EDUCACIÓN ÉTICO-CÍVICA: UNA PROPUESTA FUNDAMENTAL PARA UN ÁFRICA Y MUNDO GLOBALIZADO.

5/11/2012 | Editorial

Durante mis últimos doce años en Uganda, me invitaron a dedicarme totalmente a la educación ético-cívica de: lideres religiosos, maestros de secundaria y primaria, políticos, inversores, y otros agentes sociales.

Debido a su propia experiencia en una situación de corrupción endémica, abuso de poder y de recursos, todos los líderes y educadores veían la urgencia de una educación ético-cívica para todos los líderes y para la sociedad. Atendían estos cursos, incluso los fines de semana, y los seguían con verdadero interés y agradecidos. De hecho, desde nuestro Consorcio de Educación ético-cívica, no podíamos atender todas las solicitudes o invitaciones. También impartíamos estos cursos a estudiantes universitarios en Ggaba, UMU, etc.

Muchos educadores nos repetían, al evaluar los cursos: “Si antes nos hablabais de la fe, ahora nos habláis de la fe en la vida de cada día. Esta educación ético-cívica es lo que más urgentemente necesita ahora Uganda. Todos los lideres del país deberían seguir estos cursos”. Por fin, el parlamento ugandés ha integrado “Educación a la vida y Educación social” en el Currículo nacional.

Cuando regresé a España, hace ya un año, esperaba encontrar en todos los países europeos, una educación ético-cívica seria y universal. Para mi asombro, España sigue a la cola de los 15 países de la UE, también en este tema. Y para colmo, el ministro de Educación, ha borrado todo rastro de educación ético-cívica nacional, que ya existía.

Por lo visto, la educación de los jóvenes y mayores, en los valores fundamentales de: justicia, libertad, responsabilidad, solidaridad, dialogo, compasión, igualdad, pluralismo respetuoso, paz, etc. no parecen ser prioritarios, para el Sr. Wert y su Ministerio de Educación, aunque 180 países del mundo lo hayan ratificado.

Benjamín Forcano, después de un serio análisis de “La Educación para la Ciudadanía y Derechos humanos”, afirma que se trataba de una propuesta educativa acorde con una visión humanista cristiana. La persona, no las instituciones, sigue siendo el sujeto de moralidad, de dignidad, de derechos y obligaciones. Todas las instituciones deben estar al servicio de la persona y de la sociedad para el Bien Común.

Esta educación ético-cívica busca el Bien Común, a través del desarrollo integral de las personas y de su participación responsable en promover el bienestar social, con estructuras justas y solidarias.

Según B. Forcano:” No hay duda de que la sociedad capitalista es una sociedad enferma, llena de contradicciones. Pero la raíz del mal está en que el capitalismo hace imposible una ética personal y comunitaria, y corrompe las actitudes y los valores más genuinos del ser humano. Ser egoístas, avaros, soberbios, dominantes, lo consideramos indicadores de nuestra identidad humana. Los grandes valores no se desarrollan en el servicio al dinero y lucro, sino en ser justos y solidarios con los que sufren, buscando un desarrollo integral para cada ser humano. Estas son la señas que constituyen la auténtica identidad humana”.

Es difícil decirlo más claro. Los síntomas de esta grave enfermedad social: la dictadura del capitalismo cruel, son bien visibles en la sociedad: desempleo de proporciones vergonzosas, recortes duros de servicios sociales, más impuestos a los que menos tienen, inseguridad alimenticia, corrupción alarmante…!

La sociedad comienza a decir “basta” en África y en muchos países del mundo.

El capital, como las instituciones y los líderes, deben estar siempre al servicio del ser humano y del bienestar general de todos, y no al revés, como ocurre ahora!

El bienestar social no vendrá, ni por si solo, ni fácilmente, pero siegue estando en nuestras manos

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