“Dentro de 20 años, África será el taller del mundo”, por Antonio Molina

26/06/2013 | Bitácora africana

Introducción

Lionel Zinsou es uno de los economistas afroptimistas que mejor conoce el continente y su evolución económica. Llegó a ser asociado-gerente en Rothschild & Co. Y en la actualidades consejero particular del presidente de Benín.

Lionel observa la evolución del Continente y concluye lo siguiente: “Hace varios años que África se desarrolla tres veces más rápida que Europa. En ciertas regiones se van a alcanzar cifras de desarrollo parecidas a las asiáticas.” Es bueno subrayar esta salvedad “en algunas regiones”, porque el ritmo no es igual por todas partes y el punto de partida tampoco. La zona que comprende el África occidental, incluido el Sahel, va más lenta. En ello influyen los conflictos armados y la dura climatología subsahariana.

Predicciones del Banco STANDARD CHARTERED

Según los analistas de este banco, la mitad de las economías africanas crecerán cerca del 7% anual. Y no son sólo los países ricos en recursos naturales como Nigeria, Gabón, Angola o Guinea Ecuatorial, sino países considerados tradicionalmente pobres como Burkina Faso y Malí. Para este último, los acontecimientos sufridos durante el bienio 2012-13 van a complicar las expectativas.

Otros países que sufrieron guerras civiles prolongadas, como fue el caso de Mozambique, Liberia y Sierra Leona parten de un nivel más bajo. Por eso su recuperación es más espectacular. Gracias a la combinación de las ayudas exteriores de la cooperación y el esfuerzo de reconstrucción, en África se conocen éxitos en las posguerras, podemos citar como ejemplo a Ruanda. Aunque su desarrollo es en gran parte fruto del expolio de las riquezas de las regiones fronterizas del Congo.

Factores de desarrollo rápido

Es evidente, que países que gozan de buena gobernanza y donde los políticos son honestos o menos corruptos, se están desarrollando a un ritmo acelerado, cuando existe una buena política industrial y se favorece a las PME – Pequeñas y Medianas Empresas – sin olvidar la parte importante de la agricultura familiar en el PIB. En este sector y en términos generales podemos decir, que el África Oriental y Austral se sitúan a la cabeza del pelotón.

En una África que casi no comercia con ella misma. Su comercio intrarregional no supera el 12% del comercio total, -mientras que en los países asiáticos se llega al 50%,- notamos que el África bañada por el Índico está mejor integrada que la del Atlántico.
Otra razón de desarrollo es, que Uganda, Kenia, Suráfrica e isla Mauricio están en el corazón de los intereses de la India. Verificamos que son las ex colonias británicas, las que despegan más rápidamente…por algo será…

¿Qué pasa con el África ex francesa?

Cuando los bancos de negocios dan sus previsiones de crecimiento, los países francohablantes no figuran entre los campeones. Según se deduce, parece que sus gobernantes no tienen conciencia de competir con el resto del mundo. Están esforzándose de sobrevivir “off course”.
Algunos lo achacan al modelo heredado de la administración burocrática francesa, que por cualquier defecto de forma, los emprendedores ven rerdados sus planes de negocio y se refugian en el floreciente sector informal.

Cuando los chinos proyectan crear zonas manufactureras y de grandes cultivos industriales piensan de preferencia en el África oriental y austral.

Un África, que se limita a exportar sus materias primas ¿tiene vocación industrial? En 2030, África poseerá la mayor proporción de población activa del mundo. Entonces esperemos que haya comprendido que la solución no es emigrar a la vieja Europa para empujar las sillas de ruedas de los ancianos, limpiar nuestras calles y conducir nuestros transportes colectivos, sino producir localmente esos productos necesarios, que China fabrica hoy, pero que habrá cesado en parte, pues su población también habrá envejecido. Además juegan con ventaja por el factor de proximidad. No es lo mismo atravesar el Mediterráneo o costear el Atlántico y hasta atravesar el canal de Suez, que venir navegando desde China por el Cabo de Buena Esperanza.
África necesita capitales para grandes inversiones
Lo primero que urge para ser competitivo es aumentar la productividad. Una vaca del Sahel da 1 litro de leche al día, apenas suficiente para alimentar a su becerro, mientras que en Europa, una vaca lechera produce fácilmente entre 30 a 40 litros por día.A la primera le falta agua abundante y buenos pastos, con los complementos alimentarios, hormonas, etc…Lo mismo acontece con los cereales. La agricultura africana casi toda ella es de secano, dependiendo de la estación de las lluvias, los campos reciben pocos insumos en forma de abonos orgánicos o químicos.
Desde 2000, África está recibiendo más capitales
África va cesando de ser exportadora de capitales. Aunque buena parte de los beneficios acumulados por sus “peores gobernantes” van a los paraísos fiscales. Gracias a la ayuda pública exterior y a las remesas de sus emigrantes el dinero entra. Por otro lado, se han anulado bastantes deudas externas, que parecían “eternas”. Hoy es el continente menos endeudado del planeta.

El ahorro africano representa el 20% de su PIB, mientras que el europeo es el 12%. Lo que falta ahora es poner en movimiento esas masas de dinero y proteger la producción local con una política arancelaria eficaz, para no ser víctimas de la competencia. Una señal positiva es el desarrollo del micro-crédito, que ciertos gobiernos comienzan a favorecer, gracias a la emisión de Bonos del Tesoro o a la colaboración de instituciones especializadas en esa clase de préstamos a personas que quedan fuera de la clásica clientela bancaria, como es el caso de las mujeres, que no pueden abrir cuentas…

Abandonar un lenguaje que provoca la lástima

En la década de 1970, estaba yo en un Centro de Formación de Animadores de Comunidades Cristianas Rurales en la diócesis de Dédugú (Burkina Faso). Un buen día recibí una carta de Manos Unidas pidiéndome fotos de niños para la Campaña del Hambre. Aquellos matrimonios jóvenes, que tenían uno o dos hijos, se prestaron con gusto a las sesiones de fotos. Aquellos niños, bien alimentados y mejor vestidos, estaban preciosos en las fotos. Las mandé a Madrid y la respuesta fue: “P. Molina, las fotos son preciosas, pero no nos sirven, porque esos niños no dan lástima…!”

Yo les dije: “Miren las cosas positivamente y digan que es el resultado de las ayudas de años pasados. Así la gente se animará a dar más, pues verán que sus donativos no caen en saco roto.” Me viene a la memoria, aquello del turista que el pregunta a un pastor fulani adolescente espabilado, que iba con su esquelético rebaño: “Pequeño, tus vacas ¿dan leche? A lo que el muchacho respondió: “No señor, sólo dan lástima…!”

¿Pesimismo u optimismo?

Cuando Benín tenía 2 millones de habitantes, las ¾ partes de su población vivía bajo el dintel de la pobreza, lo que representaba 1.500.000 benineses.

Hoy con 10 millones de habitantes, sólo el ¼ de la población son pobres, lo que equivale a 2.500.000 de indigentes. Esto es UN MILLÓN MÁS. Claro que los otros 7 millones y medio de ciudadanos se distribuyen por toda la escala de clases sociales, desde una minoría de ricos y una clase media dinámica, hasta una mayoría de trabajadores (autónomos o asalariados), pero de cada cuatro benineses uno es pobre.

África se desarrolla velozmente, pero los barrios de latas, -como las favelas brasileñas-, rodean y ahogan a las megápolis como Lagos, Nairobi o Kinshasa.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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