Cruzando Senegal (2), por José Eladio Santacara

10/09/2009 | Bitácora africana

Unos días más en Dakar: robo del minidisc

En el teatro Sorano me dicen que el viernes 21, fiesta del cordero, hay un festival de música y danza tradicional, y aunque hoy es lunes 17 decido quedarme. Para aprovechar el tiempo voy a la embajada de Cote D’Ivoire a sacarme la visa, y por la tarde a visitar los alrededores de Dakar. Cojo a un policía que está haciendo dedo, y empieza a mirar los aparatos que llevo delante, entre ellos el minidisc. Lo llevo unos 25 km, se baja, y al poco rato me doy cuenta que el minidisc no está!. Tarde o temprano tenía que ocurrir pues en los inicios de los viajes voy demasiado confiado, y además la policía Senegalesa es de las más corruptas que hay.

A la vuelta encuentro un buen lugar para aparcar cerca de la gran Mezquita, y cuando le llamo a Aliou para quedar con él me dice que casualmente vive muy cerca.
Sin embargo una de las noches mientras duermo me quitan las dos carcasas de plástico de los intermitentes: esta vez no creo sea casualidad que cerca vendan este tipo de repuestos. Después de regatear consigo dos nuevos por 50 Euros (probablemente de los mismos que me los han quitado), y es que ha sido un fallo mío estar aparcado varios días en el mismo lugar. Voy con Aliou a una gasolinera cercana, y previo pago aparco allá por los dos días que me quedan.

Tabaski

Al levantarme el viernes 21 veo a las familias que se dirigen a la gran mezquita: van alegres y sonrientes con sus nuevos trajes. Así iban también mis queridos Talibanes en Dir, Pakistán, mientras celebraban la misma fiesta allá por finales del 2.003, durante mi forzosa estancia con ellos por la rotura de Ibiletxe .-Eres musulmán?- me pregunta un soldado cuando quiero entrar en la gran explanada.
.- No, sólo quiero sacar algunas fotos-.
Me deja pasar, y me recreo viéndolos prepararse para la oración del gran día.

La llamada del Almuecin pilla a mucha gente en el camino, y en la misma gasolinera se paran y se monta una mezquita improvisada. La oración apenas dura 20 minutos, y a continuación voy a casa de Aliou. Está en un patio alrededor del cual viven hacinadas varias familias, entre ellas la suya: todo está lleno de críos. Los 6 corderos, uno por familia, están ya preparados para ser matados, en recuerdo del sacrificio de Abrahám. Pero también es un gran sacrificio para las familias humildes (la mayoría), el comprar uno: el más barato cuesta unos 30 Euros, y esto es mucho dinero en Senegal.

El degüello de los animales es rápido: la sangre no se aprovecha por considerarla impura, se descuartizan y cada amilia empieza a cocinar el suyo. Hay una jerarquía para comer y a mí me dan los mejores trozos. Nada se desperdicia ni se tira, pues la carne raras veces se come. Después de la comida extienden unas alfombras en el patio, y comienzan a llegar los parientes de Aliou. Se sientan en el suelo, y el encuentro está lleno de simbolismo y rituales que no acabo de entender, pues entre ellos hablan en Wolof; mientras mastican trozos de Goro, una especie de almendra grande.

Teatro Sorano

Al atardecer voy al teatro, y debo negociar con ellos para grabar algunos minutos. Poco a poco se va llenando con vistosos y coloridos trajes, y las mujeres exhiben con orgullo sus complicados de hacer y famosos gorros. La vista del escenario es magnífica: a la izquierda la Kora, especie de arpa que se toca de una forma muy peculiar, y el Halam, especie de laud de forma alargada, en la parte superior derecha la flit (flauta), y al fondo diversos tipos de tambores. Rodeándoles un coro de mujeres con sus ricos vestidos y gorros; van saliendo por turnos al centro del escenario, y sus cantos son pausados, fuertes y con voces agudas, mientras se contornean graciosamente. Los espectadores se van acercando al escenario bailando, para dar dinero a las respectivas cantantes. De vez en cuando salen a escena bailarines, y ahora si que sus movimientos son frenéticos, moviendo y agitando todo el cuerpo, especialmente los brazos y las piernas.
Al cabo de un rato me vienen a decir que no filme más, pero la espera de unos días en Dakar a merecido la pena
.
A Guinea Conakry

