El amante africano de Israel: Paul Kagame, entrevista a Robin Philpot (parte 1/2)

17/04/2017 | Entrevistas

Entrevista a Robin Philpot, autor de «Rwanda and the New Scramble for Africa, from Tragedy to Useful Imperial Fiction (Ruanda y la nueva lucha por África, de la tragedia a la ficción imperial útil).

En mayo, Paul Kagame será homenajeado por su excelente amistad con el pueblo judío. Esa amistad implica principalmente el uso cínico del genocidio ruandés para hacer que fructifiquen los intereses de Estados Unidos e Israel en África y el mundo árabe. Kagame fue el único jefe de estado africano que apoyó la invasión de Irak en 2003.

El domingo 26 de marzo de 2017, el presidente ruandés Paul Kagame se convirtió en el primer presidente africano en dirigirse a la conferencia anual del Comité Americano de Asuntos Públicos en Israel (AIPAC), también conocido como «el lobby proisraelí de Estados Unidos». También ha sido el único líder extranjero en ir a la conferencia de este año, aparte del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

rw2.jpgEl mismo día, apareció en el Washington Post un anuncio a página completa sobre la Gala de los Campeones de los Valores Judíos en Nueva York a finales de mayo. El evento, decía, celebrará «el 50 aniversario de la reunificación de Jerusalén», durante la Guerra de los Seis Días en 1967. Los embajadores israelíes en EE.UU. Ron Dermer y Alan Dershowitz estarán entre los presentadores, y los premios irán a Martin Luther King III, David Friedman o José María Aznar, entre otros. Paul Kagame recibirá el Premio a la Amistad Excepcional con el Pueblo Judío.

Hablé con Robin Philpot, autor de «Rwanda and the New Scramble for Africa, from Tragedy to Useful Imperial Fiction», acerca de la relación tan especial entre Israel y Ruanda.

Robin Philpot, en tu libro identificas dos eventos que contribuyeron a la aprobación oficial del uso de la palabra «genocidio», un crimen definido desde la Convención de las Naciones Unidas sobre el Genocidio después de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. El primero fue una conferencia en la capital de Ruanda, Kigali, celebrada en 1995. ¿Puede explicar qué sucedió allí?

Sí, este fue uno de los eventos que sellaron la alianza entre Israel y Ruanda. La Oficina del Presidente de Ruanda organizó la conferencia e invitó a Efraim Zuro, del Centro Simon Wiesenthal y a Michael Berenbaum, del Museo a la Memoria del Holocausto de Estados Unidos. La oficina del presidente pidió que ambos hicieran propuestas sobre cómo conmemorar «el» genocidio de Ruanda. Efraim Zuro se convirtió entonces en un asesor del gobierno ruandés, y sionistas de todo el mundo quisieron compartir el uso del término «genocidio» con los tutsis ruandeses. Israel ha protegido celosamente el uso del término. Por ejemplo, nunca han accedido a usarlo con los armenios, en gran parte debido a la alianza estratégica de Israel con Turquía.

¿Podrías describir el segundo evento?

Menos de un año después, en octubre del 96, Paul Kagame hizo una visita oficial a Israel, donde recibió todos los honres de Benjamin Netanyahu, que era entonces Primer Ministro, como lo es ahora.

¿Y qué pasó después de la primera visita de Kagame a Israel?

Aproximadamente tres semanas después de esa reunión, Ruanda y Uganda invadieron la República Democrática del Congo, que por entonces era Zaire. Después de 1994, había casi dos millones de refugiados hutus ruandeses viviendo en el Congo. El ejército ruandés los masacró al este del Congo, y después literalmente persiguió a los supervivientes por todo el país, de este a oeste, matando a más por el camino. Ruanda y Uganda invadieron el Congo otra vez en 1998, lo que causó la muerte de más de 5 millones de congoleños, la mayoría de los cuales murieron después de huir de las guerras de Ruanda y Uganda por territorios y recursos congoleños.

Cuando se mira la relación anterior entre Israel y Ruanda, y entre Israel y Uganda, es obvio que la invasión del Congo fue coordinada por Israel, que, al igual que Estados Unidos, buscaba una posición estratégica en el corazón del África negra.

¿Cómo se beneficia Ruanda de su relación especial con Israel?

Yo diría que tiene esta relación especial con Israel porque ambos son estados clientes de Estados Unidos y operan de la misma manera. Ambos están fuertemente militarizados y establecen la ley en sus respectivas regiones por tener ese aparato militar tan masivo.

Ruanda también se beneficia enormemente de esta relación especial con Israel, que le ayuda a mantener su reputación y su posición con EE.UU. y Reino Unido, donde todavía se recibe muy bien a Kagame. Acaba de dirigirse a AIPAC en Washington D.C. y está a punto de recibir este premio de la organización Adelson en Nueva York, pero hay muchos lugares a los que ya no se atreve a ir. Por ejemplo, Montreal, donde no puede aparecer sin enfrentarse a grandes manifestaciones.

¿Y cómo se benefician Israel y los Estados Unidos de esa relación especial?

Bueno, hay que ver cómo se estableció esta alianza. En los años 50 y 60, los Estados Unidos tuvieron que debilitar a los estados árabes para promover sus propios intereses, e Israel fue un elemento muy importante de su estrategia. Los estados árabes eran hostiles a Israel, que era un estado colonial altamente militarizado. Muchos de los estados árabes en ese momento -Egipto, Libia, Siria, Irak- trazaban un rumbo independiente, a veces aliado de la Unión Soviética, y los Estados Unidos estaban decididos a impedirles afirmar su independencia.

A finales de los 80, Sudán se estaba convirtiendo en un estado muy fuerte e independiente, opuesto a Israel, y hubo una reunión, organizada por un hombre llamado Roger Winter, que reunió a los dirigentes ruandeses en el exilio que vivían en Uganda, y Yoweri Museveni, el presidente de Uganda entonces, desde que ganó la guerra civil en 1986. EE.UU. nombró al presidente Museveni y a los exiliados ruandeses como nuevos líderes africanos, y los EE.UU. e Israel vieron esto como una forma de contener a Sudán y a otros estados árabes en su patrio trasero.

Ruanda y Uganda podrían ser llamados estados «perro rabioso»: están altamente militarizados y sirven como sheriffs a Estados Unidos al tiempo que persiguen sus propios intereses. Quizás recuerdes cuando hubo un alboroto acerca de los abusos de los derechos humanos por el presidente sudanés Omar Al-Bashir en Darfur, y que un militar ruandés, Karake Karenzi, fue enviado a dirigir la misión de paz de la ONU allí, a pesar de que el propio Karake había sido acusado por crímenes contra los derechos humanos.

Ann Garrison

* Ann Garrison vive en Berkeley, California y escribe para el San Francisco Bay View, Black Agenda Report, Black Star News, Counterpunch, Global Research, y Pambazuka News, e informes para Pacifica Radio. Ella puede ser contactada en anniegarrison@gmail.com. En marzo de 2014 fue galardonada con el Premio Victoire Ingabire Umuhoza para la Democracia y la Paz.

Fuente: Pambazuka

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]


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