La situación de los refugiados en las últimas semanas nos sigue revelando aspectos de la convivencia humana que son muy poco conocidos.
El primer dato sorprendente, es: la persecución de los cristianos incluso en los campamentos de refugiados en Alemania, por parte de algunos musulmanes extremistas. Este tipo de fundamentalismo es algo extraño para los creyentes y pueblos del África negra.
El diario alemán “Die Velt” ha recopilado testimonios de cristianos que temen por sus vidas hasta en los campos de refugiados, donde son insultados, maltratados, agredidos y amenazados de muerte por algunos musulmanes radicales.
El pastor Gottfried Berlin Martens que se ocupa de los cristianos llegados de Siria, Irak y Afghanistan, confirma estos mismos problemas en los campos de acogida. Según Max Klingberg, que trabaja con los refugiados desde hace 15 años, afirma que los Afghanos y los Pakistaníes son los que más siembran el terror en los campos de acogida. Ellos son más extremistas que los llegados desde Irak o Siria. Los cristianos convertidos del islam se enfrentan a un riesgo continuo por sus vidas. La policía alemana está considerando separar a los refugiados según sus creencias religiosas. El domingo pasado, los enfrentamientos se produjeron de nuevo en el campo, cerca de Cassel, y 14 personas sufrieron diversas de diversa gravedad. (7sur7, be /28/9/15)
Este fundamentalismo, ya sea de tipo económico, cultural o religioso, es algo nuevo en África subsahariana, y que por tanto ha llegado de fuera. Durante los 32 años que he vivido en África, nunca encontré signos de tipo fundamentalista. Los movimientos yihadistas es un fenómeno reciente y nuevo en África subsahariana.
El segundo dato preocupante, es: el aumento de la pobreza extrema en África, a pesar de los abundantes recursos existentes, suficientes para cubrir todas las necesidades básicas de África y de la humanidad.
Algunos afirman que este aumento de pobreza se debe a diferentes causas, como: las sequias, desastres naturales, aumento de la población, falta de tecnología, etc. Estos y otros condicionamientos agravan el aumento de las personas empobrecidas en África.
Sin embargo, la causa principal radica en la mala gestión de los recursos. Este acaparamiento, monopolio y distribución desigual, injusta e inhumana de los recursos existentes es la causa fundamental de que los empobrecidos en África y el globo entero sigan aumentando.
Según el Banco Mundial, se espera que la pobreza extrema caiga por debajo del 10% de la población mundial en el año 2015. El BM elevo su umbral de pobreza de 1,25 a 1.90 dólar al día para tener en cuenta la inflación. Sin embargo, la situación en el África subsahariana sigue siendo muy preocupante, pues tiene cada vez más personas empobrecidas.
De hecho la pobreza extrema en 2015 se elevara a 35% de la población en esta región de África. Esto representa casi la mitad de los pobres del mundo. En la República Democrática del Congo (RDC) cerca del 80% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza extrema, según el informe del BM.
Los nuevos acuerdos del Desarrollo Sostenible son un gesto de buena voluntad, pero me temo que como de costumbre falte compromiso y real voluntad política para sanear las verdaderas raíces de la pobreza.
El exigir esa voluntad política y compromiso de nuestros líderes políticos y económicos, está en nuestras manos.
Como signo inspirador en esta mayor participación social, hemos visto la gran manifestación de unas 150.000 personas que recorrieron las calles de Berlín, el día 10 de octubre 2015, pidiendo un comercio más justo.
Por un lado protestaban contra el tratado de libre comercio entre la unión Europea y Estados Unidos (TTIP) y por otro reclamaban un comercio mundial justo.
Tenemos la oportunidad de sentar estándares nuevos y buenos a nivel mundial para el creciente comercio global, estándares medioambientales y con condiciones justas para las inversiones y para los trabajadores, en Europa y en África.