El sábado 22 salgo para Guinea Conakry, y me acompaña Aliou (es Guineano) que a última hora a decidido ir a ver a su familia. Paramos en Tambacounda para tomar combustible y cenar, Aliou recibe una llamada, se agacha y empieza a llorar:
Que te pasa Aliou?- le digo sorprendido.
.- Mi madre ha muerto- me contesta entre sollozos.
Sin saber casi qué decir le pregunto:

.- Cuantos años tenía?-.

.- 95, pero se encontraba bien de salud-.

Hasta Tambacounda la carretera estaba más o menos en buenas condiciones, pero a partir de aquí es una pista sin asfaltar y en muy malas condiciones. Después de haber estado 12 horas conduciendo llegamos a la frontera Guineana, Aliou duerme en la casa de los aduaneros, y yo me tumbo bastante cansado en la parte de atrás de mi fiel Ibiletxe, que creo estará enfadada por haberla traído por semejantes caminos.

Adiós Senegal

Se suele decir de tí que estás en un buen momento y que el provenir te sonríe, pero por lo que he visto esto sería sólo
Comiendo en Ibiletxe con Mamadu, hijo de Aliou
aplicable a una parte pequeña de tu población: el resto, la mayoría, va tirando como puede y vive malviviendo. No es casualidad que un porcentaje alto tenga puestos los ojos en Europa, y para ir se arriesguen hasta el extremo de poner en peligro sus vidas.
Por lo demás tienes el bonito record de ser uno de los pocos países Africanos que no ha tenido ningún golpe de estado desde tu independencia en 1.960, pero por favor pon un poco de orden en tu policía porque de verdad son bastante impresentables. Que te vaya bien.

Música

Senegal, al igual que los países de alrededor, es la tierra de uno de los instrumentos míticos de África: la Kora. Es el instrumento con el que los Griots (músicos populares) interpretan sus canciones, y a diferencia de los intérpretes del Arco de boca (en Casamance, sur de Senegal) en el que cualquiera puede tocarlo, en el caso de los Griots de la Kora esta se transmite de padres a hijos. Puede ser tocada sola o acompañada del Halam (especie de laud alargado) o la flit (flauta). La percusión (como en todos los países de África) es muy importante, y hay una gran variedad de tambores, tanto reales (es decir con membrana), como troncos ahuecados. Precisamente un tipo de Griots utilizan un pequeño tambor muy curioso llamado Tama, en el que al variar con el brazo la tensión de las cuerdas que tensan la membrana consigue producir diferentes tonos musicales. En Senegal hay un gran movimiento musical fusionando músicas propias con otras no Africanas, y mezclando los instrumentos autóctonos con los Occidentales

Autor

  • Santacara, José Eladio

    José Eladio Santacara nacido en la localidad navarra de Carcastillo, es ingeniero de telecomunicaciones y viajero impenitente, entre otras hazañas cuenta con un viaje alrededor del mundo y posteriormente un viaje recorreiendo muchos paises africanos, Marruecos, Sahara, Mauritarnia, Senegal, Guinea, Malí, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benin, Nigeria, Camerún, Gabon, Congo, Angola, Namibia, Sudáfrica, Mozambique, Bostwana, Zambia, Malawi, Tanzania, Kenya, Etiopía, Sudán y Egipto. Probablemente se nos habrá quedado alguno.

    José Eladio Santacara en su página web www.munduatamusika.com fue relatando las jornadas de este periplo por África que ahora encontraremos en la Bitácora Africana

Más artículos de Santacara, José Eladio