El Afganistán africano, por Rafael Muñoz Abad , del Centro de estudios africanos de la ULL

1/02/2013 | Bitácora africana

Ya les dije que de la aventura francesa en Mali nos van a contar muy poquito. Me dice [tomando un café] un tal Bertrand, de la inteligencia, que de esto algo sabe:

– lo último que Francia desea […] es la mediatización de una intervención militar que ya estaba más que decidida. Sí quieres, la podemos llamar la cruzada por el uranio, que vale más que un Jerusalén –

La Task Force gala es una unidad de intervención rápida y docta en los teatros africanos que desde 1960 y de manera regular, viene protagonizando el papel de gendarme en sus excolonias. Bien como parte de una estrategia presencial para salvaguardar sus fuertes intereses económicos, o como respaldo a los regímenes títeres de la célebre françafique. Dos por uno. Teoría esta que ha ido mutando hacia lo que se denomina petroestados. Centroáfrica, Chad y Níger, son piezas de gran valor para las corporaciones mineras. Las petroleras francesas y norteamericanas, temerosas de que la permeabilidad fronteriza facilite la propagación del virus islamista hacia el este de Mali, son las que realmente van a financiar este despliegue neocolonial.

Los oleoductos de Agadem y Doba, que deben dar salida al crudo del Sahel, atraviesan Chad y Níger hacia los puertos del Golfo de Guinea; pero el uranio es la clave. El 75% de la electricidad que Francia produce proviene de sus más de cincuenta plantas nucleares. Y gran parte del combustible que las nutre procede de las minas que Areva gestiona en Níger [9% de las reservas mundiales]. Canteras, que de inmediato han sido aseguradas por las fuerzas especiales francesas. Si Afganistán, más allá de ser la metástasis del yihadismo, es y fue el [eterno] nudo gordiano del Asia central de cara a los hipotéticos oleoductos que debían dar una salida natural y segura al crudo de las ex republicas soviéticas, evitando así Irán, hacia el mar; Níger lo es para Africa. El reciente despliegue de unidades drones de vigilancia aérea en Níger, más allá de ser una experiencia para valorar los pros y contras frente a los costosos, en términos monetarios pero también mediáticos despliegues militares convencionales, ya llevados a cabo en Afganistán o Irak, hibridizados en Libia, ni sopesados en Siria, y ejecutados en Mali por la “simpleza” de la operación y bajo el maquillaje de la habitual intermediación francesa en sus “posesiones” africanas, viene a dejar meridianamente clara [el despliegue de drones] la importancia que los EEUU, de la mano de Francia, le dan al corredor del Sahel de cara a que se convierta en un paramo descontrolado que ponga en jaque muchas variables.

Continúa Bertrand…

– el ejercito de Mali es una panda de amiguetes en chanclas que pasará a cuchillo a los integristas y los franceses miraran para otro lado; esta guerra, la pagan la Total e incluso la Exxon; allí se juegan sus inversiones; esa es la verdadera diplomacia en Africa; esa, y la que los ex agentes de la inteligencia francesa contratados como consejeros en seguridad personal, llevan décadas procurando al servicio de los dictadores o pseudo presidentes africanos –

Después nos venderán el habitual producto mediático: la pacificación del norte de Mali; algarabías populares que flanquean carreteras polvorientas, agradeciendo a los franceses la liberación; la portada de Le Monde, con un legionario cachondo con una careta de calavera; la expulsión y el peligro [real] que representa el islamismo y, con objeto de recuperar la histórica plaza y patrimonio de la humanidad, el cerco de Tombuctú.

cuadernosdeafrica@gmail.com

Autor

  • Muñoz Abad, Rafael

    Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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