Donald Trump es el nuevo rostro de la supremacía blanca (Parte I)

2/10/2015 | Opinión

Antes de pensar que este artículo es «solamente la opinión de un liberal», déjeme decir brevemente que he dedicado mi vida a estudiar el racismo. Obtuve mi doctorado en la Universidad de Emory en 1995 después de pasar varios años haciendo estudios etnográficos de grupos supremacistas blancos. He publicado libros y artículos en revistas especializadas sobre el tema y he aparecido en más programas de televisión de lo que puedo recordar discutiendo cómo funciona el odio. En mis 20 años en la Universidad Estatal de Portland, entrevisté a decenas de racistas comprometidos, desde jóvenes adolescentes de cabezas rapadas hasta racistas asesinos y fundadores de pandillas nazis racistas. Así que cuando digo que el candidato presidencial Donald Trump es un promotor del odio racista no es sólo un desprecio político. Él tiene el derecho constitucional a tener y expresar opiniones racistas, pero el uso de esos puntos de vista para manipular a los intelectualmente vulnerables y movilizar a intolerantes activos requiere una respuesta coherente. Como experto en temas de odio, estoy más que seguro al afirmar que o bien Trump es un virulento racista o está dispuesto a parecer racista y a utilizar el racismo de otros para avanzar en su carrera política.

Trump representa una tendencia alarmante de “racismo conveniente” arraigada en la creencia de que América era grande antes de que de las minorías étnicas y raciales, las mujeres y las minorías sexuales reclamaran la igualdad de derechos. (Lo que Trump llama «políticamente correcto»). Estas personas dirán que «el racismo está mal, pero …» o «Yo no soy un racista, pero …» y luego sigue algo profundamente racista. Dirán que «todas las vidas importan», de cara al movimiento para reconocer la desvalorización de la vida de los negros. Ellos dirán que no son homófobos, sólo por la «libertad religiosa» (un argumento que KKK todavía hace). Ellos dicen que no son Islamófobos, sólo están contra el terrorismo (ignorando la carnicería realizada por terroristas nacionales, a menudo cristianos). Y van a decir que no son fanáticos, solo se oponen a la inmigración ilegal (de las personas de color marrón). Es una forma más amable, más suave de intolerancia, pero aún así es intolerancia. Y Donald Trump es el nuevo Padre Coughlin y quiere ser libre de lo “políticamente correcto” que se interpondría en el camino de su intolerancia. (Por lo menos él ha abandonado el mantra del Partido Republicano de «perseguir a los gays»).

Trump ha estado visitando los estados con antecedentes raciales para vender su grito de guerra que «los inmigrantes ilegales son asesinos y violadores.» En primer lugar Arizona y luego, el viernes, Alabama. Comenzó su rally con algunas expresiones clásicas de odio, hablando a los 30.000 simpatizantes y curiosos reunidos (habría ido a ver el espectáculo del payaso Trump) sobre la supuesta violación y tortura de una víctima de 66 años de edad en California que fue supuestamente atacada por un «inmigrante ilegal». La multitud enloqueció. «Tenemos que hacerlo. Tenemos que hacer algo «, dijo. La multitud rugió, y algunos corearon, «White power!»

Dos cosas que debe saber sobre la retórica de Trump

Cualquier persona con conocimientos acerca de las terribles estadísticas sobre violaciones sabe que las mujeres son abrumadoramente víctimas de alguien a quien conocen, incluyendo miembros de la familia y parejas ocasionales. Sólo alrededor del 18% de las violaciones son cometidas por un extraño y sólo una pequeñísima fracción por inmigrantes indocumentados. Así que si Trump realmente se preocupa por las mujeres, tendría más sentido que dedicase su obsesión por la violación acusando a padrastros en lugar de acusar a inmigrantes mejicanos. Por supuesto, este es un hombre que ha sido cuestionado sobre la violación conyugal de una de sus exesposas. La violación es un tema emocional. Se utilizó para linchar a negros inocentes en el Sur y Trump lo está utilizando de la misma manera para perseguir a personas que son a menudo las más trabajadoras del país.

En segundo lugar, en mi investigación he asistido a numerosos mítines de Klan (KKK), reuniones de cabezas rapadas, y reuniones de las ”Aryan Nations”, y la retórica es casi exactamente la misma que la de Trump. Yo estuve en una concentración del Klan en Covington, Georgia, en 1991, en la que un líder del Klan contó a la pequeña multitud la historia de una mujer blanca que había sido violada y golpeada por un «mejicano ilegal». Al igual que con la historia de Trump, si era verdad o no, no importa. Sirvió para azuzar a los racistas hasta el frenesí. Y al igual que la multitud de Trump estaban dispuestos a «hacer algo» al respecto. Ya he escuchado muchas veces la retórica de Trump : “Retrocedamos en el tiempo a cuando América era grande». Por lo general, el orador tenía tatuada la cruz gamada.

Por lo tanto, no sorprendió la semana pasada la noticia de dos hermanos en Boston que golpearon brutalmente a un hombre latino sin hogar (y orinaron sobre él), alegando que fueron inspirados por la retórica anti-inmigrante de Trump. «Donald Trump tenía razón, todos estos ilegales deben ser deportados» dijo uno de ellos, en el informe de la policía. Informado del crimen, Trump, en lugar de condenarlo, dijo: «Me gustaría decir que la gente que me sigue es muy apasionada. Aman a este país y quieren que este país sea grande otra vez”. Más tarde, después de muchas protestas, dio marcha atrás, apuntando su cuenta de Twitter que se oponía a la violencia. Todavía no sabemos si se opone a orinar en los inmigrantes. Tampoco sabemos si ha habido crímenes similares de odio inspirados por su retórica, pero es muy probable que los haya.

Randy Blazak

Watching the Wheels

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster