Especialmente en la República Democrática del Congo. Por supuesto que la conclusión o no de la crisis marfileña atraería la atención de los observadores interesados en la política africana, en espera de que Túnez vuelva a escena con las elecciones previstas en seis meses.

Por eso, es útil preguntarse cómo un régimen que parecía tan sólido ha caído como un castillo de naipes. Aún en el momento en el que se muestra el avance islamista en la región de los Grandes Lagos, un fenómeno similar ya se había producido en un país vecino a Túnez hasta alcanzar el nivel del mar en las elecciones legislativas.

El peligro es la pobreza

La calle ha expulsado a Ben Ali del poder. A pesar de los esfuerzos sobre el plan económico orientados más hacia el exterior, el Túnez de Ben Ali no ha sabido dar con las preocupaciones de la población. Y como todo régimen demasiado seguro de sí mismo, los errores se han multiplicado, los hostigamientos de todo tipo se han sucedido hasta irritar, frustrar a la población. El joven Mohamed Bouazizi, hoy día un héroe, no soportó las provocaciones policiales antes de darse muerte. Tomó lo alto de un balcón para protestar contra la policía, que le había retenido sus artículos de venta. Él, se dedicaba al comercio ambulante para procurar las necesidades de su familia. Signo evidente de pobreza.

Algunos años antes, en la vecina Argelia, el Frente Islámico de Salvación, FIS, había ganado con facilidad las elecciones legislativas, antes de que las mismas fueran anuladas. Pero lo cierto es que el FIS había sabido aprovechar las debilidades del régimen establecido para realizar este avance. Es decir, una juventud desocupada, abandonada a sí misma; una población desorientada y maltratada por las tórridas condiciones sociales. Otros signos evidentes de pobreza.

Examinando de cerca estos dos acontecimientos políticos, la pobreza surge como denominador común. Pobreza entendida en el sentido de desempleo, difícil acceso a la atención sanitaria, aumento constante de los precios de los productos alimenticios, salarios bajos, sistema de enseñanza desarticulado, no hay justicia justa, impunidad… y dejémoslo.

Por otra parte, en Túnez, Ben Ali había tomado como pretexto del incremento del precio del pan – por lo tanto la pobreza – para tomar el poder. Kenneth Kaunda, en Zambia, por la misma causa, que produjo los mismos efectos, fue obligado a abandonar el poder a continuación del aumento del precio de la harina. En consecuencia, la pobreza.

También, frente a la insurrección social que atraviesa el país, con las reivindicaciones de los funcionarios, maestros y descontentos estudiantes, se requiere una respuesta apropiada, ya que el peligro está en el horizonte, en la proximidad de las elecciones que todo el mundo quiere transparentes y pacíficas. En un contexto en que los signos de pobreza son perceptibles, las elecciones se ven amenazadas.

La preocupación de los demás

Es decir, que si las próximas elecciones deben ser diferentes, al igual que la próxima legislatura, conviene meditar ya las mejores estrategias capaces de combatir la pobreza. Es el temible adversario, lo desconocido para todos aquellos que avisan con ejercer el poder. ¿Se ha medido el alcance de la tarea? Es un hecho que a la hora de los balances para solicitar el sufragio del soberano primario, este ejercicio se opone tanto a la mayoría como a la oposición.

¿Cuál es la tasa de desempleo en nuestro país? ¿Cuántos empleos han sido creados? ¿Cuál es la política salarial, educativa y sanitaria? ¿Cuántos jóvenes han sido colocados y cuáles son las perspectivas de futuro?

Unas preguntas interesantes que, sin duda, encontrarán respuestas. Pero a la vista de las imponderables políticas, teniendo en cuenta los recientes acontecimientos; de este peligro que es la «pobreza» es preciso guardarse de toda demagogia. Si bien es cierto que la “pobreza” podría convertirse también en “noticia”.

De ningún modo se desea eso al Cardenal Monsengwo cuando invita a la clase política a tener “inquietudes por los demás”. En efecto, tratando de conquistar el poder, se trataría de un objetivo primordial que no debe en ningún caso llevarnos hacia el triunfalismo. Ya que se trata de “servir” y no de “dominar”. Esto ocurre en la medida en que la “pobreza” ha sido siempre y sigue siendo de todos los tiempos el gran reto para cualquier régimen político.

Por Freddy Monsa Iyaka Duku.

Publicado en “Potentiel”, edición 7029 del jueves 27 de enero de 2011.

Traducido por Luis Fernando Carretero Solana.

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