DIGNIDAD HUMANA Y BIEN COMÚN, SEGÚN EL PAPA FRANCISCO

2/12/2013 | Editorial

La exhortación apostólica del Papa Francisco: “La alegría del Evangelio”, es uno de los documentos pontificios que más a gusto he leído, por su lenguaje de la calle, su frescura, sencillez evangélica, dinamismo de diálogo y encuentro, y por su acento en la dignidad humana y en el bien común.

Esta exhortación aporta un espíritu nuevo al centrarse sobre todo en los más empobrecidos: los excluidos y marginados, del continente o raza que sean.

No pretendo hacer aquí un resumen del documento. Tan solo intento resaltar algunas afirmaciones que me parecen particularmente relevantes.

“No a una economía de la exclusión y la inequidad. Esta economía mata. No a la exclusión. No a la inequidad”.

“Hemos creado el fetichismo del dinero y la dictadura de la economía sin rostro y hemos negado la primacía del ser humano, reduciéndolo a una sola de sus necesidades: el consumo.”

“La economía que defiende la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, sigue alejando a la mayoría del bienestar… La corrupción no conoce límites, y se rechaza toda ética, degradando así a la persona.”

“Se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración de valores básicos, como: la dignidad humana y el bien común.”

“La solidaridad implica, tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de asistencia a los marginados que encontramos.

Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los empobrecidos, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera, y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales.

La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen solo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral.

Pedimos políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro tiempo.

Necesitamos una nueva política económica para superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de todo los demás.

Queremos una paz sostenible que surja como fruto del desarrollo integral de todos”

Semejantes análisis han sido realizados por otros lideres, pero es la primera vez que escuchamos a un Papa hablar un lenguaje tan claro, firme y valiente.

Estos son criterios de referencia y orientaciones de ruta.

Ahora queda el camino por andar y el cómo implementaremos este proceso. Pero es necesario saber hacia dónde queremos caminar y las referencias a seguir en el camino.

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