CUANDO LA TRANSPARENCIA EN ÁFRICA Y EUROPA NO PUEDE EXISTIR.

2/05/2012 | Editorial

Una de las palabras que más se oyen cada día es: ¡Transparencia! Normalmente hablamos de aquello que más necesitamos.

La falta de transparencia es patente, en África, Europa y el resto del mundo. En Uganda concretamente, todos los acuerdos entre el gobierno y las compañías que están extrayendo el petróleo en la región de Masindi, son totalmente secretas para los mismos políticos que piden en vano más información en el parlamento.

El acaparamiento de tierras es otro caso que se lleva a cabo en África, a través de acuerdos secretos entre el gobierno y los “inversores” extranjeros y regionales.

El obispo Stephen Munga, miembro de “Tanzania Extractive Industries Transparency Initiative”, afirma que si Europa es sincera en mejorar le calidad de vida de los más empobrecidos del globo, debe comenzar por ser más transparente.

Los casos de fraudes fiscales salpican los diarios continuamente, si no está comprados claro está. Uno se pregunta ¿porqué los casos más graves de fraude fiscal, los conocemos con frecuencia por la prensa extranjera?.

El “New York Times” publico en Oct.2011 una serie de artículos sobre el Banco de Santander. Según este periódico, existían cuentas secretas en la banca suiza HSBC por valor de 2.000 millones de euros que nunca se habían declarado a Hacienda en España.

Esto salió a la luz, gracias a un empleado del banco suizo, que había sido expulsado del banco. Entre los nombres publicados, con cuentas secretas en Suiza, había nada menos que 569 españoles: incluyendo presidentes de bancos, gobiernos y empresas.

Según la propia Agencia Tributaria española, el 74% del fraude fiscal se centra en estos grupos, con un total de 44.000 millones de euros que el Estado español no ingresa. Esta cantidad casi alcanza la cifra del déficit de gasto público social de España. El resultado de su influencia es que el Estado no se atreve a recogerlos, y por tanto se deja a los súper ricos impunes para aumentar los recortes a los más necesitados.

Un profesor de la universidad Carlos III, hablando del desarrollo en África, el 26 de Abril 2012, afirmaba: “la causa del empobrecimiento de África esta aquí. Los súper ricos, no solamente no pagan impuestos aquí, sino que van a África a enriquecerse más a costa de los ya empobrecidos. El capital es salvaje por naturaleza”.

Con este tipo de economía capitalista deshumanizada, oculta en manos de unos pocos, e injusta ¿cómo podemos esperar transparencia en África, en Europa y en este mundo globalizado?

Los signos de los tiempos parecen indicar que nuestro análisis, de las causas profundas de la crisis actual, no es realista, ni llega a la raíz misma de las injusticias y por tanto no se pueden aplicar los remedios necesarios.

Nos preguntamos: ¿Deseamos realmente superar esta crisis? Quizás los súper ricos se conforman con aliviar los síntomas, para proseguir con su excepcional negocio.

Es urgente, para los Foros Sociales, Iglesias, agentes sociales íntegros y académicos que realmente nos preocupemos por una nueva política y economía del Bien Común, y lleguemos a ofrecer y trabajar por la mejor alternativa que existe para esta y las futuras crisis: una Economía del Bien Común.

El poder y los recursos más sostenibles están siempre con el pueblo. ¿A que esperamos?

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