Cuatro países proponen al Consejo de Seguridad un borrador para combatir la piratería

5/05/2008 | Crónicas y reportajes

Hace una semana que cuatro países presentaron ante el consejo de Seguridad de la ONU un borrador de resolución para combatir la piratería en las aguas de Somalia. El borrador, sin embargo, esquivó un asunto fundamental para resolver el problema: la pesca.

Los países son: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Panamá. El último, y antes Liberia, es famoso por registrar barcos, algunos fantasmas, bajo las llamadas “banderas de conveniencia”.

La resolución del cuarteto autorizaría a los barcos de otras naciones a entrar en las aguas territoriales de Somalia. Estos barcos utilizarían “todos los medios necesarios para identificar, disuadir, prevenir y reprimir los actos de piratería y de robos armados”. De manera separada, España apoya la creación de una fuerza de las Naciones Unidas para hacer este trabajo.

Actualmente, asuntos legales dificultan que los navíos puedan combatir a los piratas. Bajo la ley internacional, los países son propietarios de 12 millas náuticas de aguas territoriales, a partir de sus costas. Bajo la convención de las Naciones Unidas, sobre la ley del mar, las naciones tienen los derechos económicos de 200 millas náuticas a partir de sus costas.

Ocurre que los ataques en aguas territoriales son robos, una responsabilidad de las naciones concernientes. La piratería ocurre más allá de las aguas territoriales, donde nadie gobierna. Cualquier embarcación naval, por tanto, es libre de atacar a los piratas en alta mar.

Los piratas somalíes entienden algunas de las leyes internacionales del mar. Ellos dicen que están protegiendo la zona económica del país de la explotación extranjera, una gran mentira. Ellos están ahí para robar y pedir recates. Mucho dinero.

Una vez que los piratas de Somalia capturan un barco, lo llevan a las aguas territoriales de Somalia. Actualmente, las fuerzas navales de muchos países patrullan las costas de Somalia. Sin embargo, una vez dentro de las aguas territoriales de Somalia, estos navíos pierden el derecho a la persecución.

Han ocurrido algunas situaciones embarazosas. El pasado mes de junio un buque de la marina de los Estados Unidos intentó interceptar un buque de carga danés, el Danica White, que había sido capturado por los piratas. Una vez que la embarcación entró en las aguas de Somalia, Estados Unidos interrumpió la persecución. Al parecer, los piratas son desde entonces un millón y medio de dólares más ricos.

Los franceses no anduvieron con exquisiteces legales. Una vez que los propietarios de un yate de lujo pagaron 2 millones de dólares por el rescate de los 30 pasajeros y tripulantes del Le Ponant, a principios del mes de abril, los helicópteros franceses persiguieron a los piratas por mar y por tierra, hasta dar caza a seis de ellos, que pasarán el resto de su vida en cárceles francesas. Hasta el momento, este año los piratas somalíes han atacado 23 veces. Esto da motivos para preocuparse, considerando que los piratas atacaron 31 veces en todo el año pasado. Esto va mucho más allá de la tendencia en el resto del mundo. Las cifras de la Oficina Marítima Internacional indican que los actos de piratería llegaron a su mayor número en 2003, con 445 ataques en todo el mundo, pero descendieron el año pasado a 249 ataques.

La parte somalí de las pérdidas por robo y piratería de barcos, que los expertos calculan que alcanzan los 16.000 millones de dólares anuales, es muy pequeña. Sin embargo, el país, adyacente a las mayores líneas de navegación, es único.

Al contrario que otras regiones propensas al robo y la piratería, la costa del oeste de África, India, Bangladesh, los mares del sur de China, el estrecho de Malacca, Indonesia y Filipinas, por ejemplo, Somalia no ha tenido un Gobierno efectivo desde hace dos décadas.

Además, los señores de la guerra, que ejercen el control regional están habituados a obtener dinero efectivo de los piratas. No es de extrañar, la etérea petición de ayuda que el Gobierno de Somalia hizo el pasado mes de febrero a las Naciones Unidas, para asegurar sus costas.

Eso es lo que hace que la propuesta de España sea sensata, aunque el hacer impenetrable con patrullas 3.008 kilómetros de costa no es fácil. Si el cuarteto es realmente serio, entonces el borrador debería incorporar la propuesta de España.

El borrador debería ir más allá y autorizar una fuerza para terminar con la pesca ilegal. Los barcos pesqueros capturados por los piratas se convierten en los “barcos madre” desde los que operan los piratas en lanchas rápidas.

Que los piratas alquilan barcos pesqueros para actuar no es cuestionable a estas alturas.

Los barcos pesqueros del Océano no tienen licencia de pesca de Somalia. Más de 800 barcos pesqueros operan en aguas de Somalia, sin licencia. Eso le cuesta a Somalia 6 millones de euros anuales.
Si la fuerza que propone España propiciase la adquisición de licencias, las Naciones unidas tendrían más dinero para las operaciones en Somlaia y para privar a los piratas la cortina de humo en la que se escudan.

Las naciones que están presionando para que se tomen medidas contra los piratas deberían hacer más, deberían probar que no están preocupados sólo por el flujo tranquilo de sus mercancías y atún barato.
De lo contrario, no serían más que timadores camuflados en una retórica floreada, en las Naciones Unidas.

(Somalí Press, 05-05-08)

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster